viernes, 31 de mayo de 2024

Samurai de Ojos Azules


Hoy os traigo una serie de animación emitida por Netflix durante el año 2023. Tras escuchar a una buena amiga hablar de ella, decidí darle una oportunidad, y me alegra mucho haber podido verla.

Creada por el matrimonio formado por Amber Noizumi y Michael Green, se realiza en el estudio de animación Blue Spirit, situado en París.

Samurai de Ojos Azules, cuenta la historia de un "outsider", una figura solitaria y de pocas palabras, que va por el Japón del periodo Edo, buscando la venganza. Como en un clásico relato de "samurai sin señor", que hemos visto en producciones niponas a lo "Lobo Solitario", o bien en los más famosos westerns (como en el Jinete Pálido). Es alguien que no tiene a nadie, y cuyo pecado es de nacimiento, no puediendo jamás borrarlo. Y pese a que el misterio rodea a nuestro protagonista, al contrario que en otros relatos donde este tipo de personaje goza de una de un aspecto "semidivino" y se sabe poco de él, en este caso, la historia, nos va a relatar, mediante flashbacks, la vida de Mizu, y cómo en su camino de la venganza, hará una serie de descubrimientos, que provocarán que sus creencias vayan cambiando.

Mizu irá cruzándose con diferentes personajes como Ringo (un inocente cocinero discapacitado), Taigen (un futuro samurai arrogante y cabezota), Akemi (la hija rebelde de un Lord), el Maestro de espadas Eiji, o Abijah Fowler, un irlandés que quiere imponer su voluntad, entre otros. En general, todos estos personajes tienen algo que no se ve mucho hoy en día: están desarrollados, tienen sus motivaciones y sus deseos, y sus propias agendas, y se irán entrecruzando hasta llegar a la gran final.

He intendo haceros una sinopsis de la manera más "críptica" posible, pues no quiero desvelaros puntos importantes de la trama, o las sorpresas. Y sólo debo decir que tanto la historia como los protagonistas, podrían caer bajos las alas de la "diversidad" que tanto se exige actualmente, pero esta historia no va de esto, aunque los personajes principales puedan ampararse en "minorías" de diverso tipo, o la venganza se diriga hacia "hombres blancos". Si habéis leído alguna review sobre esto, y viendo que se distribuye por Netflix, y tenéis miedo de que sea la clásica producción "contemporánea" metida en un envoltorio de época, sólo puedo deciros que no temáis nada, pues en general, y pese a que es una serie actual, se suele respetar bastante bien, el ambiente en el que se desarrolla.

A todo esto, debo aclarar que la serie no es "real", si no, animada. Que sean "dibujos animados" no quiere decir que sea para menores de edad. De hecho, está muy cargada de sexo y violencia desde su primer capítulo. Es animación para adultos y cuenta una historia brutal en tiempos un poco "salvajes" pese al empaque del Japón Feudal.

La primera temporada consta de ocho episodios, de los que podemos decir que no hay ninguno de relleno. Y todos homenajean el estilo de las producciones japonesas y en particular hay guiños al cine de Kurosawa. Uno de los que más destacan, es aquel donde la historia hace un flashback y paralelismos al teatro japonés y a sus formas de expresión.

Dicho esto, si os gusta la animación para adultos, y podéis aguntar unas ciertas dosis de violencia y sexo, si os va el Japón feudal y las historias de venganza, tenéis que darle una oportunidad a este "Samurai de Ojos Azules". Aquí ya estamos eseprando su segunda temporada.

Carmen R


sábado, 25 de mayo de 2024

Cine y Derechos Humanos

Este año se ha celebrado la XXI edición del Festival de Cine y DDHH en San Sebastián. Como es tradición, fuimos con unos amigos a la sesión inaugural. A nosotros nos gusta sentirnos de esas personas que están en todas las alfombras rojas, pero como somos pobres solo nos podemos permitir las de este tipo de festivales. Cualquier día nos llaman de Cannes o de Venecia, pero de momento aquí estamos. Este año dieron un premio por su trayectoria a Fernando León de Aranoa, director del que soy muy fan. Dio un buen discurso. No así Benito Zambrano, cuya película El salto interpretada por Moussa Sylla, Edith Martínez-Val, Eric Nantchouang y Nansi Nsue abría el festival. El hombre estuvo poco acertado y con un discurso mucho más largo de lo deseable. La película tampoco me gustó, pese a tocar un tema interesante y doloroso como es la entrada de migrantes saltando la valla de Melilla. Para empezar, tiene un comienzo muy maniqueo, con pobres africanos buenísimos y el resto malísimos. Además, los protagonistas hablan en español, lo que hace los diálogos muy forzados y poco creíbles. Lo único que me gustó es la última parte de la película, desde que los protagonistas llegan al monte Gurugú y el salto de la valla. Ahí si te metes en situación y se te ponen los pelos de punta.
La segunda elegida fue Matronas, dirigida por Léa Fehner e interpretada por Khadija Kouyaté, Héloïse Janjaud, Myriem Akheddiou, Quentin Vernede y Tarik Kariouh. Es una película entretenida, pero no me resultó muy verosímil. Tengo que decir que yo imaginaba una película sobre matronas en algún país africano y está situada en un hospital en Francia. Dibuja un escenario de estrés permanente, una terrible sobrecarga de trabajo y unas condiciones penosas. No conozco los hospitales franceses, pero no imagino un hospital europeo que trabaje en unas condiciones tan terribles y extremas. En cualquier caso, bien está si es para defender la sanidad pública.
La tercera ha sido mi favorita de mi experiencia festivalera: Subject, dirigida por Jennifer Tiexiera y Camilla Hall. Es un documental sobre la ética en los documentales. Muchas veces se tratan temas sensibles, que afectan mucho a la vida de los participantes. Estos dan su consentimiento con la idea de hacer pública su verdad, pero en realidad es el director quien decide qué y cómo se cuenta. Los sujetos entrevistados provienen de cinco documentales: The Staircase, Hoop Dreams, The Wolfpack, Capturing the Friedmans y The Square.
Es probable que os suene la historia de The staircase porque recientemente HBO lo ha convertido en una serie de ficción. Un hombre fue acusado de asesinar a su mujer. Él sostenía que se había caído por la escalera. Como parte de su defensa, aceptó grabar un documental en el que aparecían todos sus hijos. En Subject aparece el hombre y una de las hijas, que era una adolescente en la época en que sucedió todo. Ese documental ha tenido un impacto terrible en su vida. ¿Hasta qué punto una adolescente puede tomar una decisión así? Hoop dreams es un documental de 1994 que muestra la vida de un grupo de chicos negros de un barrio marginal en EEUU que juegan a baloncesto con la esperanza de llegar a la NBA y salir de la miseria. Director y guionista eran blancos de clase media, lo que es cuestionado por algunos profesionales negros que consideran que es una forma colonialista de contar un problema. The Wolfpack, rodado en 2015, cuenta la historia de los hermanos Angulo, siete jóvenes que vivían encerrados en casa por su padre y que veían películas continuamente para no aburrirse y después se hacían disfraces y las recreaban. Una casualidad les hizo toparse con la directora que estuvo cuatro años con ellos. El documental obtuvo el premio del público en Sundance. Uno de los hermanos, que parece el líder del grupo, parecía bastante satisfecho por la experiencia vivida. Capturing the Friedmans es una historia terrible. Un hombre y su hijo son acusados de pederastia y acaban en la cárcel, donde el padre se suicidó. El joven estuvo trece años en prisión. Este hombre es el que aparece en Subject y da la impresión de ser una persona destrozada. No queda claro el efecto que grabar Capturing the Friedmans tuvo en su vida. El protagonista de The Square nos cuenta las consecuencias que tuvo para él el participar en el documental que nos muestra las revueltas de la Primavera Árabe en Egipto. Me quedó la sensación de que debería de haber un comité ético al que se presentaran los guiones de los documentales, como en los ensayos clínicos o en los estudios cualitativos. Resulta sobrecogedor ver algunas de las consecuencias. Por otra parte, también me entraron ganas de ver todos los documentales, que eran historias muy potentes. De esas películas que te dejan pensando días y días. Para terminar, vi Dieu est une femme de André Peyror.
Es una historia maravillosa, aunque, en mi opinión, no muy bien contada. En 1975 el director francés Oscar Pierre-Dominique Gaisseau viajó a Panama donde estuvo un año conviviendo con los indios Kuna que habitan unas islas en la parte caribeña del país. Después el director enfermó, se quedaron sin dinero y el banco se quedó los rollos. Los kuna nunca vieron la película. Cincuenta años después, aparece una copia en París y se organiza un pase al que asistirán los que aparecían como niños o jóvenes. Como veis, es una historia preciosa, pero el director se desparrama en diferentes aspectos: la falta de respeto que supone tratar a los kuna como meros sujetos de interés antropológico, la pérdida de la cultura y la lengua kuna, los recuerdos de los que participaron y el plan de proyección de la película. El conjunto pierde fuerza. Con todo, me resultó interesante y pasé un buen rato. La verdad es que este festival es una buena ocasión para ver películas que no suelen estar en los circuitos comerciales y, aunque a veces son muy duras, estar bien reflexionar un poco sobre tantas injusticias como nos rodean.

viernes, 17 de mayo de 2024

Adiós, muchachos (1987)

 A esta peli le tengo un cariño especial. La primera vez que la vi cursaba yo la secundaria. En aquella adolescencia miraba con especial interés la historia de un escolar y su particular mundo. A pesar del título de la cinta, no tiene nada que ver con el famoso tango de Gardel.

Cartel de la peli

Como anunciaba en el párrafo anterior, la peli cuenta la historia de Julien Quentin (Quentin es el apellido), un adolescente de familia burguesa que vuelve con  fastidio al colegio religioso después de las vacaciones. Es la época de la Francia ocupada por los nazis, en los años 40. Los Quentin envían  a sus dos hijos al internado católico para alejarlos de la guerra. Julien es el pequeño y tiene una relación muy cercana a su madre, tanto que le pide a esta una y otra vez quedarse con ella en la ciudad.

El Frío que dan todas las pelis que reflejan los años de las guerras.

Allá entre curas y compañeros de pupitre Quentin es el chaval listo que lee novelas mientras los maestros dan la lección. Un buen día el padre Jean, el rector de la institución, llega con unos nuevos alumnos, entre ellos, Jean Bonnet, un chico inteligente y serio que se convierte en algo así como "rival intelectual" de Julien. 

Recoge, Bonnet, que te vas con los del casco.


Julien, verdaderamente curioso, empieza a fijarse en su nuevo compañero de pupitre, que, además, duerme a su lado en el dormitorio comunal. Bonnet parece que esconda algo y Julien está en esa disyuntiva de querer ser su amigo, pero sin dejar de ser rival. No deja de ser un crío. Bonnet guarda algún secreto, como las velas (de sabbat), o su apellido real, que no es Bonnet sino Kippelstein. Así Julien y Bonnet se hacen amigos. Tocan el piano mientras todo el mundo está en el refugio por bombardeo. Julien hace que su madre invite a Bonnet a comer el día de las familias, pero también tiene goples de verdadero niñato como cuando pretende compartir foie gras de cerdo con él. Al final, por un chivatazo de un colaboracionista, personaje muy interesante de la peli, los niños judíos escondidos en el colegio y el rector, padre Jean son detenidos. De hecho, "adiós, muchachos" son las últimas palabras que el padre Jean les dedica a sus alumnos. "au revoir, les enfants" .

Despidiendo a su amigo que se va preso de los nazis


Louis Malle quiso rodar una historia basada en sus propias vivencias juveniles. La historia del joven sensible apegado a su madre en colegio religioso durante la guerra tiene tintes autobiográficos, como los tiene también "el soplo al corazón", la historia de un chaval redicho, amante del jazz y la literatura, muy cercano a su madre. 

Tentando a tu amigo para que te confiese su religión


También tiene cierta relación con esta peli, otra cinta anterior de Malle, "Lacombe Lucien", la historia de un joven pobre que se convierte en colaboracionista de los nazis hasta que conoce a una chica judía de la que se enamora. En "adiós muchachos", como antes he referido, hay un personaje llamado Joseph que es un pobre tullido que se dedica a servir mesas, ayudante de cocina o limpieza en el colegio, que es dardo de todas las burlas y humillaciones por parte de los escolares, aunque también se dedique a trapichear con las conservas que los desaprensivos de los escolares le venden. Esto hace que lo expulsen del colegio y que acabe haciendo de chivato para los nazis, siendo el desencadenante del fin de la historia. Quizá esta sea la subtrama más interesante de la cinta.

Quentin trapicheando con Joseph, el personaje más complejo de la peli.


Es larga tradición francesa de pelis de escolares, empezando por "cero en conducta", de Jean Vigo, del año 1933, "los 400 golpes" de Truffaut, "la guerra de los botones", las pelis de Louis Malle aquí mencionadas, "el soplo al corazón" o Adiós, muchachos", "hoy empieza todo", o "los chicos del coro", casi podría decirse que los franceses le tienen pillado el truco al cine escolar.


Juli Gan

viernes, 10 de mayo de 2024

Varios apuntes más sobre "La Mesías"

 


Ya os he contado en episodios anteriores ("en episodios anteriores", una expresión muy de serie) que siempre llego tarde a las producciones episódicas televisivas (toma perífrasis para no repetir la palabra "serie"). Nunca descubro ninguna. Nunca soy la primera que ve nada. Siempre voy a remolque de recomendaciones y crítica y tardo meses o años en echarme a los ojos cosas que para entonces ya todo el mundo da por viejas y requetevistas.

Así las cosas, solo hace un mes que me acerqué por fin a "La Mesías", la aclamada serie de los Javis, sobre la que ya en diciembre del año pasado nos ofreció un genial artículo nuestra compañera Mona Jacinta aka Laura Balagué. Por eso titulo este articulito mío "Varios apuntes más...", porque es nada más un apéndice a lo que ya han dicho, y muy bien dicho, otras y otros.

Lo primero que escribo es que la serie me gustó mucho, que la vi con muchas ganas y que me da a mí que marca la entrada de los Javis en la mayoría de edad; entendedme: quiero decir en su madurez como directores. No es que antes fueran inmaduros, pero ahora los veo asentados, habiendo alcanzado ya un punto de estabilidad y de carácter como creadores.

Nada más empezar os digo ya cuál es, en mi humilde opinión, el peor defecto de "La Mesías": que la hayan alargado forzadamente. Sinceramente creo que, con dos episodios menos, habría quedado estilísticamente más redonda. "La Mesías" comienza intensa, muy bien, y sigue genial, pero en los tres últimos capítulos adquiere otro tono, más reposado, alarga las escenas un poco artificialmente, las conversaciones incluyen demasiados silencios, pierden fuelle y todo el producto se debilita. 

Y después de esta minicrítica, voy con los apuntes varios, sueltos y desconectados, que os prometía en el título.

💬 "La Mesías" tiene muy mala baba. Y me encanta. Mis escenas favoritas son las que rezuman sarcasmo y humor destructivo. Poner a Albert Pla en el papel de fanático católico integrista supone un triple salto mortal difícil de superar.

💬 Los Javis saben que no están solos en su universo y, por tal rzón, dirigen muchos guiños cómplices y referencias sueltas a nuestra cultura popular a quienes nos hemos criado y educado con un pie en la parroquia y otro en las salas de cine. En mi caso, con los dos pies en el mismo local, pues (no sé si os lo he contado alguna vez) en mi barrio durante un tiempo, entre que derribaron una iglesia y construyeron otra, las misas se hacían en el antiguo cine; como alegoría no está mal, ¿verdad? Bueno, ya os daré más detalles otro día en otro artículo. 

Esa vivencia entre dos mundos en principio diferentes y distantes hizo que no pudiéramos evitar recrearnos en el lado dramatical y enterteinment de los oficios religiosos, con sus números musicales y todo.Con toda la perversidad que ello conlleva. Quien no haya interpretado alguna vez una misa como mero espectáculo que tire la primera piedra.

💬 Por extraño que parezca, "La Mesías" defiende la tesis de que las sectas son necesarias. Los seres humanos necesitamos engancharnos a espacios seguros que dicen protegernos, necesitamos pertenecer a algo más grande que nosotros, algo que nos prometa un pedacito de gloria; puede ser la religión, el fútbol o un partido político.

💬 Una de las principales bazas que juega "La Mesías" es el grupo musical Stella Maris, que, al parecer, va a tener vida después de la serie y ha anunciado actuaciones en festivales veraniegos. El grupo y, por supuesto,  sus vídeos lisérgicos. La inspiración para crear este conjunto musical tan arrebatador como aberrante les vino a los Javis del increíblemente existente Flos Mariae; y las historias de niños retenidos en sus hogares por padres integristas religiosos, de las páginas de sucesos. Así, a bote pronto, me viene a la cabeza un caso bastante reciente en Madrid y decenas de ellos en los USA.

💬 Lo dice Mona Jacinta y lo suscribo: los Javis han bebido directamente de las creaciones de Pedro Almodóvar; se las han aprendido muy bien, han integrado, digerido, reciclado y producido en consecuencia un tipo de cine que a mí se me antoja fundacional, que va a poner las piedras en la base del nuevo cine que se hace y se va a hacer en España. Aunque solo sea por esa predominancia de las actrices, ya excelsas de por sí, que en sus manos brillan deslumbrantes. Hablo, por supuesto y sobre todo, de Carmen Machi y Lola Dueñas en papeles estelares y de Gracia Olayo, aquí en uno más secundario.

En fin, que si hay segunda temporada, me alegraré mucho. Os saluda cariñosamente vuestra amiga 

Noemí Pastor

viernes, 3 de mayo de 2024

Anatomía de una caída

Soy fan de la ficción en torno a los tribunales de justicia, tanto en el cine como en la literatura. Me han apasionado a lo largo de los años novelas, pelis y series, desde las clásicas Matar un ruiseñor o Anatomía de un asesinato hasta las más recientes, el El caso Collini, Hierro o The good fight, pasando por el boom del thriller judicial estadounidense de los 90, John Grisham, Scott Turow, etc... La extraordinaria película de Justine Triet —ganadora de un Oscar, la Palma de Oro y no sé cuantos merecidos premios más— es una ficción judicial completamente distinta. No tiene ni una sola concesión al tono entre épico y divulgativo que como un envoltorio de regalo suele acompañar a estas obras. Tampoco se sirve del suspense. Es una exposición realista de cómo el proceso judicial puede invadir, devorar y arrasar la vida de quien tenga la mala suerte de verse envuelto en él. Como una bomba que te explota en la cara. Con esto no quiero criticar el proceso o sus formas, al revés, defiendo el desempeño cotidiano de los jueces —inmenso, anónimo e invisible—, lo que digo es que la película tiene el acierto de mostrar la realidad en toda su crudeza y sin adornos. El impacto, el desasosiego, el malestar, incluso la preocupación que provoca se construyen con elementos dispares. La música. Concebida para crear malestar. Prescinde de un acompañamiento musical de fondo para embellecer el conjunto, ya que, salvo alguna pequeña excepción, solo hay música diegética (la que los personajes también escuchan porque forma parte de su realidad). Pero, además es desagradable, ya sea por el volumen —en una de las primeras escenas— o por la repetición cuando Daniel toca el piano. Expresión de su rabia y desconsuelo, de la imposibilidad de asumir lo que le sucede. El niño. El actor Milo Machado realiza una interpretación maravillosa de Daniel. Es un personaje situado en el centro de la pesadilla del torbellino judicial y su afán es comprender. ¿Cómo va a comprender lo que los adultos no son capaces ni siquiera de expresar, no digo ya explicar? Inspira muchísima ternura y a la vez su presencia en el juicio es profundamente dolorosa y perturbadora para la protagonista. La protagonista. La actriz Sandra Hüller encarna a Sandra, que es una mujer que puede parecer ambigua porque tiene la virtud de no sentirse en posesión de la verdad. Duda, como todos, pero ella lo reconoce. Tiene planteamientos audaces, generosos e inteligentes y es consecuente con ellos, pero... sin ternura. Es fría y eso no se perdona en una madre y esposa. En algunos momentos me ha venido a la cabeza una película protagonizada por Meryll Streep, Un grito en la oscuridad, sobre una caso real en Australia donde una mujer fue condenada solo porque no daba el tipo de madre desesperada por la pérdida de su hijo. El tribunal: la pérdida de la vida privada. Muestra cómo se estudia hasta el más mínimo detalle de cada palabra, casi hasta los pensamientos: el montaje de la escena de la discusión de la pareja es impactante. Me parece que cae un poco en la parodia cuando pretende analizar los personajes de los libros de los dos escritores; pero lo que sí refleja es que cualquier acto de nuestra vida cotidiana, comentario o lo que sea, fuera de contexto puede ser demoledor. Antes decía que defiendo la labor de jueces y tribunales, y añado que defiendo más aún las garantías procesales: tenemos que evitar que un sistema bien diseñado se lleve por delante inocentes por un mal funcionamiento. Por lo demás, trata de tantos temas que seguro que me dejo alguno: la pareja, la evolución de la pareja, la complicidad, el reproche, el cuidado de los hijos, nuestra ineptitud en el cuidado de los hijos, la culpa, el estar perdido en un momento determinado, el derecho a estarlo, el que los demás no tienen la culpa de que tú estes perdido, la comunicación en la pareja y en la familia... El broche de oro es la pregunta que plantea al espectador. Pero no tiene sentido hablar de ella sin haber visto antes la película. Almudena Fernández Ostolaza.