viernes, 22 de abril de 2022

Cuatro horas en el Capitolio

 


Este documental, dirigido por Jamie Roberts, muestra el asalto al Capitolio por los seguidores de Trump, el 6 de enero de 2021, con el fin de impedir la certificación oficial del resultado de las elecciones y la designación de Joe Biden como nuevo presidente.

La película recoge parte del discurso que Trump pronunció ese mediodía en un acto multitudinario en el Mall (a 2,5 km de distancia del Capitolio). Dirigiéndose a miles de personas llegadas de todas partes del país, insistió en acusar a los demócratas de robarle las elecciones. El presidente derrotado, legítimamente derrotado por las urnas, dijo: “...Nunca nos rendiremos. Nunca cederemos. Ni hablar: uno no cede si ha habido robo... Ahora le toca al Congreso lidiar con este indignante asalto a la democracia y después nos manifestaremos, y yo estaré con vosotros hasta el Capitolio...Nunca recuperaréis nuestro país siendo unos débiles. Debéis mostrar fortaleza... Lucharemos...Y si no os empeñáis a fondo vais a perder este país...”

Como dice uno de los manifestantes entrevistados: “Todos los ingredientes estaban ahí para lo que pasó”.

Ya antes de que comenzara el discurso, un numeroso grupo de seguidores concentrado en el cercano monumento a Washington emprendía la marcha hacia el Capitolio. Entre sus consignas,  “¿De quien son las calles? Nuestras”, “Somos la nueva policía” y “1776”, en alusión a la rebelión que provocó la independencia de Estados Unidos.

Sobre la una, los políticos celebraban la sesión de certificación bajo la dirección la presidenta de la cámara de representantes, Nancy Pelosi, ajenos a la batalla que comenzaba en el exterior: los manifestantes atacaban con cualquier objeto a la policía que, poco a poco, retrocedía, en evidente inferioridad. Hacia las dos, consiguieron entrar rompiendo los cristales de las ventanas. Sorprende la reacción de algunos de los asaltantes, en una situación de tal tensión, quedándose maravillados por lo bonito que es el edificio. Dos horas más tarde el número de manifestantes no paraba de crecer y otro grupo también logró acceder por otra entrada, tras una lucha cuerpo a cuerpo con los policías que la defendían.

El documental narra lo que sucedió durante esas horas dentro y fuera del edificio. Los intentos desesperados de la policía por contener a una masa que les superaba por cientos, enfurecida y decidida a entrar por la fuerza. En el interior, los esfuerzos por proteger a congresistas, senadores y personal del Capitolio. Algunos llegaron a esconderse debajo de las mesas, en silencio, temiendo por su vida. Era especialmente delicada la situación del vicepresidente Pence –que no secundó a Trump en sus denuncias de fraude electoral y estaba dispuesto a verificar la certificación– y de Nancy Pelosi, a quienes los manifestantes iban buscando coreando sus nombres. El agente Eugene Goodman, que hoy es considerado un héroe, hizo de señuelo echando a correr para que los asaltantes le siguieran y consiguió alejarlos de la entrada del senado, lleno en aquel momento de políticos entre los que se encontraba Pence precisamente.

Es sorprendente la cantidad y calidad de los vídeos, en su mayoría grabados por los propios asaltantes con sus móviles. Si no fuera por la gravedad de los hechos, resulta hasta grotesca la cantidad de teléfonos que aparecen en algunos planos, comparable con la escena en la que se fuman unos canutos para vivir ese momento tan especial y también lo graban, claro. Otras imágenes son grabaciones de periodistas que estaban en el edificio y tomas del exterior de cadenas de televisión. Las escenas en directo se van alternando con entrevistas a algunos de los protagonistas grabadas después para el documental: policías, políticos, asistentes e, incluso, asaltantes.

La existencia de tal cantidad de imágenes permite que se muestre lo que sucedió sin añadir muchas explicaciones dejando al espectador formarse su propia opinión.

Hay muchas preguntas que son inevitables: la responsabilidad de la preparación y provocación del ataque; del peligro que corrieron cientos de personas y que se saldó con la vida de cinco de ellas y más de cien heridos; de la escasez de policías para el evento, cuando se sabía que podía ser muy conflictivo, y la lentitud de los refuerzos; de la tardanza de Trump en dirigirse a los asaltantes y pedirles que desistieran; y, por supuesto, de las consecuencias políticas que podrían haberse derivado si los asaltantes hubieran logrado su objetivo de impedir la certificación.  Las pruebas que se han ido conociendo a raíz de la detención de más de setecientos implicados y los primeros juicios que se están celebrando apuntan a que no fue una revuelta espontánea, sino que el asalto estaba mucho más planificado de lo que se ha pretendido aparentar.

Habiéndose dictado ya las primeras condenas, serán los tribunales los que tendrán que seguir esclareciendo todas esas responsabilidades.

 

Almudena Fernández Ostolaza

2 comentarios:

Juli Gan dijo...

Buena idea hablar también de cine documental. Me interesa el tema por deformación académica. Sin embargo, últimamente me ha dado por pensar que Biden ha hecho bueno a Trump. Trump no liaba berenjenales en el extranjero y Biden ya la ha liado, y gorda, con lo de Ucrania, porque tiene mucha implicación en esa barbaridad.

Noemí Pastor dijo...

Me encantan los documentales políticos y este me lo voy a ver en cuanto pueda. Me asombra qué rápidos son para eso los americanos: algo sucede y poco después ya tienen documentales, pelis series... Y esa inmediatez añade mucho atractivo.
Gracias por la recomendación, Almudena