viernes, 25 de octubre de 2024
72 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián II (Perlas y otras cosas)
viernes, 18 de octubre de 2024
72 Edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián
viernes, 11 de octubre de 2024
Die Welle (La Ola, 2008)
No sé quién fue el artista que la programó, pero el mismo día que la AfD (Alternative für Deutschland), un partido nazi, ganó en Turingia y casi en la baja Sajonia (Länder alemanes, que son algo más que nuestras comunidades autónomas), en uno de esos canales dedicados a poner cine, difundieron "la ola", (Die Welle), esa peli alemana de 2008 que dejó impactada a la gente en los cines, y yo me la volví a tragar entera.
Cooomoo Una ooooolaaaaaa...No es que sea un peliculón, pero tiene cierto atractivo por la historia que cuenta, y aunque es, quizá demasiado moralizante, con su fanático desquiciado y todo, hace pensar, que es de lo que se trata. Cuando la vi estrenada en el cine yo ya era una adulta, pero estoy convencida que es el tipo de peli que te ponen en clase de ética o filosofía o lo que sea que dan los niños ahora en "bachi", y ojalá que en la ESO. Mi profe de la optativa nos puso "yo, Cristina F" (Una peli brutal sobre la juventud y las drogas) y dos buenas pelis sobre el ambiente dictatorial del cono sur latinoamericano impuesto marcialmente por ese "amigo de los niños", pero, sobre todo, de los militares torturadores que fue Henry Kissinger. Nos proyectaron "Missing, desaparecido" y "la noche de los lápices". Eso te hace abrir los ojos al cine y al ambiente que te rodea.
Rainer, el profe "enrollao".Volviendo a "La Ola". La peli nos enseña a Rainer, el profe del instituto de bachillerato enrollado. Treintañero, informal, que escucha punk y vive en una barcaza con su novia, también profesora. Es la semana de proyectos del gymnasium (Los alemanes le llaman "guimnasium", ge suave, a la enseñanza secundaria). Él quiere dar clase de anarquismo, pero se lo ha pedido otro profe con pinta de oficinista (americana y corbata) así que le toca dar autocracia. No le hace ni pizca de gracia, porque va en contra de sus ideas presumiblemente izquierdistas, pero ahí va.
Por otro lado están los alumnos. La peli se centra en unos pocos como Marco (El Wofgang de Sense 8 de las hermanas Wachowski), joven deportista criado en familia desestructurada. Juega al waterpolo en el equipo del insti y es el novio de Karo, una chica acostumbrada a liderar; Lisa, su amiga, siempre a la sombra; Sinan, el deportista sin mucho interés por los estudios que es de familia turca .También están otros chicos como el rico, el matón y, por supuesto, el chico marginado.
Sinan, el deportista, ayuda a su ahora amigo Tim, el marginado.Es natural que la peli la rodaran los alemanes. Llevan 70 años con la culpabilidad de la segunda guerra mundial a cuestas...Hasta ahora, visto el auge ultraderechista. No conozco alemán de cierta edad que no se sienta culpable por pertenecer al país que aupó a los nazis. Sin embargo me hace cierta gracia la ignorancia y el descaro del mundo y del chaval de familia turca, Sinan, cuando están hablando de esta vergüenza alemana y el muy imbécil dice que a él no le toca porque es turco. Porque, claro, ni su puta madre sabe que Turquía (Si Alemania sigue siendo el III reich, Turquía me vale como Imperio Otomano) asesinó a cientos de miles de armenios hace un siglo en lo que se llamó el genocidio armenio, que es ignorado por la ONU, por el mundo en general y por Turquía que prohíbe decir o publicar nada en su país sobre eso y se cabrea mucho si alguien lo suelta por ahí. Hay que tener cara, pero volvamos al tema.
En unos pocos días, la clase que imparte el señor Wenger, porque ya ha dejado de ser el enrollado e informal Rainer, se transforma. Se respira un ambiente de unión y camaradería entre los compañeros, que deciden vestir igual, que nunca se había dado. La mayoría se entusiasma y se emborracha del ambiente fraternal que desprende el grupo que asiste a clase del señor Rainer. Los hay disidentes, claro, y eso empieza a afectar a las relaciones entre los alumnos y, definitivamente, todo el mundo. Una semana lectiva, que son cinco días, lo transforman todo, incluso a Rainer, que tarda en darse cuenta de las dimensiones que su clase de autocracia ha adoptado. Final impactante.
De rojo, un blanco perfecto.La peli se limita a dar pinceladas de las casuísticas que se pueden dar en los miembros de una sociedad cerrada destinada a ser una élite social y/o política y no ahonda más. Eso se lo deja al espectador para que lo rumie una vez vista la cinta.
Tim es un chaval sin aptitudes sociales, pero la Ola lo transforma.Por cierto, la peli está basada en un libro que recoge un experimento escolar realizado en el Palo Alto californiano de los años 60 que tuvo, por lo que se comenta, un desenlace que cercenaron de golpe ante las dimensiones que estaba tomando el dichoso "experimento". Si no la habéis visto, tal y como está el mundo últimamente, es más que recomendable. En caso de que sí la hayáis visto, me remito a la misma recomendación, porque sigue dando para reflexionar.
Que el cine os haga libres;
viernes, 4 de octubre de 2024
El Conde de Montecristo
Me habían llegado noticias de la existencia de esta película francesa, la enésima revisión del popularísimo relato de Alejandro Dumas, especialmente a partir del artículo publicado en este mismo blog por nuestra compañera Carmen R. Pero yo no le había hecho mucho caso; no al artículo, no; al artículo sí le hice caso. No hice caso a la película, en general, quizás porque el genial artículo de nuestra compañera no era precisamente elogioso.
Hasta este verano. Hasta agosto, concretamente, cuando pasé
unós días en Francia y pude comprobar cómo el cartel de la película (el afiche,
decía mi madre, sin saber que utilizaba un galicismo que también se usa en euskera:
afixa), con un primerísimo plano del
rostro trágico de Pierre Niney, lucía en todos, absolutamente todos, los cines:
en las multisalas de ciudad y en los deliciosos teatros únicos de los pequeños pueblos.
En Francia El Conde de Montecristo ha
sido una sensación, un taquillazo, y no es para menos.
Así que voy a discrepar un tanto de nuestra sabia compañera
Carmen R., voy a intentar de hablar de otras cosas que su erudito artículo no
mienta y os voy a explicar por qué esta película posee todos los ingredientes y
cumple todos los requisitos para convertirse en un clásico del cine histórico
de aventuras.
Primero, y obvio, quizás demasiado obvio, porque es El Conde de Montecristo, estúpido; un
relato que ha cautivado desde su publicación, que se ha revisitado en todos los
formatos (cine, radio, televisión, tebeo, audiolibro…) y que no deja de
gustarnos porque nos conecta con el argumento universal del príncipe caído a
los infiernos que consigue escapar de un destino nefasto y regresa envuelto en
gloria para vengarse o para restituir la justicia. Con variantes, es la
historia de Ben Hur, la del jorobado de Lagardère, relatos todos ellos que
forman parte de nuestro sustrato literario y audiovisual y nos agradan, en
parte, porque nos enlazan a nuestra infancia.
La traducción del filme al español ha ayudado a reforzar ese
vínculo, al dar los nombres de los protagonistas en español, según los antiguos
usos. Así, Edmundo Dantés sigue siendo para nosotros Edmundo Dantés, y no el Edmond Dantès
original, Fernand Mondego se convierte en Fernando y así todo mantiene
ese toque de antaño.
Segundo, El Conde de Montecristo
triunfa porque es una superproducción. Dicho de manera técnica, ahí han metido
pasta que lo flipas. No han reparado en gastos y me parece muy bien, porque eso
es lo que hay que hacer cuando te enfrentas a un proyecto así de ambicioso:
mete dineros a tope; y si no, no lo hagas.
Aquí me han hecho caso. Se han dicho: “A por todas, a lo
grande, en plan americano”. Dicho y hecho, lo han conseguido. No tiene nada que
enviar esta producción a las hollywoodenses del estilo. Está a su altura en
muchos aspectos y el principal es el que os digo: que se han dejado la pasta.
Sin una superinversión, el cine europeo no habría alcanzado nunca estas cotas.
Y estos niveles americanos me llevan al tercer motivo del
éxito de El Conde de Montecristo.
Tercero, porque, con toda humildad, el filme hace cariñosos guiños
a otras superdroducciones americanas de aventuras. Ya he citado Ben Hur, el regreso y el ansia de
venganza o de justicia. No puede una tampoco dejar de pensar en Batman, al ver a este noble solitario,
siempre vestido de negro, tan estilizado él, en su magnífico castillo tan
extravagante como lujoso, rodeado de colaboradores recolectados acá y allá de
unas vidas tan trágicas y aventureras como las de su mentor.
Tiene también el protagonista algo de superagente secreto
que sabe hacer de todo y todo lo hace bien. Como James Bond, como Jason Bourne,
ha tenido un largo, muy largo, periodo iniciático al lado del abate Faria, en el
que ha aprendido multitud de lenguas, ha aprendido a luchar, a disparar y todo
lo que resulta necesario para ser el héroe solitario perfecto.
Y hasta Indiana Jones
nos viene a la mente en algunas escenas. Interpreto estos pequeños homenajes como
una humilde manera de hincar la rodilla, rendirse ante la superioridad
americana e intentar imitar, recrear y aprender todo lo que se pueda.
Y el cuarto motivo viene dado por una multitud de buenos
ingredientes, más o menos esenciales o complementarios. Ante todo, una banda
sonora verdaderamente épica; a ratos puede resultar un pelín machacona y
repetitiva, pero sin duda cumple con sus pretensiones de grandiosidad. Su
compositor, Jérôme Rebotier, ha compuesto para decenas de filmes franceses (también
para cortos, documentales y series) y también tiene su discografía particular. Y,
para no alargar demasiado este artículo, solo citaré a los eficientes intérpretes
franceses: sólidos, discretos, sobrios y de evidente formación clásica.
Por acabar con algunos peros a la película, diré que tres
horas de metraje son demasiadas, que media horita menos habría encajado mejor y
que algunas escenas se alargan demasiado; por ejemplo, para mí siempre son
excesivamente largas las luchas y las peleas, incluidas las de espadachines,
por mucho que aprecie su estilizada coreografía.
Y eso es todo, amigas. Ha sido una hermosa sorpresa de fin
de verano este rencuentro con mi mundo literario de la infancia, de la mano de
una película que, estoy segura, veré con gran placer unas cuantas veces más.
Os saluda vuestra amiga
Noemí Pastor