En la semana del Orgullo LGTBI + ,no podía menos que escoger un título que sirviera también a la causa.
De manera aleatoria, recientemente descubrí "Tierra de Dios" una película del 2017 de Francis Lee protagonizada entre otros por Josh O´Connor y Alec Secareanu.
En un paisaje inglés tan bello como solitario, la vida de un joven granjero que vive con sus padres y que se dedica al cuidado del rebaño , da un giro radical con la llegada de un trabajador rumano.
Johnny Saxby se evade de una vida solitaria y aislada a veces bebiendo y otras a través del sexo esporádico y anónimo. Nada vaticinaba que pudiera salir de ese hastío al conocer a Gheorghe, un trabajador migrante rumano, que es contratado como ayuda adicional para la temporada de parto del ganado.
No sabemos si esta historia de amor surge antes con la carne que con la palabra, es posible que el cuerpo a veces tenga un lenguaje más directo y más honesto.
Esta ópera prima podría recordar a Brokeback Mountain pero aquí el relato es posiblemente más plano y más austero: las labores del cuidado del ganado, los partos, la construcción improvisada de muros para guarecerse del viento o del frío, se convierten en el telón de fondo de un vínculo forjado en condiciones climatológicas duras, frías de una belleza arrebatadora pero a la vez desoladora incluso inhóspita.
Esta "Tierra de Dios" es en parte un reflejo de la vida del guionista y director quien también tuvo que tomar la decisión de quedarse y trabajar en la granja de su familia o ir a la escuela de arte dramático.
Me interesa la evolución del personaje de Johnny, cómo busca la aprobación de su padre, incluso cuando después de una discusión decide ir en busca de Gheorghe. Hay un código no hablado, un mensaje cifrado en cada gesto, camuflando todo propósito con las labores que se requieren en la granja.
"Tierra de Dios" es una testimonio de unas vidas austeras, duras, alejadas de las ciudades pobladas, en contacto directo con la naturaleza, con el paisaje de Yorkshire pero también de una relación homosexual curtida en condiciones desafiantes, adversas, con momentos también cómplices.
Si alguien no la ha visto, es una película que bien merece una oportunidad.
En caso de que no queráis ninguna pista sobre el final, os sugiero que no leáis el último párrafo de esta reseña.
Se precisan historias de amor dentro del colectivo LGTBI que no terminen en tragedia por sistema, referentes que se bases en hechos reales y que sirvan de inspiración, de guía, puede que incluso en los tiempos convulsos que vivimos donde los delitos de odio siguen siendo noticia , un espacio libre para soñar juntos otros posibles desenlaces.
Feliz fin de semana
Troyana
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