Creo que realmente, sucedió una noche. No me sucedió lo mismo que en la película -¡ya me gustaría!- pero fue una noche.
El grupo de Zinéfilaz me invitó a unirme a ellas y, por supuesto, acepté de buen grado. Esa fue la parte fácil… ahora estoy en la parte menos fácil: mi primera entrada. No es una entrada más, sino que por ser la primera, no quiero desentonar entre aquellas que depositaron su confianza en mi.
Soy una apasionada del cine, especialmente de aquel tipo de cine que nos viene a la cabeza cuando decimos: cine clásico. De ese cine clásico saqué mi nombre.
Por cierto, mi nombre es Manderly.
Y ahora quiero contaros algo sobre uno de los grandes clásicos del cine americano. Se trata de una gran comedia que…
Sucedió una noche (1934)
Título original: It Happened One Night
Año: 1934
Productora: Columbia Pictures
Director: Frank Capra
Reparto: Clark Gable, Claudette Colbert, Walter Connolly, Roscoe Karns, Jameson Thomas, Ward Bond, Eddy Chandler, Arthur Hoyt, Alan Hale
Duración 105 minutos
Sinopsis: Ellie Andrews (Claudette Colbert), una joven y caprichosa heredera, consigue escapar del yate de su padre, que la había encerrado para evitar su boda con un hombre poco recomendable. A continuación, coge un autobús con destino a Nueva York. Uno de los pasajeros resulta ser Peter Warne (Clark Gable), un simpático y atractivo reportero, que busca una buena historia. El azar y las circunstancias unirán a Ellie y a Peter en un accidentado y divertido viaje.
El rodaje no comenzó con un buen ambiente. Claudette Colbert, no se llevaba bien con Frank Capra y Clark Gable, con problemas matrimoniales con Carole Lombard había sido cedido para esta película sin su aprobación. A pesar de este comienzo, los tres realizaron un trabajo brillante creando una comedia romántica muy dinámica que es toda una obra maestra.
Fue la primera película con este tipo de argumento llamado comedia romántica o guerra de sexos, tan característica, repetitiva y exitosa a partir de entonces. Sus protagonistas son un simpático sinvergüenza y una niña rica mimada pero encantadora en continua competición con unos diálogos sutiles y con mucha picardía que hicieron burla de la censura de entonces: una manta que haga de pared en la habitación que los protagonistas tienen que compartir sin estar casados.
Clark Gable, el Rey, había sido elegido en aquella época como uno de los hombres más influyentes del momento con una carrera en alza. Su ascendente popularidad quedó confirmada con una anécdota que ya forma parte de la historia del cine. En una de las escenas de la película se quita la camisa y se ve que no lleva camiseta. Esto provocó un noventa por ciento de descenso en la venta de camisetas, provocando la alarma en dicha industria. (Quiero recordar que diecisiete años después sucedería el efecto contrario gracias Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo).
Otra curiosidad sobre el personaje de
Clark Gable es su influencia sobre el famosísimo
Bugs Bunny. Sí, sí, como lo lees. De sobra conocida es la pose típica de
Bugs Bunny masticando una zanahoria mientras habla rápidamente. Pues bien, los creadores del conejo desvelaron que se inspiraron en un momento de esta película en el que el personaje de
Gable come una zanahoria mientras habla rápidamente con su compañera de fatigas.
Claudette Colbert creo muchos problemas durante el rodaje, simplemente porque estaba trabajando a disgusto. Al término del rodaje, comentaba que había hecho la peor película del mundo sin embargo al recibir el Oscar a la mejor actriz por su interpretación confesó que le debía el premio a Frank Capra.
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Los actores con el director Frank Capra |
Capra sigue una estructura lineal, contándonos simultáneamente lo que sucede en tres lugares diferentes: el viaje de Peter y Ellie, la búsqueda de Ellie por parte de su padre y la oficina del periódico de Peter. Todo está en orden cronológico. Es un reflejo de los problemas sociales de la época, de la amistad entre la gente humilde y de la diferencia de clases durante la Gran Depresión, siempre tratado con mucho optimismo. (Capra volvería a este tema en la magistral ¡Qué bello es vivir! en 1946).
Son muchos los momentos que merecen ser destacados pero me voy a quedar con la secuencia del autostop que es, si cabe, la más recordada de esta película. Yo la recuerdo así: después de caminar durante largo rato por la carretera, Ellie cansada propone sentarse en una valla y esperar a que pase un coche que se pare y los lleve. Es entonces cuando Peter le explica a Ellie que es un experto en todo lo referente a los autostopistas. Tras la burla de ella, él se dispone a enseñarle las diferentes técnicas del autostop, insistiendo en que la clave de todo está en el manejo del pulgar. El primer modo que le muestra es un movimiento rápido del pulgar, que según él, indica seguridad. El segundo, es un movimiento amplio acompañado de una sonrisa que indica que sabes chistes para el camino. El tercero, es un movimiento largo al que acompaña una cara triste…. Cuando comienzan a pasar los coches, ninguna de las técnicas da frutos. Ellie decide probar su propio método y sin utilizar el pulgar mientras Peter se burla de ella. Ante el primer coche que pasa, Ellie, se levanta un poco la falda y muestra su pierna izquierda... entonces oímos el frenazo de un coche.
Ellie: Acabo de demostrar que la pierna es más fuerte que el pulgar.
Peter: Desnudándose del todo se habrían detenido cuarenta coches.
Ellie: Lo recordaré cuando necesite cuarenta coches.
Parece ser que a Colbert no le gustaba nada tener que enseñar su pierna, así que Capra propuso que utilizaran una doble de piernas bonitas para ese plano…. Al momento, Colbert aceptó hacerlo ella misma.
Sucedió una noche fue todo un éxito en 1934. Se convirtió en la primera película en ganar los cinco Oscars a los que estaba nominada: mejor película, mejor director (Frank Capra), mejor actor (Clark Gable), mejor actriz (Claudette Colbert) y mejor guión (Robert Riskin). Este hecho no se repetiría hasta 1975 con Alguien voló sobre el nido del cuco y 1991 con El silencio de los corderos.
Simpática, fresca, ágil, muy divertida, Sucedió una noche deja una sonrisa en los labios y muchas, muchas ganas de vivir.