Hoy me dispongo a hablar de la “Trilogía del Cornetto”, dirigida por el británico Edgard Wrigth y que comprende de las siguientes películas: Shaun of the Dead/Zombies Party (SD), Hot Fuzz/Arma Fatal (HF) y The World’s End/Bienvenidos al Fin del Mundo (TWE), que el mismo director co-escribió con el actor y guionista Simon Pegg.
Podría empezar comentando la extraña manía de coger los títulos originales y dejarlos irreconocibles en su versión española, pero nos daría para más de un artículo, y ése no es el objetivo de hoy.
La primera película de esta trilogía se hizo en el año 2004, y sus ganancias multiplicaron por cinco el valor de su presupuesto. Lo mismo sucedió con la segunda de 2007, y sólo en la tercera, de 2013, se consiguieron ganancias menores. En resumen, estas películas inglesas, sin grandes estrellas Hollywoodienses, recaudaron más de 150 millones de dólares.
Pero independientemente de su éxito comercial, es mejor hablar de sus valores cinematográficos. Las películas de la trilogía no repiten sus personajes, ni cuentan una única historia, pero en ellas se reiteran las ideas de “pasarlo bien” y de valores como el amor, la amistad y la libertad. De hecho, cada film, refleja uno de estos puntos de forma principal durante su desarrollo. Todo esto desde un filtro que combina un desternillante humor inglés, y la tradicional serie B de terror hecha en las islas británicas.
Recordemos que productoras clásicas británicas en los años 50 y 60, como la Hammer, ya habían instaurado todo un género en el Reino Unido, con historias plagadas de invasiones alienígenas, muertos vivientes o comunidades ideales de lo más demoniacas, que hacen lo que sea por el “bien común”. Estos puntos de partida propios del cine de este país, son tomados en estas películas, y con esa fachada, se construye una historia gamberra y divertida, propia de la imaginación de una noche de juerga entre amiguetes (que no digo yo que no nacieran así), en la que se sumergen valores más intelectuales, propios de narrativas clásicas: la búsqueda del grial (completar el tour de los pubs en TWE), recuperar el amor romántico (o una exnovia, SD), aceptar la identidad y la amistad (el reconocimiento de los protagonistas en HF), vivir en la rutina sin saber hacia donde se va (SD), el amor cortés (uno de los protagonistas, embelesado desde la infancia con una chica, en TWE), crecer y hacerse adulto (los protagonistas de TWE), el amor a la familia (SD), etcétera.
Pero quizá lo que más llama la atención al ver esta trilogía, no sólo es la capacidad de entretenimiento o la doble lectura, es la cinematografía de las mismas. Wright, es un auténtico genio que utiliza todos los recursos en su mano para que el espectador no consiga aburrirse en ningún momento. Como si se encontrara en un tebeo o dibujo animado, las imágenes se van sucediendo a un ritmo frenético… Así, al verlas, es mejor olvidar las comedias actuales, donde los personajes hablan como si se tratara de un club de chistes, y sólo una gracia rancia puede llegar a impactar; en cualquiera de estas historias, cada escena es un ataque masivo de humor inglés, gag visual, música bien escogida con el momento, y todo para arrancar una carcajada al espectador, y no darle tregua alguna. Como una imagen vale más que mil palabras, os dejo este gran vídeo de Tony Zhou sobre la comedia visual en Wright, que también incluye imágenes de otra película suya: la adaptación del tebeo de Scott Pilgrim contra el Mundo.
Como podéis ver, durante la trilogía, dos actores repiten papeles protagonistas: son Simon Pegg y Nick Frost. Pegg y Wright se conocieron al realizar la serie Spaced, que narraba la vida de un par de veinteañeros que vivían juntos, con muchas referencias a la cultura pop y al humor más surrealista. Así, no sorprende que se implicaran en la escritura de Shaun of the Dead algunos años después, y que la trilogía comience con unos jóvenes luchando por su amor en un mundo apocalíptico, y acabe también con un escenario similar, pero en este caso, con unos cuarentones, que finamente, parecen encontrar sentido a sus vidas. Es lógico, que al igual que los años pasaban, los guionistas también experimentaran cambios y necesitaran comunicarlos en la pantalla.
Frost también fue parte del reparto de Spaced, y algunos de los actores que pasaron por dicha serie, acabaron formando de parte de estos films, de forma más o menos habitual (todo quedaba en casa, al parecer), al igual que otros, que se repiten en alguna de las películas o en todas ellas. Así, podemos encontrarnos a Martin Freeman, Bill Nighy, Rafe Spall, Paddy Considine o Peter Serafinowicz, entre otros.
Resulta curioso también, que en todos los films, se cuenta con un actor de cierto prestigio, que juega un papel fundamental, pudiera ser que con un toque de villano de la trama. Así, en Shaun of the Dead, tenemos a Bill Nighy, en Hot Fuzz a un Timothy Dalton icónico, y cerrando la trilogía, nos encontramos a Pierce Brosnan.
Pero quizá la mayor pregunta que os podéis hacer tras leer este artículo es ¿por qué se llama la Trilogía del Cornetto? El nombre se debió a una broma del director durante la promoción de Hot Fuzz y The World’s End, ya que tras haber puesto un helado Cornetto como la cura contra la borracherra en Shaun of the Dead, incluyó algunos planos más con este alimento en las otras películas, creando así una trilogía, e incluso bromeó que podía ser como la de los Tres Colores de Krzysztof Kieslowski, pero con tres sabores. En el fondo, cada película queda representada por un color o sabor de Cornetto:
- Rojo (o sabor a fresa) por el gore y la sangre del terror en Shaun of the Dead.
- Azul (o sabor clásico) por el color de la ropa de los policías ingleses en el thriller de acción de Hot Fuzz.
- Verde (o sabor menta) por representar a los marcianos clásicamente como de color verde en los films de ciencia ficción como es The World’s End.
¿No os animáis? Buscad las películas, lo pasaréis muy bien.
Carmen Romero.