viernes, 17 de noviembre de 2023

Volar en círculos

“Regla número uno de la Guerra Fría: nada, absolutamente nada es lo que parece. Todos tienen una segunda intención, cuando no una tercera”. John le Carré. Este documental es un juego inteligente con el espectador sobre la verdad y la mentira. Se articula en una larga entrevista al exespía británico David Cornwell, mundialmente conocido por el pseudónimo con el que firmaba sus novelas: John le Carré. Es un recorrido por la vida y obra del autor, inspirado en su libro homónimo, que refleja además su talla como novelista en cada una de sus respuestas maravillosamente elaboradas.
Comienza presentando la figura del “inocente”. El título original del libro y la película, The Pidgeon Tunnel, obedece a la profunda la impresión que provocó a le Carré en su juventud conocer el tiro al pichón en el que se dispara a palomas vivas, criadas en túneles oscuros, en el momento de su vuelo hacia la luz. Es una metáfora que aparece como una ilustración a lo largo de todo el documental. También, como preliminar, cuestiona la relación entrevistador-entrevistado, y aquí ya asoma su conocimiento sobre las técnicas de manipulación al hablar de la necesaria dependencia que es necesario crear en todo interrogatorio. Y el tercer elemento inicial es su fascinación por el embaucador (cazador del inocente). Una figura que le Carré conoció desde pequeño encarnada en su padre: un estafador profesional. Se refiere a él como alguien que amaba la mentira y el engaño porque le hacían sentir vivo y tenía “estallidos de inmenso carisma” cuando estaba engañando, como un actor en un escenario. El hijo aprendió a imitarlo, y este hecho junto a su educación elitista forjaron el candidato perfecto para ser espía. Sentadas las premisas, cualquier cosa que cuente a partir de ahí puede ser verdad o mentira, hasta su sonrisa en algunos momentos de la conversación sugiere que podría estar engañándonos. Y si se trata de un juego, podemos probar. Diría que hay dos clases de escenas: las anécdotas sobre su infancia, su educación en Eton y Oxford, su participación no muy relevante en el servicio secreto, los sucesos que le indignaron tanto como para escribir alguna de sus novelas, las personas en las que se inspiró, aunque no revele su identidad, el caso Philby,... o sea, las que recrean los hechos, parecen verdad. Quizá adornada, pero verdad. El segundo grupo son sus valoraciones. Terreno más resbaladizo. Que la arrasadora personalidad de su padre le marcó, parece indudable; si lo admiró, como él dice, o fueron otros sus sentimientos en una infancia tan difícil, quién sabe. Sobre el abandono de su madre es especialmente ambivalente. A mí me hace pensar en la extraña relación de sus personajes Smiley y Ann, una mujer que inflige un terrible daño, además público, incomprendida en su flaqueza y no perdonada, pero, aun así, muy querida. Sobre los servicios secretos creo que es cierta su teoría del atractivo de pertenecer a un club secreto, poderoso y exclusivo; también su arrepentimiento de haberlo mostrado en sus novelas como algo tan fascinante, y su desengaño (esto último porque no lo dice explícitamente). ¿Quiere hacernos creer que hizo de la necesidad virtud? ¿Que pertenece al bando inocente a pesar de ser un perfecto embaucador? El director, Errol Morris, es un original documentalista ganador de un Oscar por The fog of war , sobre el secretario de defensa durante la guerra de Vietnam, Robert S. Mcnamara, y autor de otros títulos premiados sobre temas muy dispares como las teorías de Stephen Hawkings o los abusos del ejército norteamericano en Irak. Suele emplear reconstrucciones guionizadas de hechos, teorías o pensamientos y, en ocasiones, un artilugio llamado Interrotron que permite que el entrevistado vea en la cámara la cara del entrevistador aumentando la sensación de cercanía entre ambos. En Volar en círculos destacan varios paralelismos muy acertados entre escenas de las obras de le Carré y los acontecimientos que las inspiraron. La estética onírica de algunas de las recreaciones, aunque no es mi favorita, contribuye a aumentar la atmósfera de ambigüedad. Lo que sí me he creído, y he disfrutado, son las reflexiones de le Carré sobre el arte de escribir: escribir siempre es un viaje de auto descubrimiento... ver como surgen las tramas y los personajes sobre el papel en blanco y siempre me cuentan pequeños destellos de quién soy yo... el escritor es un ladrón que roba experiencias aquí y allá y luego hace ilusionismo... todos los personajes tienen que tener algo del autor para estar vivos... Como decía al principio, el documental se inspira en el libro, pero para los amantes del maestro de la novela de espías recomiendo que lo lean después de ver el documental. Viene a ser un aperitivo. Almudena Fernández Ostolaza.

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