El otro día me acordé de este actor secundario tan expresivo. Solía aparecer en las pelis donde su gran amigo, Burt Lancaster, hacía de galán atlético con sonrisa muestra de dentífrico de los buenos. Nick Cravat era al amigo del prota (De Lancaster), siempre fiel y solícito, y resulta que es que no dejaba de ser cierto a grandes rasgos.
Nick Cravat era el nombre artístico de Nicholas Cuccia. Cuccia, pronunciado (Cuchia) denotaba el origen italiano de su familia. El bueno de Nick había nacido en el Brooklyn neoyorquino y de muy joven coincidió con Burt Lancaster en un campamento de verano, dicen. Lo cierto es que Burt y Nick se hicieron amigos y ambos, aficionados a la gimnasia y las acrobacias, acabaron montando un espectáculo que los llevaría al circo.
Con ese cuerpazo que gastaba Lancaster, esa sonrisa blanca e impertinente, esa agilidad y ese llamativo color del pelo, acabó siendo descubierto por un cazatalentos yéndose a Hollywood y teniendo éxito. Pero Burt no olvidaba a su colega Nick y se lo llevó para que también hiciera cine. Ambos salían haciendo saltos y piruetas exhibiendo una plenitud y fortaleza físicas envidiables.
Un elfo del bosque
El bueno de Nick siempre hacía de fiel escudero mudo. Siempre mudo. Hablaba con gestos y silbidos en las películas. Lo podéis ver en "el temible burlón" o "el halcón y la flecha". Pero, no, Nick no era mudo, a pesar de la gesticulación. Lo que le pasaba a Nick es que tenía un acento exageradamente marcado.
Acento de barrio, de su barrio, Brooklyn, y eso, en películas de época, ya sea en la Europa medieval, o en esos piratas del Caribe del siglo XVII, no quedaba demasiado correcto.
El prota y el secundario
Y Nick hizo pelis sin su colega Burt, siempre de secundario, Con Victor Mature, otro cuerpazo pero con un rictus facial un poco malogrado, con Dean Martin, con Jerry Lewis...
Buena forma físicaEn los años 60, los años del western, su colega Burt, lo enroló en historias del oeste. Fueron unas cuantas: Camino de Oregón; que viene Valdez; camino de la venganza; la venganza de Ulzana, eran unos títulos muy vengativos para dos camaradas, curiosamente. Una de sus últimas cintas juntos fue "la isla del doctor Moreau", una peli inquietante .
Inicios circensesY hoy he querido traer a la memoria a la memoria a este secundario mudo en la fición en ese dorado cine de los años 50 de aquél Hollywood tan dado a sacar historias de época donde un marcado acento neoyorkino no podía oírse.