viernes, 4 de junio de 2021

Los Ricos también Lloran

El ser humano desde siempre ha sentido fascinación por la vida ajena, y por claramente el chismorreo, algo que quizá nació cuando el Homos Sapiens adquirió las capacidades lingüísticas para hablar no sólo de lo que le rodeaba, si no también, de los que tenía a su alrededor. Y así evolucionó desde las crónicas romanas como la Historia Augusta, que se leen más como una columna de cotilleos de la prensa amarilla, hasta llegar a la Edad Media, en donde los campesinos se servían del chismorreo en procesos judiciales o conflictos de repercusión pública.

El ser humano siempre ha tenido  avidez por estos chismorreos, y aunque no surge la palabra "cotilla"  como tal, hasta el siglo XVI en castellano, o el término "gossip" con la Comedia de los Errores de Shakespeare, existir han existido.

The Boys from Siracuse, adaptación musical de 1940 de Shakespeare

La fascinación por conocer las vidas ajenas, y ver cómo afectan las pasiones más humanas a todo hijo de vecino, siempre ha resultado fascinante, y por supuesto, era natural, que la literatura acabara recogiendo este tipo de elementos, que llegaron a su grado máximo en los conocidos "folletines" del siglo XIX, novelas populares, que se originaron en Francia, pero que acabaron extendiéndose por todo el mundo. De hecho, Alberto Villegas Cedillo, reconoce una suerte de “movimiento literario” basado en la gran producción de folletines en Latinoamérica desde mediados del siglo XIX y principios del XX, y  advierte sobre una consideración negativa asociados a ellos: “Algunos consideran que este movimiento literario no es digno de tomarse en cuenta por carecer de calidad literaria y suelen llamarle: subliteratura,  infraliteratura o literatura de segundo o tercer orden".

Los medios y la popularización de estos libros, dieron lugar a las novelas románticas y populares, a las fotonovelas, radionovelas y finalmente, telenovelas, que se expandieron principalmente desde los años 70 a España, y que en la actualidad, se ven dominadas por producciones turcas.

Corrin y Josh O'Connor como un casting ideal de los Príncipes de Gales

¿Pero qué pasa cuando el "culebrón" tiene un número de capítulos limitados, y está hecha con una producción lujosa, actores reconocidos y solventes? Pues que esta historia que nos cuenta pasiones muy terrenales acaba alcanzando "status" de culto. Bien conocidos son las adaptaciones de "El Pájaro Espino", por ejemplo, que sigue siendo recordada por encima de otros productos del momento, o incluso hasta cierto punto, la serie "The Crown", que aunque histórica y de una factura excelente, no deja de entrar en el terreno de la murmuración.

Netflix nos ha traído dos nuevos ejemplos en el último mes: la miniserie "Halston" y una nueva temporada de "Luis Miguel", y por supuesto que el espectador quedará enganchado, porque cuenta historias de figuras más o menos conocidas (según seas un apasionado de la música melódica o de la moda), contadas con buen presupuesto, actuaciones correctas y sobretodo, morbo y cotilleo.

"Halston" un gran vehículo para el lucimiento en particular de Ewan McGregor, cuenta la historia de la subida y descenso a los infiernos del diseñador americano del mismo nombre. Una figura controvertida, rodeada de la farándula estadounidense de los años 70, con la gloria de vestir a la mujer americana del momento y poder "toser" a la "haute couture" (o más bien, prêt-à-porter francés), y sobretodo, salpicada por los escándalos del Studio 54: drogas, sexo desinhibido y glamour neoyorkino. Y admitámoslo, como si se tratara de un accidente a cámara lenta, la serie es muy probable que te enganche, pues está hecha con cierta factura clásica y buena planificación, aunque al acabar te preguntes, si ha podido ser lo que deseabas ver o no.

McGregor como Halston

McGregor y Ryan Murphy, el creador de la serie, han adaptado un polémico libro de Steven Gaines sobre la figura del diseñador, y ahora la familia, se queja del retrato realizado. Debemos entender que cualquier adaptación sobre una figura pública puede ser objeto de una posible "mitificación" o un "arrastre por el barro". Está claro, que mientras más escandalosa pueda ser la historia, más podrá impresionar al público. ¿Es el Halston de la serie el real? Bastante poco probable, pero no será difícil decir qué imagen quedará en la cabeza de los telespectadores, cuando el "relato" acabe con el "dato".

"Luis Miguel" es un caso curiosísimo en este tipo de "biopics". Está producida por el mismo artista, teniendo que cambiar nombres de personas reales, para evitar pleitos, y la vendió como un modo "contar su historia", algo que siempre había evitado.

La primera temporada, con un más que correcto Diego Boneta, quedaba eclipsada por el maravilloso Óscar Jaenada, que se comía al resto del reparto intepretando al padre más malvado de la historia de la televisión iberoamericana: Luisito Rey. La segunda parte adolece de la trama fuerte de la primera y de este personaje malévolo, pero sigue dejándose ver si estás interesado en el cantante o el momento y ambiente donde se desarrolla.

Oscar Jaenada y Diego Boneta como padre e hijo

El problema de "Luis Miguel" es que, obviamente, estás viendo la visión del propio artista, que está "arreglando" cuentas con su pasado, pero a la vez, te preguntas cómo puede estar mostrando partes de su vida donde no queda como la persona más brillante o inteligente, e incluso, por motivos de llamar la atención del espectador, muestra una cierta carencia de escrúpulos o nos meten "escenas subidas de tono", incluso alguna protagonizada por la "hija" del mismo con su novio. El artista se está mostrando "cómo es", dando detalles que podrían ser excesivos si se le considerara como una figura verdaderamente real.

Pero no, el Halston o el Luis Miguel que vemos ahí, por motivos admitidos o no, no es la realidad: esto  que ves es un culebrón, una nueva muestra de como decía aquella telenovela de los años 80, "los ricos también lloran", de apelar a nuestro morbo, cotilleo y ganas de murmuración, y la productora lo sabe. Porque la vida es la realidad, pero la ficción es un campo para la imaginación que acabará influyendo en el recuerdo de lo que es cierto.

Carmen R.

Fuentes:

- Alonso, Guillermo. Breve Historia del Chismorreo y la Murmuración: de los neardertales a 'Sálvame'. Vanity Fair, 2014.

- Cameron, Averil. El Bajo Imperio romano (284-430 d. de C.). Encuentro, 2001.

- De Bustos, Rosa. ¿Por qué chismorreamos desde hace 70.000 años?. La Vanguardia, 2020.

- Risco, Ana María. El folletín como producto de la cultura popular en la prensa de fines del siglo XIX. Entre el estereotipo y el reconocimiento de un género en el diario El Orden. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica (CONICET) - Universidad Nacional de Tucumán (Argentina), 2012.

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