viernes, 25 de octubre de 2024

72 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián II (Perlas y otras cosas)

Ya hicimos un repaso a la Sección Oficial, vamos ahora con las otras películas. Empezamos con Perlas. Esta es la sección menos arriesgada porque, como su nombre indica, son “perlas de otros festivales”, así que estamos hablando de buenas películas, aunque ya sabéis que esto de los gustos es muy personal. Comencé el festival con Emilia Perez, de Jacques Audiard, y fue una inauguración espléndida. Es una historia que parte de un supuesto curioso: un famoso narco, Manitas del Monte, solicita la ayuda de una abogada como intermediaria para cambiar de sexo. Pero esto es solo el comienzo, pasan muchas más cosas y, además, es un musical. Zoe Saldaña está espectacular. Imperdible en mi opinión. En cambio, me decepcionó María Callas: Letters and memories, de Tom Volf y Yannis Dimolitsas. Me hacía mucha ilusión esta película. Me parece interesante la vida de Maria Callas, me gusta Monica Bellucci y tenía muy buena pinta. Pese a que estéticamente es preciosa, la música una maravilla y a que la Bellucci lo hace muy bien, la peli resulta aburridísima. No sé qué le pasa, pero no consigue transmitir la emoción que pretende. En fanfare, de Emmanuel Courcol, ha sido una de mis favoritas del festival. Tiene todo lo que me gusta a mí de una peli en el Zinemaldi: peli francesa, buenos actores, una historia chula que te conmueve, pero sin ser un drama terrible, y ese punto de humor francés. Cuenta la historia de un famoso director de orquesta que por azar se entera a los cuarenta años de que es adoptado. Cuando conoce a su hermano se encuentra a un hombre que es el polo opuesto, excepto en el amor por la música. En una tertulia con amigos después de la proyección, se comentó que recordaba un poco a Billy Elliot y creo que es bastante buena referencia. De Nuevos directores vimos Turn me on, de Michael Tyburski. Siempre es arriesgado jugársela a un desconocido, pero ¿y el gusto cuando ves cosas chulas? No estaba segura, pero al final fui y me gustó. Y parece que no solo a mí, ganó el premio Dama de la juventud que otorga el jurado joven. La peli muestra un mundo utópico donde los humanos toman una píldora para evitar las emociones humanas; las buenas y las malas, con todo lo que eso conlleva. Un día, Joy no se toma su píldora y empieza a descubrirlas y a cuestionarse todo el sistema. Estéticamente bonita, buena banda sonora y un punto de humor que la hacen muy agradable. Me quedé al coloquio con el equipo, que siempre hace ilusión cuando te gusta una película. En estos casos de directores noveles siempre pienso, “tiene que ser muy chulo presentar tu primer largometraje aquí". El director hizo una referencia a la belleza de San Sebastián por estar rodeada de agua, un elemento que está presente en la peli y se nota que le inspira. Como a mí me pasa igual, ya me cayó bien Michael Tyburski. Espero que haga más pelis y vuelva con ellas a Donostia. Uno de los premios Donostia de este año fue para Pedro Almodóvar y se proyectó La habitación de al lado. No tuve ocasión de verla, pero mi hija y compañera de blog sí. Estaba muy emocionada porque una amiga suya trabajó en el rodaje como ayudante de fotografía y, como durante ese tiempo vivió en su casa, le contaba toda clase de anécdotas y chascarrillos del rodaje. La película debe ser preciosa estéticamente y las dos actrices están maravillosas, pero a mi hija no le conmovió la historia. En cualquier caso, yo la tengo en pendientes. Por último, una película de Zabaltegi: Las novias del sur, de Elena López Riera. Tenía curiosidad por este mediometraje (40 minutos) en el que un grupo de mujeres mayores de 60 años hablan de amor y sexualidad. La directora es el hilo conductor que investiga una larga cadena de mujeres que han sido novias, esposas y madres y que ella ha decidido interrumpir. Mujeres de diferentes clases sociales, con visiones y edades muy distintas (una tiene 103 años) hablan con sinceridad de temas que en esas generaciones no se suelen comentar en voz alta. Me ha gustado mucho. Si tenéis oportunidad, merece la pena, aunque a veces este formato de película no es fácil que tenga distribución comercial. De hecho, yo la vi junto con una selección de cortos chinos que me pareció lo más soporífero de todo el festival. Pues esto es todo por este año, el próximo más y mejor. Mona Jacinta

viernes, 18 de octubre de 2024

72 Edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián

Como todos los años por estas fechas, voy a hacer un resumen del Fesival Internacional de Cine de San Sebastián. Este año hemos tenido una cosecha buenísima de películas o yo he estado particularmente acertada en la selección. No, en serio, el público en general estaba contento. También es cierto que cada vez arriesgo menos en lo que elijo, por ejemplo, yo leo: “The End es un musical al estilo de la Edad de Oro de Broadway sobre una de las últimas familias de la Tierra. Tras la repentina llegada de una extraña, Chica, que pone en peligro la integridad del lujoso recinto familiar que Madre y Padre poseen en las profundidades subterráneas, Hijo comienza a cuestionar la aparente perfección de su vida allí.” Y huyo en dirección contraria. Una amiga que la eligió estuvo a punto de lanzarse desde el barandado porque, además, dura 148 minutos. También es cierto que esta cobardía me impidió ver la ganadora, Tardes de soledad, que a decir de los que la han visto está muy bien. Empecemos con la sección oficial: Cónclave, de Edward Berger Nos muestra los entresijos del Vaticano No sé si es realista, pero desde luego es muy verosímil. Ralph Fiennes está muy bien como cardenal Lawrence, un hombre honesto que pretende elegir al mejor candidato posible como papa. Bueno el reparto, la ambientación y la trama. Creo que la realidad debe ser todavía peor de lo que muestra la película. Le dernier souffle, de Costa-Gavras Salimos de esta peli pensando: meh... Sí, pero no. Este año el tema eutanasia es trending topic en el festival y nos parece un tema interesante. Esta peli podría haber estado bien, acercarnos al mundo de la muerte digna a través de mini historias de una unidad de cuidados paliativos. Además, a pesar de ser un tema peludo, si te lo cuentan desde un punto de vista burgués, con casas y clínicas preciosas, se hace mucho más agradable. Pero algunas cosas nos fallan. El prota, que es escritor, acompaña a su amigo médico según visita a sus pacientes y luego escribe y debate sobre ello. Este rollo de las tertulias filosóficas hace que las ideas pierdan fuerza porque te las cuentan en vez de mostrártelas. Bueno, y que son conceptos bastante simples, no hace falta subrayar tanto. Los actores están bien, pero hay personajes que se sienten un poco falsos, como la historia de la familia gitana que protagoniza Ángela Molina. Ella está guapa incluso de moribunda, pero el folclore gitano parece un poco sacado de Port Aventura. La tercera cosa que no me convenció es el arco del personaje principal, tenía una idea chula de trasladar el aprendizaje de la peli sobre su historia personal y me parece que la desaprovecha. El lugar de la otra, de Maite Alberdi Ya iba bien predispuesta porque Maite Alberdi me gusta mucho (El agente topo, La memoria infinita) y también en esta ocasión me ha encantado su película. Mercedes trabaja de secretaria de un juez. Está casada y tiene dos hijos adolescentes y vive en un entorno pobre y ruidoso. Por trabajo le toca seguir de cerca el caso de Carolina Geel, una escritora que mató a su amante en el salón de un lujoso hotel de Santiago. Al acercarse a esa mujer y su entorno, queda fascinada por ese mundo de libertad y lujo, tan alejado de su realidad. La protagonista es maravillosa y disfrutas cada minuto de la película, de la ambientación y de la historia. No os la perdáis. Hard truths, de Mike Leigh Esta me ha desconcertado. No sé qué pretendía contar el director. Pansy, la protagonista, es una mujer permanentemente enfadada. Solo sabe vivir en el conflicto perpetuo. Te das cuenta de que hay mucho sufrimiento y algún tipo de enfermedad mental, pero tampoco te explican qué pasa, ni por qué todo el mundo parece aguantar sin tratar de poner remedio. No resulta aburrida, pero no sé si he captado el mensaje. La actriz protagonista está maravillosa, pero no puedo decir que me haya gustado. Serpent’s path, de Kiyoshi Kurosawa Algo en mi interior me decía "Laura, no vayas a ver esta", pero soy cabezona y no hago caso de mis voces internas y así me va la vida. ¡Vaya pestiño! Pseudomona (otro colaborador de mi blog) distingue entre pelis buenas, malas y feas. Esta pertenece, sin duda, a la tercera categoría. El tema de los asesinatos de niños ya no es bonito, pero, además, tal como está contado, deseas que acaben pronto con los niños, sus padres y, sobre todo, con el director. Vosotros veréis El hombre que amaba los platos voladores, de Diego Lerman. Un festival no está completo si no hay, por lo menos, una película argentina. Las monas adoramos todo lo relacionado con este país en el que brotan actores como si fueran champiñones. Si, además, la protagoniza Leonardo Sbaraglia, ya nos da un ataque de emoción. Nos ha gustado esta comedia basada en un caso real de un periodista que en los años 80 hizo una serie de reportajes sobre invasiones alienígenas en la provincia de Córdoba. Para pasar un buen rato. La virgen roja, de Paula Ortiz Fuimos a esta peli sin mucha confianza, tras avisos de nuestras gentes de que era aburrida. Efectivamente, esta peli es un poco rollo, os la podéis ahorrar. La historia en la que se basa es fascinante y Najwa lo hace muy bien, pero poco más. Si no conoces la historia de antemano, quizás resulte un poco mejor. Como no somos directoras ni guionistas, no sabemos muy bien explicar por qué esta peli se hace aburrida. De Nevenka también conocíamos los detalles y en cambio, ha resultado una peli magnífica. En esta es como que empiezas y terminas con la misma información, no hay emoción ni sorpresa. No hay cambio en los personajes y eso la hace plana. Una pena. Por cierto, Aixa Villagrán siempre me encanta en todo lo que hace, aquí también. Tengo ganas de escuchar qué le parece a Henar Alvarez cuando la vea. Los destellos, de Pilar Palomero Esta nos ha gustado sin entusiasmarnos. Una mujer divorciada y con una nueva pareja acepta cuidar a su exmarido porque se lo pide su hija. Está contada a un ritmo muy lento, a veces demasiado, pero quizás resulta apropiado para narrar ese tempo tan peculiar que tiene la enfermedad Quien haya velado a un enfermo sabe de lo que hablo. Aunque le dieron la Concha de plata a Patricia López Arnaiz, a nosotras nos gustó más la interpretación de Marina Guerola. Una actriz joven que dará mucho que hablar Cuando cae el otoño, de François Ozon Un festival sin François Ozon es menos festival. Las monas somos superfans y él nunca nos defrauda. En esta ocasión, si tuviera que resumir la película con una frase, sería: la vida es muy complicada. Al comienzo de la película, la vida de las dos amigas jubiladas que viven en un pueblecito francés no lo parece.: van a buscar setas, una espera la llegada de su hija y su nieto, se ayudan mutuamente... Pero hay muchas sombras del pasado que se proyectan sobre ellas y, a veces, la frontera entre el bien y el mal no está tan clara. Para disfrutar. Soy Nevenka, de Iciar Bollain ¡Cómo nos ha gustado Soy Nevenka! Iciar Bollain nunca defrauda... Su última visita al festival con Maixabel, nos encantó. Esta me recuerda más a Te doy mis ojos. Una historia difícil muy bien contada. Si no sois muy jóvenes, recordaréis el caso Nevenka. Además, hay un libro de Millás y una buena serie de televisión. Con todo esto (yo sentía que tenía información como para hacer una tesis), ¿qué necesidad de hacer una película sobre este tema? Pues la directora ha sabido darle otra mirada, un punto de vista real y sensible que te pone perfectamente en el lugar de la víctima y que permite ver la fragilidad y el valor de la Nevenka real. Imprescindible. (Los actores una maravilla) The last showgirl, de Gia Coppola Esta nos ha parecido correcta, no para echar cohetes, pero bien. Cuenta la historia de una bailarina de un show de Las Vegas. Es una mujer de más de cincuenta años que, cuando se entera de que el espectáculo donde trabaja termina, se siente perdida. Una mirada triste a un mundo donde el brillo y la pedrería esconden mucha miseria. Y hasta aquí os puedo contar de la Sección Oficial. Otro día voy con Perlas. Mona Jacinta

viernes, 11 de octubre de 2024

Die Welle (La Ola, 2008)

 No sé quién fue el artista que la programó, pero el mismo día que la AfD (Alternative für Deutschland), un partido nazi, ganó en Turingia y casi en la baja Sajonia (Länder alemanes, que son algo más que nuestras comunidades autónomas), en uno de esos canales dedicados a poner cine, difundieron "la ola", (Die Welle), esa peli alemana de 2008 que dejó impactada a la gente en los cines, y yo me la volví a tragar entera.

Cooomoo Una ooooolaaaaaa...


No es que sea un peliculón, pero tiene cierto atractivo por la historia que cuenta, y aunque es, quizá demasiado moralizante, con su fanático desquiciado y todo, hace pensar, que es de lo que se trata. Cuando la vi estrenada en el cine yo ya era una adulta, pero estoy convencida que es el tipo de peli que te ponen en clase de ética o filosofía o lo que sea que dan los niños ahora en "bachi", y ojalá que en la ESO.  Mi profe de la optativa nos puso "yo, Cristina F" (Una peli brutal sobre la juventud y las drogas) y dos buenas pelis sobre el ambiente dictatorial del cono sur latinoamericano impuesto marcialmente por ese "amigo de los niños", pero, sobre todo, de los militares torturadores que fue Henry Kissinger. Nos proyectaron "Missing, desaparecido" y "la noche de los lápices". Eso te hace abrir los ojos al cine y al ambiente que te rodea.

Rainer, el profe "enrollao".

Volviendo a "La Ola". La peli nos enseña a Rainer, el profe del instituto de bachillerato enrollado. Treintañero, informal, que escucha punk y vive en una barcaza con su novia, también profesora. Es la semana de proyectos del gymnasium (Los alemanes le llaman "guimnasium", ge suave,  a la enseñanza secundaria). Él quiere dar clase de anarquismo, pero se lo ha pedido otro profe con pinta de oficinista (americana  y corbata) así que le toca dar autocracia. No le hace ni pizca de gracia, porque va en contra de sus ideas presumiblemente izquierdistas, pero ahí va.

Por otro lado están los alumnos. La peli se centra en unos pocos como Marco (El Wofgang de Sense 8 de las hermanas Wachowski), joven deportista criado en familia desestructurada. Juega al waterpolo en el equipo del insti y es el novio de Karo, una chica acostumbrada a liderar; Lisa, su amiga, siempre a la sombra; Sinan, el deportista sin mucho interés por los estudios que es de familia turca .También están otros chicos como el rico, el matón y, por supuesto, el chico marginado.

Sinan, el deportista, ayuda a su ahora amigo Tim, el marginado.

Es natural que la peli la rodaran los alemanes. Llevan 70 años con la culpabilidad de la segunda guerra mundial a cuestas...Hasta ahora, visto el auge ultraderechista. No conozco alemán de cierta edad que no se sienta culpable por pertenecer al país que aupó a los nazis. Sin embargo me hace cierta gracia la ignorancia y el descaro del mundo y del chaval de familia turca, Sinan, cuando están hablando de esta vergüenza alemana y el muy imbécil dice que a él no le toca porque es turco. Porque, claro, ni su puta madre sabe que Turquía (Si Alemania sigue siendo el III reich, Turquía me vale como Imperio Otomano) asesinó a cientos de miles de armenios hace un siglo en lo que se llamó el genocidio armenio, que es ignorado por la ONU, por el mundo en general y por Turquía que prohíbe decir o publicar nada en su país sobre eso y se cabrea mucho si alguien lo suelta por ahí. Hay que tener cara, pero volvamos al tema.

En unos pocos días, la clase que imparte el señor Wenger, porque ya ha dejado de ser el enrollado e informal Rainer, se transforma. Se respira un ambiente de unión y camaradería entre los compañeros, que deciden vestir igual, que nunca se había dado. La mayoría se entusiasma y se emborracha del ambiente fraternal que desprende el grupo que asiste a clase del señor Rainer. Los hay disidentes, claro, y eso empieza a afectar a las relaciones entre los alumnos y, definitivamente, todo el mundo. Una semana lectiva, que son cinco días, lo transforman todo, incluso a Rainer, que tarda en darse cuenta de las dimensiones que su clase de autocracia ha adoptado. Final impactante.

De rojo, un blanco perfecto.


La peli se limita a dar pinceladas de las casuísticas que se pueden dar en los miembros de una sociedad cerrada destinada a ser una élite social y/o política y no ahonda más. Eso se lo deja al espectador para que lo rumie una vez vista la cinta.

Tim es un chaval sin aptitudes sociales, pero la Ola lo transforma.


Por cierto, la peli está basada en un libro que recoge un experimento escolar realizado en el Palo Alto californiano de los años 60 que tuvo, por lo que se comenta, un desenlace que cercenaron de golpe ante las dimensiones que estaba tomando el dichoso "experimento".  Si no la habéis visto, tal y como está el mundo últimamente, es más que recomendable. En caso de que sí la hayáis visto, me remito a la misma recomendación, porque sigue dando para reflexionar.


Que el cine os haga libres;

Juli Gan

viernes, 4 de octubre de 2024

El Conde de Montecristo

 


Me habían llegado noticias de la existencia de esta película francesa, la enésima revisión del popularísimo relato de Alejandro Dumas, especialmente a partir del artículo publicado en este mismo blog por nuestra compañera Carmen R. Pero yo no le había hecho mucho caso; no al artículo, no; al artículo sí le hice caso. No hice caso a la película, en general, quizás porque el genial artículo de nuestra compañera no era precisamente elogioso.

Hasta este verano. Hasta agosto, concretamente, cuando pasé unós días en Francia y pude comprobar cómo el cartel de la película (el afiche, decía mi madre, sin saber que utilizaba un galicismo que también se usa en euskera: afixa), con un primerísimo plano del rostro trágico de Pierre Niney, lucía en todos, absolutamente todos, los cines: en las multisalas de ciudad y en los deliciosos teatros únicos de los pequeños pueblos. En Francia El Conde de Montecristo ha sido una sensación, un taquillazo, y no es para menos.

Así que voy a discrepar un tanto de nuestra sabia compañera Carmen R., voy a intentar de hablar de otras cosas que su erudito artículo no mienta y os voy a explicar por qué esta película posee todos los ingredientes y cumple todos los requisitos para convertirse en un clásico del cine histórico de aventuras.

Primero, y obvio, quizás demasiado obvio, porque es El Conde de Montecristo, estúpido; un relato que ha cautivado desde su publicación, que se ha revisitado en todos los formatos (cine, radio, televisión, tebeo, audiolibro…) y que no deja de gustarnos porque nos conecta con el argumento universal del príncipe caído a los infiernos que consigue escapar de un destino nefasto y regresa envuelto en gloria para vengarse o para restituir la justicia. Con variantes, es la historia de Ben Hur, la del jorobado de Lagardère, relatos todos ellos que forman parte de nuestro sustrato literario y audiovisual y nos agradan, en parte, porque nos enlazan a nuestra infancia.

La traducción del filme al español ha ayudado a reforzar ese vínculo, al dar los nombres de los protagonistas en español, según los antiguos usos. Así, Edmundo Dantés sigue siendo para nosotros Edmundo Dantés, y no el Edmond Dantès original, Fernand Mondego se convierte en Fernando y así todo mantiene ese toque de antaño.

Segundo, El Conde de Montecristo triunfa porque es una superproducción. Dicho de manera técnica, ahí han metido pasta que lo flipas. No han reparado en gastos y me parece muy bien, porque eso es lo que hay que hacer cuando te enfrentas a un proyecto así de ambicioso: mete dineros a tope; y si no, no lo hagas.

Aquí me han hecho caso. Se han dicho: “A por todas, a lo grande, en plan americano”. Dicho y hecho, lo han conseguido. No tiene nada que enviar esta producción a las hollywoodenses del estilo. Está a su altura en muchos aspectos y el principal es el que os digo: que se han dejado la pasta. Sin una superinversión, el cine europeo no habría alcanzado nunca estas cotas.

Y estos niveles americanos me llevan al tercer motivo del éxito de El Conde de Montecristo.

Tercero, porque, con toda humildad, el filme hace cariñosos guiños a otras superdroducciones americanas de aventuras. Ya he citado Ben Hur, el regreso y el ansia de venganza o de justicia. No puede una tampoco dejar de pensar en Batman, al ver a este noble solitario, siempre vestido de negro, tan estilizado él, en su magnífico castillo tan extravagante como lujoso, rodeado de colaboradores recolectados acá y allá de unas vidas tan trágicas y aventureras como las de su mentor.

Tiene también el protagonista algo de superagente secreto que sabe hacer de todo y todo lo hace bien. Como James Bond, como Jason Bourne, ha tenido un largo, muy largo, periodo iniciático al lado del abate Faria, en el que ha aprendido multitud de lenguas, ha aprendido a luchar, a disparar y todo lo que resulta necesario para ser el héroe solitario perfecto.

Y hasta Indiana Jones nos viene a la mente en algunas escenas. Interpreto estos pequeños homenajes como una humilde manera de hincar la rodilla, rendirse ante la superioridad americana e intentar imitar, recrear y aprender todo lo que se pueda.

Y el cuarto motivo viene dado por una multitud de buenos ingredientes, más o menos esenciales o complementarios. Ante todo, una banda sonora verdaderamente épica; a ratos puede resultar un pelín machacona y repetitiva, pero sin duda cumple con sus pretensiones de grandiosidad. Su compositor, Jérôme Rebotier, ha compuesto para decenas de filmes franceses (también para cortos, documentales y series) y también tiene su discografía particular. Y, para no alargar demasiado este artículo, solo citaré a los eficientes intérpretes franceses: sólidos, discretos, sobrios y de evidente formación clásica.

Por acabar con algunos peros a la película, diré que tres horas de metraje son demasiadas, que media horita menos habría encajado mejor y que algunas escenas se alargan demasiado; por ejemplo, para mí siempre son excesivamente largas las luchas y las peleas, incluidas las de espadachines, por mucho que aprecie su estilizada coreografía.

Y eso es todo, amigas. Ha sido una hermosa sorpresa de fin de verano este rencuentro con mi mundo literario de la infancia, de la mano de una película que, estoy segura, veré con gran placer unas cuantas veces más.

Os saluda vuestra amiga


Noemí Pastor