Me dejo llevar por la recomendación de mi amiga, que sabe por la temática de la peli, que mi respuesta va a ser un sí, porque nos gustan más las pelis de relaciones, amores, desamores, encuentros y desencuentros más que a un tonto, un palo: Woody Allen, Richard Linklater, Pedro Almodóvar....
Así que nos dejamos sumergir en la acogedora atmósfera de la sala mientras fuera cae la noche no fría ni lluviosa, pero tampoco cálida, pues ha estado lloviendo todo el día.
"París, distrito 13" resulta ser una grata sorpresa, aún con sus irregularidades, perdonables todas en mi opinión.
Basada en las historias del dibujante Adrian Tomine , ambientadas en Nueva York,los cineastas Jacque Audiard y Céline Sciamma, las reubican en París y nos dejan una película-retrato del amor moderno , el sexo y todos sus nexos en nuestros días. De esta manera los personajes principales viven el amor, el sexo, la pérdida, la decepción ,el encuentro y el desencuentro en el marco de un extrarradio parisino, aparentemente poco glamuroso pero rebosante de vida en su interior.
Así, Emilie (Lucie Zhang), una teleoperadora que vive sin complejos y libremente una vida sexual activa, se encuentra con Camille (Makita Samba), un profesor universitario que finalmente acabará aceptando en su casa como compañero de piso. Surge una química casi instantánea y pero ambos en ese momento van en direcciones contrarias: Emilie parece dispuesta a sentar cabeza y a Camille no le apetece tener pareja estable, o no al menos aquí y ahora con Emilie.
Camille se enreda con una compañera de trabajo, Stéphanie, y parece dispuesto a intentarlo esta vez. El cruce de Emilie con Stéphanie nos deja momentos muy divertidos en los que las drogas y los celos y el resultado de la unión de estos dos elementos :el caos emocional, dejan a Emilie en un temporal estado de fuera de juego existencial.
En otro lugar del distrito encontraremos a Nora (Noémie Merlant), que quiere dejar atrás un pasado traumático para por fin cumplir sus sueños de estudiar derecho en París. Sin embargo su parecido con una " camgirl" muy popular Amber Sweet (Jehnny Beth) le juega una mala pasada y terminara siendo objeto de bullying por parte de sus compañeros de clase universitarios.
Su camino así, se cruza con el de Camille, quien cambia de profesión a fin de ganar más dinero, lanzándose a la aventura de las ventas en el mercado inmobiliario al igual que Nora decidirá de nuevo aparcar sus estudios, para ponerse a trabajar en la inmobiliaria que ahora gestiona Camille y aunque en principio establece una líneas rojas en su relación que ha de ser únicamente profesional, todo termina diluyéndose una vez más.
Por otra parte, el casual parecido de Nora con Amber Sweet, le llevará por derroteros casi inimaginables, para comprobar que había estado buscando en los lugares equivocados y que a veces una casualidad insignificante termina dando un giro de 360 grados a tu vida sentimental.
Nos damos cuenta en la película que las relaciones están vivas, se constata que funcionan como organismos con latido propio, en constante estado de evolución. Lejos de permanecer inmóviles o estables, se transforman con el movimiento de cada uno de sus protagonistas como si estuviéramos en una partida de ajedrez en la que de forma aleatoria y a veces imprevisible, cada ficha determina un efecto sobre la otra y así de manera alterna e ininterrumpida.
Tal cual nuestras células, todo se mueve y transmuta, quien sabe si buscando un equilibrio homeostático que se escapa a nuestra comprensión.
El amor en los tiempos de tinder ,nos deja frases épicas como la de Emile : " folla primero y pregunta después" ¿es ésa la secuencia lógica siempre ?¿puede darse otra? Es como si los códigos fueran otros y si el sexo va bien, pasamos a otra fase, pero:
¿ es posible también en los tiempos de tinder enamorarse sin habernos tocado ni de refilón? ¿existen otras fórmulas viables de conectar?
Leo que dos grandes influencias de Jacque Audiard son Woody Allen y Eric Rohmer. Del primero, se puede hablar de cierto paralelismo con "Manhattan" en el uso del blanco y negro y del segundo, el referente de querer hacer una película al estilo de Mi noche con Maud (1969).
Más allá de todas las influencias, Audiard nos deja un retrato de una generación en el momento actual, en el extrarradio parisino que podría ser el extrarradio de Madrid, Londres o Berlín, por mencionar sólo algunas ciudades europeas, una radiografía de cómo se dan las relaciones hoy, con toda la espontaneidad e impulsividad de la juventud, con toda su frescura o toda su vital imperfección. Por lo pronto, nos interesa y nos deja con ganas de más.
Troyana