El tema de por qué las actrices, una vez dejar de ser/estar/parecer unas jovencitas desaparecen de la primera división cinematográfica, o como mucho visitan las catacumbas, en el mejor de los casos, de los papeles de las (también atractivas) madres de la protagonista o de las sufridas esposas de Robert De Niro. Aunque es difícil hacerse un hueco en ese "nicho" ya que todos esos papeles ya están copados por Diane Keaton y Blythe Danner (aka la madre "real" de G. Paltrow).
Exceptuando a Meryl Streep la televisión parece el refugio para las (grandes) actrices maduras como Glenn Close que, por lo menos, tiene la fortuna de haber protagonizado una serie de reconocida calidad en esta especie de época dorada de las series que se supone que estamos viviendo.
Pero nada de esto es nuevo, de hecho la situación ha mejorado (aunque no demasiado). Y es que en el Hollywood mítico, las grandes estrellas femeninas se retiraban por completo apenas cumplían los cuarenta años, o pasaban a ser "viejas glorias" que constituían los repartos de los especiales de televisión y que solían terminar sus carreras en los 70, con una aparición estelar en "Colombo" o "Vacaciones en el Mar".
El mejor ejemplo podría ser Marie Astor, cuyo papel más recordado será la protagonista, junto a Bogart, del clásico del cine negro "El halcón maltés" junto a Bogart. Tan solo ocho años después, aparecía en una de las versiones de "Mujercitas".
¿Que cuál de las versiones del clásico navideño? Pues la dirigida por Mervyn LeRoy en 1949 que, para entendernos, es la protagonizada por June Allyson. Sí, esa en la que aparece Elizabeth Taylor como una adolescente con inverosímil teñido rubio.
El papel de Astor era el de.... la madre.
Y a partir de ahí, rodó apenas otra película y el siguiente título en el que apareció era en un homenaje al cine mudo: como pasar de diez años de mujer fatal de título mítico a reliquia viviente sin haber cumplido los 45.
En los cincuenta pasó al refugio de la televisión que ya no abandonaría. En cine apenas sí volvió a aparecer, aunque tiene el honor de que su último trabajo acreditado no sea algún título vergonzante del tipo "Las chicas malas del valle", sino una película candidata a los Oscars como "Canción de cuna para un cadáver".
Título con el que volvió a cumplir con un tópico de las actrices que vivieron sus años de esplendor en los años cuarenta, el actuar en una de esas películas truculentas de Robert Aldrich de los 60 protagonizadas por actrices "maduras" que seguían la estela de "Qué fue de Baby Jane".
Pero volvamos a su primer papel de "madre", y a una de sus hijas de ficción: la guapísima y mega estrella Janet Leigh.
Echando un vistazo a su amplia filmografía, vemos que en apenas doce años, la madre de Jaime Lee Curtis apenas sí dejó de trabajar, prácticamente toda su carrera cinematográfica se dio en ese espacio de tiempo entre 1949 y 1960.
Su currículum parece un listado de grandes obras maestras de los cincuenta que recomiendo a todos los que tengan la suerte de no haber visto y poder disfrutar por primera vez : "Los Vikingos", "Sed de Mal", "Scaramouche" y la imprescindible "Colorado Jim".
Además de la calidad de los títulos en los que apareció, fue una actriz sumamente taquillera a la que los estudios hacían trabajar sin descanso, por ejemplo en la serie de películas, generalmente comedias, que protagonizó con su marido de entonces, Tony Curtis, con el que formaba la pareja oficial de guapos del Hollywood de los 50.
Por si fuera poco, en 1960 protagonizó la escena con la que pasó a la Historia del Cine (así, con mayúsculas), una escena que muchos de los que no hay oído hablar de títulos fundamentales del cine como la mencionada Colorado Jim, sí que han visto ya que fue la víctima del acuchillamiento más escalofriante que jamás (no) se haya visto en película alguna, en "Psicosis".
Leigh especialista en escenas en el baño |
Y poco después de convertirse en "la chica de la ducha de Psicosis", su ritmo de trabajo se ralentizó considerablemente, al tiempo que estrenaba una imagen algo más madura con ese horrible peinado ahuecado de "madre-del-novio-y-madrina" que aún resiste en las cabezas de muchas jubiladas.
Aunque aún tendría una de los papeles principales de una película a recordar "El mensajero del miedo" (primera versión) en 1966, a la provecta edad de 39 años, comenzó su retirada del cine.
El resto de la década de los 60 y durante los 70 apenas sí trabajó fuera de la televisión, donde apareció en los preceptivos "Vacaciones en el mar" y "Colombo" (por supuesto) y en alguna que otra película "de después de comer" del tipo "Obsesión Fatal" (aunque igual hubiera dado que hubiera sido "Traición mortal" o "Falsa amistad"), aunque no dejó de aparecer en la gran pantalla, ningún título destaca, salvo "La Niebla".
La pareja oficial de guapos con Jaime Lee y su hermana |