Hará una cantidad indecente de años, en unas jornadas de cine vasco, probablemente en el Zinemaldia donostiarra, no recuerdo bien, Ramón Barea presentó su primera película como director de cine. Esta no era sino la adaptación cinematográfica de una obra de teatro que había tenido bastante éxito por aquella misma época. Aquella obra de teatro estaba interpretada por cuatro de las actrices vascas más importantes del momento. Era la historia de cuatro monjas de clausura que, en un momento dado, deciden huir de su convento tras veinte años de vida contemplativa. La peli y la obra de teatro se llaman "pecata minuta" y yo cometo el pecadillo de hablaros de ella.
Una congregación peculiarviernes, 30 de octubre de 2020
Para lo que me queda en el convento...Pecata minuta (1998)
viernes, 23 de octubre de 2020
Armas de mujer
viernes, 16 de octubre de 2020
Veneno
"Veneno" (2020) es mucho más que una serie convertida en fenómeno. Es todo un homenaje, un gesto de amoroso reconocimiento a la icónica Cristina Ortiz, alias "La Veneno" una transexual que se hizo famosa en la España de los 90 gracias entre otras cosas a sus apariciones televisivas en el programa de "Esta noche cruzamos el Mississippi" con Pepe Navarro.
Confieso que cuando le di una oportunidad a la miniserie, tenía cierto miedo de encontrar un producto en el cual se diera una imagen esperpéntica de "La Veneno" pero cuando me enteré de que los directores eran los Javis ( Javier Ambrosi y Javier Calvo) creadores también de 'La llamada' y 'Paquita Salas' supe que la historia de Cristina estaba en buenas manos.
En el elenco de actrices encontramos a :
King Jedet, Daniela Santiago, Isabel Torres, Lola Rodríguez, Lola Dueñas, Paca la Piraña, Elvira Mínguez, Goya Toledo, Omar Banana, Laura Corbacho, Ester Expósito, Sophia Lamar, Mercedes León, Lara Martorell, Mariona Terés, Marcos Sotkovszki, Carolina Sobe, Ana Milán y Ciro Petrone.
La serie está inspirada en las memorias "Digo ni puta ni santa" escritas por Valeria Vegas, cuya historia personal tenía muchos paralelismos con la de la propia Cristina Ortiz y cuya figura también es coprotagonista en la serie junto a Cristina Ortiz.
Dos mujeres, Cristina y Valeria, que nacieron en épocas diferentes, pero a las que el destino o el azar, quiso unir.
"Veneno" la serie nos interesa no sólo porque algun@s vivimos una de las épocas que refleja la serie en España, los ochenta ,los noventa, sino también porque resulta ser un reflejo de la situación de parte de la comunidad LGTBI desde los años 60 hasta la actualidad., por lo que se convierte en historia viva del colectivo durante las mencionadas décadas, una historia marcada principalmente por la represión y la clandestinidad, especialmente de manera muy recalcitrante, en el ámbito rural.
En esa España de los pueblos pequeños, rancia y llena de prejuicios, Cristina Ortiz, tuvo que soportar bajo el nombre de "Joselito" todo tipo de vejaciones y humillaciones en su infancia empezando por su propia madre hasta que salió del pueblo natal, Adra (Almería) para dar el salto a las ciudades y empezar a vivir de forma más libre desde su propia identidad, especialmente en Madrid.
"Por muy perdida que estés, siempre aparece alguien para recordarte quien eres"(la Veneno, en el capítulo en el que Cristina Oasis se cruza en su camino)
Veneno por tanto es la historia de todas las Cristinas de España en una época que comprende varias décadas en las que las/los transexuales no tenían más opción que el exilio, familiar y social.
Siempre he pensado que no es nada fácil mezclar el drama con la comedia y sin embargo en "Veneno" los dos géneros conviven de manera armoniosa y costumbrista, al más puro estilo de "Los Javis".
Para la generación que nacimos en los 70 además resulta tremendamente estimulante recordar una banda sonora bien seleccionada acorde con cada momento, tal cual el "dame veneno" de Los Chunguitos y recordar historia de la televisión, como el programa de Pepe Navarro y algunos otros guiños que se hacen en los habituales flash-back que maneja la serie.
He leído un artículo en el que se decía que la Veneno en realidad no fue un ejemplo de mujer, que lo hubiera sido, si por ejemplo, en su época de gloria, su fama y su dinero hubiera servido para crear una fundación y ayudar a otras mujeres en su misma situación. Todo es cuestionable y sí, puede ser que su empoderamiento desde esa perspectiva no revirtiera a nivel comunitario todo lo que podría haber revertido, pero también es cierto, que ella con el paso de los años, se ha convertido en un referente, en un ejemplo de visibilidad de la lucha de las mujeres trans cuando nadie les daba trabajo (todavía hoy existe esa discriminación, por cierto) sólo por el hecho de ser trans, y cómo en algunos casos, ejercían la prostitución como un modo de conseguir dinero más o menos rápido a fin de poder subvencionar los tratamientos hormonales y las cirugías que en mayor o menor grado dependiendo de cada caso se seguían y que por supuesto en modo alguno estaban contemplados en la seguridad social, por no mencionar el apoyo psicológico que puede de servir de soporte para un cambio tan significativo.
Por supuesto que la serie tendrá seguidores y retractores, pero nadie puede negar el valor de los creadores de dejar una obra testigo de una época ,una serie cuyo elenco de actrices está formado en los papeles protagonistas por mujeres trans, un tributo ya inmortal de una mujer icono que en realidad fue un juguete roto de la televisión, cuya muerte sigue siendo un auténtico enigma para todos.
Pero además, quisiera cerrar esta entrada señalando el valor educativo de la serie, porque vivimos en una sociedad donde el diferente sigue siendo objeto de acoso en las escuelas, en los institutos ,en las calles y todavía quedan muchas batallas por librar para el colectivo LGTBI.
Si la estáis viendo, si esta entrada consigue despertaros la curiosidad y le dais una oportunidad, me gustaría mucho conocer vuestra opinión.
Feliz fin de semana a tod@s.
Troyana
viernes, 9 de octubre de 2020
Dar cera, pulir cera: Cobra Kai never dies!
En este verano del 2020, ya extinto y con nulos viajes, he podido ponerme al día con alguna que otra serie, y aunque no soy espectadora de lo nuevo, me llegó la noticia de que Cobra Kai iba a estar a estar en una de las plataformas que tengo, y me recomendaban verla.
Cobra Kai recogía un éxito de ese momento, Karate Kid, que ya había sido explotado hasta la saciedad con múltiples continuaciones e incluso cambio de protagonista (de Ralph Macchio a Hillary Swank), y una posible resurrección en el año 2010, con Jackie Chan y Jade Smith, producida por el padre del último, el conocido Will Smith. Y Will, aunque no logró reiniciar la franquicia para su hijo, sí que decidió volver al pasado a través de una producción de Sony/YouTube Originals (ahora Netflix), la ya nombrada Cobra Kai.
No sabemos si el éxito de la nostalgia de Stranger Things es lo que hizo que se le diera la oportunidad, pero debemos admitir, que incluso para el más escéptico, la serie es un gran entretenimiento, que recoge el espíritu del cine adolescente, movido a los cánones actuales, donde los personajes se comportan con continuidad, y en una evolución esperada.
Ralph Macchio y Will Zabka recuperan sus antagónicos roles, y gracias al paso de los años, logran darles una mayor profundidad que lo mostrado en los films originales. Con múltiples guiños a los mismos, pero sin necesidad de conocerlos previamente, y a través de algún flashback, se vuelve a establecer la continuidad necesaria, a la vez que se incorporan nuevos personajes que levitan alrededor de los mismos.
Los protagonistas, especialmente Zabka, están esplendidos recuperando este mundo que ya parecía perdido. Daniel LaRusso, el héroe, el triunfador, perdido ante la llegada de Johnny Lawrence su vida de forma inesperada, que no sabe si dar segundas oportunidades a quien fue su "terror" en el instituto. Johnny, un hombre eternamente metido en su momento de gloria de la adolescencia, que no ha sabido llevar más que una vida perdedora, que se arrastra en el día a día, hasta que se da cuenta de que puede ser algo más.
Acompañados, por tres adolescentes principalmente (la hija de LaRusso, el hijo de Johnny, y Miguel, un vecino del mismo), también nos vemos imbuídos en una trama juvenil, que es tan necesaria en esta recuperación sentimental de la década de los 80. Estos, y sus compañeros de clases, se verán imbuídos en el nuevo Dojo de Lawrence: Cobra Kai (que da nombre a la serie), y en la recuperación de la filosofía karateka de Daniel, que quiere ser un sensei para alguien como lo fue Miyagui para él.
La nostalgia no estaría completa, si además de las tramas, no hubiera múltiples guiños al cine del momento, con una banda sonora que se plega a los éxitos de entonces, que resultan originales ahora.
Lawrence, en particular, es un ejemplo de hombre sin tiempo, que parece sacado de 1985, y el shock con el mundo actual (internet, feminismo...), es otro de los grandes éxitos en los que se sustenta la serie, pues junto a LaRusso y su mujer, hay un choque generacional muy agradable y agradecido, que anima a que pueda ser vista en familia, sin importar ser padre, madre, hijo, hija o abuelos.
La evolución de los personajes, y la eterna contienda entre el bien y el mal sustenta la serie, junto a la oportunidad de cambiar o de mejorar.
En general, pese al drama adolescente que empieza a inundar la segunda temporada, Cobra Kai es una serie muy disfrutable, un entretenimiento escapista y una vuelta al cine adolescente de artes marciales, que conoció sus días de gloria hace más de 30 años.
¡Os la recomiendo!
jueves, 1 de octubre de 2020
Festival de cine de San Sebastián 2020
Festival extraño |
Empezamos temporada zinefila. Recién acabado el Festival de San Sebastián. Este año estaba temerosa de que al final se suspendiera, pero Rebordinos y su gente han hecho un esfuerzo descomunal y han sacado el festival adelante. Todo era distinto: las entradas, numeradas; el aforo, muy restringido; mayor presencia de series; distintos horarios, y menor número de películas. La verdad es que estaba tan contenta de que por fin se celebrara, que no nos importó nada, ni siquiera no conseguir entradas para Rifkin`s festival, que me producía mucha curiosidad, ni para Nomadland, que intuía muy de mi gusto.
Comenzamos con Été
del 85 de François Ozon. Tengo que aclarar que soy fan incondicional de
este director y, aunque a otros no les entusiasmó, a mí me encantó esta
historia de amor, muerte y adolescencia basada en la novela Bailar sobre mi
tumba. Los dos jóvenes intérpretes están brillantes.
Passion simple es una película belga dirigida por Danielle Arbid. No sé por qué, pero tengo prejuicios contra el cine belga, creo que provienen de algún ladrillo visto en anteriores festivales. Si a esto añadimos que la sesión era a las 15:30, comprenderéis mis temores. Pues, sorpresa, me gustó mucho. Como su título indica, es la historia de una pasión sin medida de una mujer hacia un hombre con el que solo la une el sexo. La pregunta que plantea es ¿merece la pena arriesgarlo todo por una pasión?, pero subyacen más temas, como los diferentes roles que adoptan el hombre y la mujer de la historia. Merece la pena.
Rueda de prensa de Été del 85 |
No conseguí entrada
para Druk de Thomas Vinterberg, y me dio mucha rabia porque me encantó
su película La caza. Mi hija sí la vio y confirmó que era excelente. Es
la historia de un grupo de profesores que decide mantener un nivel elevado de
alcohol en sangre todo el día (quizás no es mala idea…). Los actores se
llevaron una Concha de plata compartida por su interpretación.
Por ver un poco de
todo, elegí una de la sección Nuevos directores: Spagat de Christian
Johannes Koch, un director suizo. No tengo nada en contra del cine suizo, no
penséis que todo lo centroeuropeo me espanta, pero muchas como Spagat me
harían desarrollar un prejuicio contra este cine. Un pestiño. También es una
historia de pasión mezclada con problemas de inmigración. Aburrida y mal
contada. No me gusta criticar a nuevos directores, pero es lo que hay.
Más cambios de
género: documental. Courtroom 3H, de Antonio Méndez Esparza. Está rodado
en un juzgado de familia en Florida. Hay vistas y juicios y un juez
maravilloso. Son historias duras, de familias desestructuradas, pérdida de la
patria potestad, problemas de adicciones… Se intenta de verdad ayudar en la
medida de lo posible y se permite expresar su opinión a los implicados. Hay
situaciones muy difíciles, no quisiera estar en la piel de ese juez.
Interesante, aunque hay partes un poco reiterativas.
En todo festival hay
que ver un rollo repollo, si no, no te renuevan la acreditación. En esta
ocasión mi rollo fue Nosotros nunca moriremos de Eduardo Crespo. Lo
mejor que puede decirse de la película es que es corta Afortunadamente, porque
más aburrida era imposible. Paisajes desolados en Argentina, largos silencios
inexpresivos y una historia que no sé dónde quería ir a parar.
También encuentras siempre una peli que te alegra el día: Explota, explota de Nacho Álvarez cumple con el objetivo. Es un musical con canciones de Rafaella Carra ambientado en la España de los 70. Vestuario precioso, todo lleno de color e intrascenedencia, justo lo que yo necesitaba. Si todavía recordáis a Valerio Lazarov y los ballets de Giorgio Aresu, os va a encantar.
Aquellos ballets de la tele... |
Me emocionó Supernova
de Harry Macqueen. Protagonizada por Colin Firth y Stanley Tucci, que están
maravillosos. Cuenta la historia de una pareja de muchos años que emprende un
viaje en autocaravana. El motivo es que a uno de ellos le han diagnosticado una
demencia precoz y quieren disfrutar del tiempo de bienestar que les queda.
Diálogos brillantes y reflexiones interesantes sobre el amor, la enfermedad y
la muerte. El director me pareció un hombre muy inteligente durante la rueda de
prensa. Hasta ahora ha sido principalmente actor, pero hay que apuntarse el
nombre para seguirle la pista.
El agente topo es una película entrañable de Maite Alberdi. A medio camino entre el documental y la película de espías aborda un tema tan serio como la vejez con toques de humor. El protagonista se infiltra en una residencia de ancianos para descubrir si existen malos tratos, pero descubre muchas otras cosas.
Dos actorazos |
Antidisturbios es, sin duda, lo que más me ha impresionado
en este festival. Se proyectaron tres series: Patria, We are who we
are y Antidisturbios. Todas muy apetecibles, pero pasar un montón de
horas en una sala es una experiencia dura. Opté por Antidisturbios, con
la idea de ver dos o tres capítulos y marcharme. Fue imposible. Me quedé pegada
al asiento las cinco horas sin intermedios que duró la proyección. Cuenta la
historia de un grupo de policías que acuden a un desalojo que termina con la
muerte de una de las personas que se encuentran allí. Asuntos internos debe
investigar un caso en el que hay más cosas de las que se ven a simple vista.
Fascinante, no os la perdáis.
Para terminar, vi dos películas. El olvido que seremos de Fernando Trueba. Está basada en la novela del mismo título que escribió Hector Abad Faciolince sobre la vida y el asesinato de su padre. Es un personaje que merece una película o una serie: médico, ensayista y defensor de los derechos humanos en un lugar tan difícil como Colombia. Es preciosa toda la parte que muestra la vida familiar del protagonista y Javier Cámara está estupendo, como es habitual en él.
Una serie imprescindible |
La última fue un
poco más prescindible. The world to come es la historia de amor de dos
mujeres en una zona rural de los Estados Unidos de 1800. Preciosa de imágenes,
poética y, para qué mentir, un poco aburrida.
No vi la película
que arrasó en los premios: Beginning de Dea Kulumbegashvili, pero
presiento que no me gustaría mucho. Creo que es una peli de esas raras que
fascinan a los jurados, con planos secuencia de diez minutos de mujer mirando
nubes, pero para gustos los colores.
Y esto es todo lo
que puedo contaros del festival de este año. Espero ayudaros un poco en la
selección de películas a estrenar.