viernes, 12 de marzo de 2021

Las Niñas de Derry

Derry Girls parecía el clásico producto cómico y posmoderno que el prejuicio podría haber mantenido alejado de mí. ¿Quién querría ver las aventuras de unas adolescentes en la Irlanda del Norte de los años 90 con todos sus conflictos? Seguro que lanzaban una mirada ácida a aquellos años duros con un prisma actual, y cínico, pero una vez visto el primer capítulo, no pude pensar más en lo que si no llego a verlo, me hubiera perdido una joya.

Y es que Derry Girls, que es una producción actual (la tercera temporada debería salir en algún momento de este 2021), es una bocanada de aire fresco para las sitcoms que vemos hoy en día. Empezamos porque recoge la tradición británica de hacer una comedia corta, con mala uva, pero con unos personajes entrañables (aunque llenos de defectos), además de unas temporadas lo suficientemente breves, como para que se te acaben en un suspiro.

Si esperas en Derry Girls, toda la carga posmoderna y la caída de la cuarta pared, no encontrarás nada de eso. El serie está hecha con unos medios escasos, pero bien aprovechados, y en vez de esperar un diálogo cínico y actual, pero plano, es vivo y dinámico, tanto, que parece realmente que estamos en los años noventa, con toda la alegría de aquella época, con un grupo de adolescentes, que se mueven entre sus hábitos de niñez y el querer ser las mujeres que creen que deben ser, y su entorno. Y son los personajes y el guión, tan vivo, tan bien hecho, los que te arrancaran la carcajada.

Creada por Lisa McGee para Channel 4, se basa en sus propias experiencias como una jovencita de Derry, en Irlanda del norte, en los años 90. Recordemos que es un momento muy caldeado políticamente, y es evidente, que el conflicto irlandés saldrá, pero como algo en el fondo de las vidas de las protagonistas, que sólo aspiran a una adolescencia normal, ya sabemos, fiestas, "dramas" escolares o chicos, entre otros.

La protagonista es Erin Quinn, ambiciosa, sarcástica, y un poco caótica, que vive junto a sus padres, su hermana (un bebé), su abuelo, su tía y su prima Orla, que es otra de las chicas, una joven que vive en su propio mundo y la más cercana a la niñez. A ellas se une Claire y Michelle. Claire, que se supone que es la voz de la razón, se deja llevar en la mayoría de las situaciones por su propia histeria y nerviosismo, mientras que la otra es el clásico ejemplo de chica rebelde que sólo quiere chicos y decir palabrotas. Cierra el grupo James, primo de Michelle que ha venido recientemente de Londres, y además de sufrir por el hecho de ser "inglés", su masculinidad es tomada en tela de juicio por ir al colegio católico, que está dirigido por la Hermana Michael, una monja cansada de la vida y de las tonterías, que gobierna la institución con mano de hierro, pero con mucho sarcasmo.

Las muchachas se irán metiendo, quieran o no, en unos divertidos líos, debido a su ignorancia, pocas luces, circunstancias o incluso unos familiares que tampoco es que ayuden mucho. De hecho, es muy interesante que la serie no queda en una historia juvenil, y vemos cómo Irlanda del Norte, como Irlanda, es un país muy mediterráneo en el sentido de lo que pesan las familias tradicionales.

Otra protagonista secundaria, pero que hará las delicias de los que vivimos en esa época, es la música. Bien escogida, hay varios temas por episodio que nos recuerdan a esa época.


Hay muchos momentos tronchantes e hilarantes, surrealismo y a la vez cariño, en un momento y lugar donde sólo es posible poder vivir e intentar ser una adolescente como se puede.

No digo más, sólo que la veáis y a ver qué os parece.

Carmen R.

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