Ésta será seguramente mi última
entrada en Zinéfilas hasta pasado el verano.
Por eso quería hacerlo con una
película que nos dejara a todos un buen sabor de boca.
En momentos de crisis global, de
incertidumbre, de convulsión social, nada mejor que una de esas películas que
nos hacen entrar en contacto con lo mejor del ser humano.
Robert Guédiguian ("Marius y Jeannette"1997) en "Las nieves del kilimanjaro"(2011) se inspira en un poema de Victor Hugo"La gente pobre" y en una canción de Pascal Danel que lleva el título de la película y sitúa la acción una vez más en su ciudad: Marsella,una ciudad luminosa y portuaria,cuya luz y color parecen entrar en armonía con un matrimonio de unos cincuenta años que se han pasado la vida luchando por la clase proletaria y ahora a las puertas de la forzosa pre-jubilación del marido,se plantean si han llegado a ser quienes soñaban.
Es difícil narrar la felicidad,porque la felicidad fielmente no se puede contar,es algo que se vivencia.Sin embargo, Guédiguian en la primera parte de la película nos transmite la imagen de un matrimonio feliz: Michel (Jean-Pierre Darroussin) y Marie-Claire (
Ariane Ascaride,compañera del director en la vida real).
Michel acaba de perder su empleo a causa de un sorteo en los astilleros de Marsella por el que la plantilla se ha reducido, pero eso no conseguirá desestabilizar un equilibrio que se asienta sobre el amor hacia Marie-Claire,la amistad con su cuñada y su marido y la buena relación que mantiene con sus hijos y sus nietos.
Sólo un suceso inesperado conseguirá alterar momentáneamente su mesurada alegría de vivir.
Michel y Marie-Claire son asaltados en su propia casa por unos encapuchados mientras jugaban a las cartas con la hermana de Marie-Claire y su esposo.
La película da un giro radical a partir de este suceso.Muchas creencias se ponen a prueba,se impone la empatía y el relativismo que entran en lucha con cierto sentimiento social de " ajuste de cuentas".
Guédiguian nos deja una reflexión en torno al ser humano y lo complejo que resulta a veces nuestro posicionamiento moral ante determinadas situaciones en la actualidad.De lo que no cabe ninguna duda a través de esta crónica,es de que hay seres humanos esencialmente buenos,como Michel y Marie-Claire y quizá por eso esta película me ha recordado a "Le Havre",por esa fe en la bondad y la fraternidad.
Hay una escena en la que ambos están sentados en el balcón de su casa y Michel se pregunta qué hubieran pensado de sí mismos hace veinte años si hubieran podido verse en el punto en el que están ahora,se pregunta si han llegado a ser quienes soñaban con ese espíritu nostálgico de un sindicalista que siempre luchó por la clase obrera y ahora teme haberse convertido en un burgués,en alguien que mira con distancia y desconfianza a sus iguales.
Marie-Claire,le dice que de poder haber visto hace 20 años una imagen de ellos en la actualidad,hubiera dicho:
" Se ven felices.Para ser así de felices no han debido hacer sufrir a nadie.No han sido indiferentes a los demás".
Las razones para no perderse esta película en el marco de una crisis no sólo económica si no de valores,son innumerables.Aparentemente sencilla en su trama y magistralmente interpretada por esta pareja de actores fetiche para el director,este cuento moderno nos deja una lúcida mirada sobre los estragos de la pobreza contemporánea,la conciencia de la clase media que luchó por los derechos de los trabajadores,el retroceso de los avances sociales y por encima o por debajo de los recortes,el desempleo y la delincuencia y el posicionamiento personal de cada uno frente al otro.
La banda sonora es un elemento más que suma,así el tema "Las nieves del Kilimanjaro" de Pascal Danel y la versión de Joe Cocker " Many rivers to Cross"aparecen en los momentos precisos creando una atmósfera casi mágica que llena por completo la escena.
Guédiguian nos hace una doble crónica,la social,partiendo del turbio momento que vivimos de crisis generalizada y la privada,ahondando en los duelos morales que sufren los protagonistas y las emociones que acompañan a esas disonancias.
Las dudas,las contradicciones,las inquietudes de sus personajes son las suyas y ésta,como él mismo ha admitido,es una constante en toda su filmografía.No se juzga ninguna situación por muy controvertida que sea,incluso aparentemente las más reprochables a nivel social,aparecen acompañadas de un por qué y nada nos resulta totalmente ajeno precisamente por ser humano en toda su imperfección.
Guédiguian nos hace una doble crónica,la social,partiendo del turbio momento que vivimos de crisis generalizada y la privada,ahondando en los duelos morales que sufren los protagonistas y las emociones que acompañan a esas disonancias.
Las dudas,las contradicciones,las inquietudes de sus personajes son las suyas y ésta,como él mismo ha admitido,es una constante en toda su filmografía.No se juzga ninguna situación por muy controvertida que sea,incluso aparentemente las más reprochables a nivel social,aparecen acompañadas de un por qué y nada nos resulta totalmente ajeno precisamente por ser humano en toda su imperfección.
Sin duda,estamos en un buen momento del cine francés,que sabe dejar abierta la puerta a la esperanza ante los abismos que nos asaltan.Estos personajes entrañables,contrariados ante la desesperación que en ocasiones deriva en la maldad,se exponen en un ejercicio casi de rebeldía a la comprensión y la solidaridad, lejos del camino más corto que conduce al ensañamiento,el rencor y la represalia.
En una sociedad donde diariamente se fomenta el miedo y donde se nos insta a ser regidos y dirigidos prácticamente en todos los ámbitos,me resulta casi una heroicidad que sigamos confiando los unos en los otros,más aún en los desconocidos y que seamos capaces contra todo pronóstico de implicarnos en las dificultades ajenas.Eso es justo lo que ocurre en "Las nieves del kilimanjaro"a cuyos personajes se podría aplicar aquello de:
Al final todos somos victimas de todos,pero en cualquier momento podemos darle la vuelta a la situación y cortar el círculo vicioso con sólo renunciar a ejercer de verdugos.
Y como a veces menos es más,hoy me despido de vosotr@s deseando que paséis un feliz verano, a ser posible sin dejar de lado el cine, que tantos buenos momentos nos da.
En una sociedad donde diariamente se fomenta el miedo y donde se nos insta a ser regidos y dirigidos prácticamente en todos los ámbitos,me resulta casi una heroicidad que sigamos confiando los unos en los otros,más aún en los desconocidos y que seamos capaces contra todo pronóstico de implicarnos en las dificultades ajenas.Eso es justo lo que ocurre en "Las nieves del kilimanjaro"a cuyos personajes se podría aplicar aquello de:
" El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad" (Ludwig van Beethoven)
Al final todos somos victimas de todos,pero en cualquier momento podemos darle la vuelta a la situación y cortar el círculo vicioso con sólo renunciar a ejercer de verdugos.
Y como a veces menos es más,hoy me despido de vosotr@s deseando que paséis un feliz verano, a ser posible sin dejar de lado el cine, que tantos buenos momentos nos da.
Troyana.
Posdata: Otras recomendables entradas de esta misma película las podéis encontrar aquí,de nuestra compañera Zinéfila Manderly , Jordicine
y Daniel.
Posdata: Otras recomendables entradas de esta misma película las podéis encontrar aquí,de nuestra compañera Zinéfila Manderly , Jordicine
y Daniel.