viernes, 29 de noviembre de 2024
Rapa (Serie, 2022-2024)
viernes, 22 de noviembre de 2024
Missing (Desaparecido)
Me reencontré con esta peli a principios de agosto de 2024, en La 2 de Televisión Española, cuando todavía no estaba apaciguado (¿lo está ya?) el asunto de las elecciones venezolanas del 28 de julio. No sé si, al programar entonces este film de 1982, Televisión Española nos estaba queriendo decir algo, pero lo que sí tuve seguro es que Missing, repito, de 1982, en 2024, más de cuarenta años después, no ha perdido vigencia.
Os cuento algo de su director, Costa Gavras, quien, a sus 91
años, soporta la etiqueta de autor de “cine político”, concepto que debemos
urgentemente revisar y destruir, pero este es un asunto que no voy a tratar
ahora. Me gusta más decir, como dice la Wikipedia en español, que cultiva el
thriller político y la ficción social.
Costa Gavras, nacido en Grecia y emigrado a Francia,
desarrolló en el país galo buena parte de su carrera y luego ha trabajado
también abundantemente en los USA. La verdad es que este buen hombre se ha
metido en todos los charcos. Os pongo algunos pocos ejemplos. En Z (1969)
abordó el terrorismo de estado. En El sendero de la traición (1988), la
extrema derecha rural racista en los Estados Unidos. Y en La caja de música
(1989), los tentáculos del nazismo emigrado al otro lado del charco.
Costa Gavras, además de dirigir, también ha firmado el guion
de muchas de sus películas y ha trabajado también con Joe Eszterhas, guionista
que no es santo de mi altarcito, que me chirría mucho y que está sobrevalorado.
Pero tampoco voy a abrir ahora ese melón, porque tengo que seguir hablándoos de
Missing. Os hago una breve sinopsis de su argumento: Charlie Horman, un joven
norteamericano que reside en Chile con su esposa, desaparece durante las
primeras horas del golpe de estado de Pinochet, en 1973. Su padre, ejemplar
ciudadano de los USA y orgulloso de su democracia, viaja a Chile para buscarlo.
Lo mejor de esta peli es Jack Lemon (da igual cuándo leas
esta frase y da igual a qué película se refiera), aunque hay que reconocer
también el mérito del guion, que construye un arco de personaje, el del padre del desaparecido, que transita
fluidamente desde la confianza absoluta en las instituciones de su país al
desencanto más doloroso cuando se le revela la verdad, revelación que resulta
ser aun más lacerante al comprobar que no se enfrenta solo a unos pocos
funcionarios y militares sin escrúpulos destinados en Chile, sino a
absolutamente todo el sistema institucional y económico de los USA.
Sissy Spacek, como esposa del desaparecido Charlie, hace
bien su papel, pero el personaje quizás se nos antoja hoy demasiado ñoño,
ingenuo o naif.
Los funcionarios americanos están genialmente retratados.
Son mentirosos, sibilinos, retorcidos. No dan la cara jamás y te vencen por
agotamiento, porque construyen un muro de indiferencia y te permiten golpearte
la cabeza contra él todas las veces que sean necesarias, hasta que te quedes
sin cerebro.
Missing está basada en hechos reales. Charles Horman era un
periodista neoyorquino que vivía y trabajaba en Santiago de Chile cuando el 11
de septiembre de 1973 un golpe de estado militar depuso al presidente Salvador
Allende. Horman fue detenido en las primeras horas y ejecutado, pero este hecho
le fue ocultado a su familia, para quien Charlie estaba missing, desaparecido.
Su esposa lo buscó sin éxito y su padre, Edmond Horman (el personaje que
interpreta Jack Lemon no se llama como él) viajó a Chile para ayudar en la
búsqueda.
Así que Charlie, su esposa y su padre existieron de verdad.
Ray E. Davis, el Jefe del Grupo de Asistencia Militar de Estados Unidos en Chile,
existió de verdad. Y Frank Teruggi, uno de los compañeros periodistas de Charlie,
también existió de verdad y también fue ejecutado, tal como nos cuenta la peli.
Missing se basa en el libro “The Execution of Charles
Horman: An American Sacrifice”, escrito por su hermano Thomas (en la peli
Charlie era hijo único), que fue publicado en 1978. Tras el éxito del film,
cuatro años después, el libro volvió a publicarse con el título Missing.
Sé que me ha quedado una entrada poco cinematográfica, que
he hablado de otras cosas más que de puro cine, pero el cine también es esto o,
al menos, también nos conduce a esto. Mi excusa es que Missing acaba con Jack
Lemon anunciando a los funcionarios y militares estadounidenses que tendrán que
enfrentarse a la justicia de su país, que habrá un pleito, y a mí me apetecía
enterarme de qué pasó con el pleito, pero no os lo voy a contar. Solo os digo
que hubo un pleito y, luego, otro pleito.
Y para compensar y acabar hablando de cine, me sumerjo en la
escena en la que a Sissy Spacek, que busca a su marido por todo Santiago, la
pilla la noche y el toque de queda en plena calle y debe refugiarse de los
disparos en la entrada de una tienda, en un escaparate. Allí, aterrorizada,
llega a quedarse dormida y en su duermevela, en un momento en el que abre
mínimamente los ojos, ve trotar por las calles de Santiago un caballo blanco al
que persiguen a tiros, desde un carro de combate, los militares.
Y así se despide vuestra amiga
viernes, 15 de noviembre de 2024
La amiga estupenda. Temporada 4
viernes, 8 de noviembre de 2024
Elogio a la peli de la siesta
Sí, ya sé que aquí hablamos muchas veces de cine de autor, de festival, de nouvelle vague, del neorrealismo, o del expresionismo, por ejemplo, pero a mí me gusta reivindicar los "pequeños gustos" que a veces se dan en la vida. Porque a veces sólo te apetece llegar a casa, sentarte en el sofá, tomarte una cuajada, y no te importa si es de supermercado, le echas el azuquita, le das vuelta y para adentro. Y hay géneros que a veces son muy denostados, pero que acabamos cayendo en ellos, e incluso, cuando Morfeo no nos arropa entre sus brazos, hasta se descubre que lo que hemos visto no ha sido ni tan horrible, ni tan repetitivo.
Sí, ya sé lo que me vais a decir, que la mayoría de las historias provienen casi de una inteligencia artificial, que siempre junta lo mismo, dependiendo del tipo de historia:
- Asesinos y psicópatas: novia, niñera, novio, suegra, letal y mal de la cabeza que te perseguirá más que Marc Anthony en sus canciones, mientras, sólo intentas salvar tu vida.
- Romance, y principalmente es la urbanita contra el del pueblo (o viceversa): joven de ciudad encuentra sus raíces y acaba poniendo una floristería junto con un antiguo amor o excompañero de institiuto.
- Catástrofes: donde cualquier buen daño une a una pareja.
- Las de temporada: de Navidad (las más populares), de San Valentín, de Halloween, de Acción de Gracias...
- Los cozy misteries: porque todo el mundo puede ser Poirot con colores pastel o Miss Marple pero sin quedarse soltera.
- Las europeas: un montón de gente rubia de Suecia o Alemania se hacen pasar por ingleses en Cornualles, o bien acaban en exóticos lugares para el verano como Salamanca (¡qué rodaron allí!)
Ni el Star System te ata tanto como las pelis de Hallmark |
El jamón verifica que estaban en Salamanca, ¡lugar maravilloso! |
viernes, 25 de octubre de 2024
72 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián II (Perlas y otras cosas)
viernes, 18 de octubre de 2024
72 Edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián
viernes, 11 de octubre de 2024
Die Welle (La Ola, 2008)
No sé quién fue el artista que la programó, pero el mismo día que la AfD (Alternative für Deutschland), un partido nazi, ganó en Turingia y casi en la baja Sajonia (Länder alemanes, que son algo más que nuestras comunidades autónomas), en uno de esos canales dedicados a poner cine, difundieron "la ola", (Die Welle), esa peli alemana de 2008 que dejó impactada a la gente en los cines, y yo me la volví a tragar entera.
Cooomoo Una ooooolaaaaaa...No es que sea un peliculón, pero tiene cierto atractivo por la historia que cuenta, y aunque es, quizá demasiado moralizante, con su fanático desquiciado y todo, hace pensar, que es de lo que se trata. Cuando la vi estrenada en el cine yo ya era una adulta, pero estoy convencida que es el tipo de peli que te ponen en clase de ética o filosofía o lo que sea que dan los niños ahora en "bachi", y ojalá que en la ESO. Mi profe de la optativa nos puso "yo, Cristina F" (Una peli brutal sobre la juventud y las drogas) y dos buenas pelis sobre el ambiente dictatorial del cono sur latinoamericano impuesto marcialmente por ese "amigo de los niños", pero, sobre todo, de los militares torturadores que fue Henry Kissinger. Nos proyectaron "Missing, desaparecido" y "la noche de los lápices". Eso te hace abrir los ojos al cine y al ambiente que te rodea.
Rainer, el profe "enrollao".Volviendo a "La Ola". La peli nos enseña a Rainer, el profe del instituto de bachillerato enrollado. Treintañero, informal, que escucha punk y vive en una barcaza con su novia, también profesora. Es la semana de proyectos del gymnasium (Los alemanes le llaman "guimnasium", ge suave, a la enseñanza secundaria). Él quiere dar clase de anarquismo, pero se lo ha pedido otro profe con pinta de oficinista (americana y corbata) así que le toca dar autocracia. No le hace ni pizca de gracia, porque va en contra de sus ideas presumiblemente izquierdistas, pero ahí va.
Por otro lado están los alumnos. La peli se centra en unos pocos como Marco (El Wofgang de Sense 8 de las hermanas Wachowski), joven deportista criado en familia desestructurada. Juega al waterpolo en el equipo del insti y es el novio de Karo, una chica acostumbrada a liderar; Lisa, su amiga, siempre a la sombra; Sinan, el deportista sin mucho interés por los estudios que es de familia turca .También están otros chicos como el rico, el matón y, por supuesto, el chico marginado.
Sinan, el deportista, ayuda a su ahora amigo Tim, el marginado.Es natural que la peli la rodaran los alemanes. Llevan 70 años con la culpabilidad de la segunda guerra mundial a cuestas...Hasta ahora, visto el auge ultraderechista. No conozco alemán de cierta edad que no se sienta culpable por pertenecer al país que aupó a los nazis. Sin embargo me hace cierta gracia la ignorancia y el descaro del mundo y del chaval de familia turca, Sinan, cuando están hablando de esta vergüenza alemana y el muy imbécil dice que a él no le toca porque es turco. Porque, claro, ni su puta madre sabe que Turquía (Si Alemania sigue siendo el III reich, Turquía me vale como Imperio Otomano) asesinó a cientos de miles de armenios hace un siglo en lo que se llamó el genocidio armenio, que es ignorado por la ONU, por el mundo en general y por Turquía que prohíbe decir o publicar nada en su país sobre eso y se cabrea mucho si alguien lo suelta por ahí. Hay que tener cara, pero volvamos al tema.
En unos pocos días, la clase que imparte el señor Wenger, porque ya ha dejado de ser el enrollado e informal Rainer, se transforma. Se respira un ambiente de unión y camaradería entre los compañeros, que deciden vestir igual, que nunca se había dado. La mayoría se entusiasma y se emborracha del ambiente fraternal que desprende el grupo que asiste a clase del señor Rainer. Los hay disidentes, claro, y eso empieza a afectar a las relaciones entre los alumnos y, definitivamente, todo el mundo. Una semana lectiva, que son cinco días, lo transforman todo, incluso a Rainer, que tarda en darse cuenta de las dimensiones que su clase de autocracia ha adoptado. Final impactante.
De rojo, un blanco perfecto.La peli se limita a dar pinceladas de las casuísticas que se pueden dar en los miembros de una sociedad cerrada destinada a ser una élite social y/o política y no ahonda más. Eso se lo deja al espectador para que lo rumie una vez vista la cinta.
Tim es un chaval sin aptitudes sociales, pero la Ola lo transforma.Por cierto, la peli está basada en un libro que recoge un experimento escolar realizado en el Palo Alto californiano de los años 60 que tuvo, por lo que se comenta, un desenlace que cercenaron de golpe ante las dimensiones que estaba tomando el dichoso "experimento". Si no la habéis visto, tal y como está el mundo últimamente, es más que recomendable. En caso de que sí la hayáis visto, me remito a la misma recomendación, porque sigue dando para reflexionar.
Que el cine os haga libres;
viernes, 4 de octubre de 2024
El Conde de Montecristo
Me habían llegado noticias de la existencia de esta película francesa, la enésima revisión del popularísimo relato de Alejandro Dumas, especialmente a partir del artículo publicado en este mismo blog por nuestra compañera Carmen R. Pero yo no le había hecho mucho caso; no al artículo, no; al artículo sí le hice caso. No hice caso a la película, en general, quizás porque el genial artículo de nuestra compañera no era precisamente elogioso.
Hasta este verano. Hasta agosto, concretamente, cuando pasé
unós días en Francia y pude comprobar cómo el cartel de la película (el afiche,
decía mi madre, sin saber que utilizaba un galicismo que también se usa en euskera:
afixa), con un primerísimo plano del
rostro trágico de Pierre Niney, lucía en todos, absolutamente todos, los cines:
en las multisalas de ciudad y en los deliciosos teatros únicos de los pequeños pueblos.
En Francia El Conde de Montecristo ha
sido una sensación, un taquillazo, y no es para menos.
Así que voy a discrepar un tanto de nuestra sabia compañera
Carmen R., voy a intentar de hablar de otras cosas que su erudito artículo no
mienta y os voy a explicar por qué esta película posee todos los ingredientes y
cumple todos los requisitos para convertirse en un clásico del cine histórico
de aventuras.
Primero, y obvio, quizás demasiado obvio, porque es El Conde de Montecristo, estúpido; un
relato que ha cautivado desde su publicación, que se ha revisitado en todos los
formatos (cine, radio, televisión, tebeo, audiolibro…) y que no deja de
gustarnos porque nos conecta con el argumento universal del príncipe caído a
los infiernos que consigue escapar de un destino nefasto y regresa envuelto en
gloria para vengarse o para restituir la justicia. Con variantes, es la
historia de Ben Hur, la del jorobado de Lagardère, relatos todos ellos que
forman parte de nuestro sustrato literario y audiovisual y nos agradan, en
parte, porque nos enlazan a nuestra infancia.
La traducción del filme al español ha ayudado a reforzar ese
vínculo, al dar los nombres de los protagonistas en español, según los antiguos
usos. Así, Edmundo Dantés sigue siendo para nosotros Edmundo Dantés, y no el Edmond Dantès
original, Fernand Mondego se convierte en Fernando y así todo mantiene
ese toque de antaño.
Segundo, El Conde de Montecristo
triunfa porque es una superproducción. Dicho de manera técnica, ahí han metido
pasta que lo flipas. No han reparado en gastos y me parece muy bien, porque eso
es lo que hay que hacer cuando te enfrentas a un proyecto así de ambicioso:
mete dineros a tope; y si no, no lo hagas.
Aquí me han hecho caso. Se han dicho: “A por todas, a lo
grande, en plan americano”. Dicho y hecho, lo han conseguido. No tiene nada que
enviar esta producción a las hollywoodenses del estilo. Está a su altura en
muchos aspectos y el principal es el que os digo: que se han dejado la pasta.
Sin una superinversión, el cine europeo no habría alcanzado nunca estas cotas.
Y estos niveles americanos me llevan al tercer motivo del
éxito de El Conde de Montecristo.
Tercero, porque, con toda humildad, el filme hace cariñosos guiños
a otras superdroducciones americanas de aventuras. Ya he citado Ben Hur, el regreso y el ansia de
venganza o de justicia. No puede una tampoco dejar de pensar en Batman, al ver a este noble solitario,
siempre vestido de negro, tan estilizado él, en su magnífico castillo tan
extravagante como lujoso, rodeado de colaboradores recolectados acá y allá de
unas vidas tan trágicas y aventureras como las de su mentor.
Tiene también el protagonista algo de superagente secreto
que sabe hacer de todo y todo lo hace bien. Como James Bond, como Jason Bourne,
ha tenido un largo, muy largo, periodo iniciático al lado del abate Faria, en el
que ha aprendido multitud de lenguas, ha aprendido a luchar, a disparar y todo
lo que resulta necesario para ser el héroe solitario perfecto.
Y hasta Indiana Jones
nos viene a la mente en algunas escenas. Interpreto estos pequeños homenajes como
una humilde manera de hincar la rodilla, rendirse ante la superioridad
americana e intentar imitar, recrear y aprender todo lo que se pueda.
Y el cuarto motivo viene dado por una multitud de buenos
ingredientes, más o menos esenciales o complementarios. Ante todo, una banda
sonora verdaderamente épica; a ratos puede resultar un pelín machacona y
repetitiva, pero sin duda cumple con sus pretensiones de grandiosidad. Su
compositor, Jérôme Rebotier, ha compuesto para decenas de filmes franceses (también
para cortos, documentales y series) y también tiene su discografía particular. Y,
para no alargar demasiado este artículo, solo citaré a los eficientes intérpretes
franceses: sólidos, discretos, sobrios y de evidente formación clásica.
Por acabar con algunos peros a la película, diré que tres
horas de metraje son demasiadas, que media horita menos habría encajado mejor y
que algunas escenas se alargan demasiado; por ejemplo, para mí siempre son
excesivamente largas las luchas y las peleas, incluidas las de espadachines,
por mucho que aprecie su estilizada coreografía.
Y eso es todo, amigas. Ha sido una hermosa sorpresa de fin
de verano este rencuentro con mi mundo literario de la infancia, de la mano de
una película que, estoy segura, veré con gran placer unas cuantas veces más.
Os saluda vuestra amiga
Noemí Pastor
viernes, 27 de septiembre de 2024
Presunto inocente, la serie.
viernes, 20 de septiembre de 2024
Casa en llamas
lunes, 22 de julio de 2024
El "falso" Conde de Montecristo
A esto hay que añadir que, lamentablemente, parece que son los mismos escritores o las mismas obras, las que se acaban llevando a la gran pantalla. Mientras podemos "palidecer" esperando una versión de "Norte y Sur" de Elizabeth Gaskell para el cine, o cualquier tipo de adaptación para "Memorias de un Solterón" de Emilia Pardo Bazán (si no la habéis leído, hacéros un favor, e id a por ella), volvemos a escuchar como "Cumbres Borrascosas" tendrá una nueva revisión (*) de la mano de Emerald Fennell ("Promising Young Woman", "Saltburn").
Adaptación de Norte y Sur de 1975, mi favorita y la pongo porque "quiero" |
Y en esa línea, nos vamos con Alexandre Dumas (Padre), cuyos "tres mosqueteros" aparecen de vez en cuando en nuestras pantallas, como el año pasado. Aunque mejor que aquella "bizarrada" con Logan Lerman que acababa con "combates aéreos", Alexandre de La Patellière y Matthieu Delaporte firmaron una película en dos partes, con un elenco maravilloso formado por Eva Green, Vincent Cassel y François Civil, pero con un sabor de boca amargo, por una revisión que adaptaba formas de las películas de acción estadounidenses, una banda sonora deudora de Zimmer, y una versión del libro totalmente agridulce. Pensando en que sería el gran éxito francés del año y dominaría el espacio internacional, consiguieron convencer a diversos productores para embarcarse este año con otro Dumas: El Conde de Montecristo.
En los últimos mosqueteros, no hay mucha agua ni jabón |
Esta película nos llega a España en agosto y ya adelanto que como en el caso de los Mosqueteros, el que espere fidelidad a la obra, o a las formas, puede ya irse decepcionado. Este Montecristo, encabezado por Pierre Ninney, y secundado por Laurent Lafitte, es otra adaptación moderna, que se esconde en un entramado de época, que no respeta el momento histórico (aunque por supuesto no es Bridgerton en lo que se refiere a vestuario), que sacrifica la riqueza del texto original mediante cambios que no se entienden, y que están hechos pensando en una audiencia contemporánea, a la que no se espera que reflexione mucho durante las casi 3 horas que dura la película.
En general, si no se conoce el texto de Dumas, se puede ver una película de época, más o menos correcta, pero a la que le "falla" algo, que cae en tópicazos sin sentido, y cuyo protagonista, en vez de ser una fuerza de la naturaleza y la venganza, casi sobrehumana, se dedica a autoflagelarse y sus momentos de brillantez, quedan ensombrecidos, por un punto de vista posmoderno, cansado y muy poco espectacular.
Momento marinero de Edmund con la "aristocrática" Mercedes y su primo |
Porque si algo es la obra original, es eso, "espectacular". Es una exageración, un drama "victoriano a la francesa", un descenso a los infiernos y a la locura, mientras que brillan algunos momentos de esperanza y humanidad.
Como he dicho al principio, no podemos esperar que una adaptación ponga todas las escenas de una novela, especialmente si ésta tiene unas 1700 páginas, pero el espíritu debe perdurar y subsisitir. En esta obra audiovisual, ese aura literaria está desaparecida, y ya no por los cambios (burdos algunos), si no, porque los personajes y escenas que quedan, han sido ultrajadas, dándoles una esencia totalmente alejada de lo que Dumas quería transmitir. No quiero citaros ejemplos porque no quiero estropearos la visión si os atrevéis, pero aún me "hierve la sangre" con la situación de Haydée y el final de la película.
El Conde de Montecristo es una obra "complicada" debido a su extensión, y hemos visto muchísimas veces como ha sido mal llevada al cine, adaptándola a los gustos del momento, como ya pasó en las versiones de Jim Caviezel o Richard Chamberlain, que son películas entretenidas, pero que poco tienen que ver con la novela. Ante esto, quiero decir que si una cosa está bien hecha, la extensión o los "recortes" a la obra original poco importan, como ya sabemos en el caso de "Lo que el Viento se Llevó" o "El Señor de los Anillos".
Otro Conde que tenía "tela" que cortar y fue un delito de ver |
En cualquier caso, e insisitiendo en el párrafo anterior, debido a la complejidad del libro, más que una adaptación en una sola película, quizá una miniserie o una serie pueden ser la respuesta. Así, la adaptación de TVE de Pepe Martín en 1968, gozó de éxito, o la de Gerard Depardieu. Y también en 2024, nos llegará otro Conde de Montecristo.
Una mala adaptación no puede ser salvada por sus actores (como Ninney o Lafitte, aunque está aquí como un villano al que le falta retorcerse el bigote) o por decir "somos franceses, la obra es francesa y nosotros la sabemos adaptar", porque esta revisión de 2024 demuestra que esto no es verdad. Así pues, sólo acabo diciendo que si hay justicia en este mundo, espero que La Patellière y Delaporte no vuelvan a tocar a Dumas, o a algún otro autor.
Disfrutad de un buen verano. Nos vemos a la vuelta.
Carmen R.
viernes, 5 de julio de 2024
Cuatro estaciones en La Habana
viernes, 21 de junio de 2024
No Way Out
Os traigo hoy una peli de 1987 que, casi dos décadas después, encaja con bastante exactitud en el canon del thriller político setentero, un subgénero del que ya os he hablado muchas veces y que, como ya habréis deducido, me complace bastante. Por zanjar de una vez el asunto del género, os cuento que la Wikipedia en inglés dice que este film es un neo-noir y la Wikipedia en español, que es un film de suspense; no me voy a poner yo a discutir con la Wikipedia. Dicho está.
Sea lo que sea, No Way Out (en adelante NWO) reune felizmente ingredientes como la intriga política, escenas de acción, erostismo, incluso homoerotismo, espionaje, corrupción... Se me ocurre, incluso, que NWO adelanta el estilo de producciones más contemporáneas, pues tiene características que me hacen pensar (por señalaros solo unas pocas coincidencias), por ejemplo, en El ala oeste de la Casa Blanca o, más todavía, en House of Cards. Así, el secretario personal (Will Patton) del todopoderosísimo Secretario de Defensa de los Estados Unidos me recuerda mucho al personaje de Doug Stamper, la mano derecha de Frank Underwood. Me impresionan esas devociones totales a sus jefes y se repiten tanto en los guiones que he dado en pensar que tienen que ver mucho con la realidad, con lo que verdaderamente sucede en esos coquetos despachos de la Casa blanca y el Capitolio, con su mobiliario tranquilo, sus mullidos sofás, sus colores neutros, su iluminación indirecta y su mueble-bar, tan acogedor todo que te dan ganas de quedarte a vivir allí, no tener que pasar por casa para nada y no ver jamás el pelo a la mujer y a los niños.
O es todo una pedrada mental mía, yo qué sé.
Volviendo al thriller político setentero, me enlaza del todo con él que me aparezca de prota Gene Hackman, ese maldito monstruo, en el típico papel de típico jefazo de Washington y el típico talón de Aquiles de ser un abusador de mujeres. Y, de la mano de Gene Hackman, me introduzco en el resto del reparto, que tiene bastante que comentar.
El otro gran prota es Kevin Costner, vilmente explotado aquí como objeto erótico. Al bueno de Costner todo el mundo lo considera una estrella de Hollywood cuando, en realidad, no ha hecho gran cosa en la pantalla, si exceptuamos aquella producción tan sobrevalorada de los indios y los lobos. Ahora parece que resurge de sus cenizas, tras haber sido aclamado en Cannes con un western en el que se ha dejado el alma. Ya veremos. Para mí, hasta ahora, en NWO hace su mejor papel.
Otro objeto erótico explotado es Sean Young, que exhibe más piel y carne que Costner y ha tenido todavía peor suerte profesional. Alcanzó los cielos pocos años antes, en Blade Runner, enseguida le colgaron la etiqueta de "conflictiva" y pasó a formar parte de ese grupo de actrices malogradas, desdichadas e inadaptadas a las que algún día dedicaré una entrada completa. Una pena. En NWO se luce; por pocos minutos de metraje, pero se luce.
Completa el cuadrilátero amoroso el ya mencionado Will Patton y luego vienen secundarios de verdadero lujo, como Iman, Georde Dzundza y David Paymer.
NWO posee también un guion muy sólido que transcurre, cómo no, en la capital del thriller político, en Washington, ciudad que, contra todo pronóstico, me maravilló. Reconozco en los fotogramas de NWO su estación de tren, la Union Station, con sus coquetas tiendas y cafés; reconozco sus calles, sus monumentos y sus museos imponentes y la sensación es más que agradable.
El guion de NWO es una adaptación de El gran reloj, novela de Kenneth Fearing, de 1947, que tuvo otra versión cinematográfica en 1948. Como os decía, es sólido y original e incluye, hacia el final, un plot twist ante el que me quito el sombrero. No soy yo muy fan de los giros bruscos de guion. Me parecen efectistas y arriesgados. Pocas veces considero que se resuelven bien. Este de NWO es muy correcto, es de los que te reconcilian con el plot twist, tras tantos abusos.
Pues esto es todo. Si no habéis visto NWO, echadle un ojo. Y, si la habéis visto, vedla otra vez, pues seguro que encontráis cositas que os sorprenden para bien. Sin más, se despide vuestra amiga
Noemí Pastor