Con apenas unos veinte años de profesión, existió una actriz en Hollywood clásico que fue nominada seis veces a los Oscars, cuatro de ellas en años consecutivos, que ganó el Tony y que participó en la gran mayoría de los títulos míticos de la historia del cine de los 50 y 60: Eva al desnudo, La ventana indiscreta, Vidas rebeldes, Carta a tres esposas, El hombre de Alcatraz, La conquista del oeste, Confidencias a medianoche...
La lista de las estrellas con las que compartió escena sería infinita y la de directores no es menos impresionante: Capra, Samuel Fuller, Hichcock, Mankiewicz, John Huston...
Su nombre, sin embargo, quizá no sea hoy muy conocido para el gran público: Thelma Ritter.
Después de trabajar como actriz radiofónica, Ritter - que había nacido casi con el siglo XX - llegó al cine tiempo después de haber cumplido los cuarenta y murió al pie del cañón, con 66 años a consecuencia del infarto que sufrió trabajando en el show televisivo de Jerry Lewis.
Quizá por haber empezado tarde en el cine, o por su físico, sus intervenciones en cine, y sus nominaciones, fueron siempre como actriz de reparto, algo que quizá pueda ser la explicación de por qué su nombre no sea tan conocido como debería, a pesar de su evidente talento y su impresionante carrera.
Esto es curioso que si sus papeles eran de apoyo ( "support roles"), sus personajes también lo eran porque básicamente encarnó a una mujer de clase social baja que se gana la vida sirviendo a los demás, bien como criada, enfermera, camarera, etc...
Sus intervenciones iban desde el cliché de la criada respondona (Confidencias a medianoche, Boeing Boeing), hasta papeles mucho más interesantes, que daban una visión más compleja de aquellos que dedican su vida a cuidar a otras personas.
Y ahí es donde Ritter resultaba insuperable, en la sensibilidad y el sentimiento que conseguía transmitir a ese tipo de empleada que supera, con mucho, las atribuciones de su puesto para ser fiel amiga, soporte y confidente, aunque sus consejos no sean siempre escuchados ni valorados
El mejor ejemplo sería su papel como Birdie, la ayudante de Bette Davis en Eva al Desnudo. Birdie es la primera que ve las intenciones de Eve Harring y que advierte a Margo Channing, solo para ganarse su desprecio.
Y es que otra característica común de la mayoría de los papeles que representó, es la de ser un personaje con gran experiencia en la vida y con una especie de sabiduría popular que le hace saber lo que los demás personajes todavía no han descubierto.
Véase la enfermera de James Stewart en La Ventana Indiscreta, en la que tan pronto le prepara un sándwich, como que le da un masaje, le ayuda en sus investigaciones, o le aconseja en sus relaciones con la repipi de Grace Kelly.
Se que hago mal en fiarme de memoria y que no he visto su filmografía completa, pero solo recuerdo un caso en el que interpretara a una mujer de clase alta, en concreto, a la millonaria de "Tres Herederas", en la que encarna a la servicial madre de las tres herederas del título, a las que busca un buen marido. Otra vez, un personaje cuya misión en la vida parece ser estar al servicio de los demás.
Personalmente como madre es como mejor la recuerdo, sino biológica, sí la que hace las veces, convirtiéndose en una mujer que está ahí incondicionalmente, como la amiga de Marilyn Monroe en Vidas Rebeldes.
Aunque también supo representar maravillosamente la cara más oscura de la abnegada madre, tan entregada a su hijo, que no soporta que éste pueda separarse de ella y tomar sus propias decisiones, como se puede ver en "El hombre de Alcatraz".
El hecho de que Thelma Ritter encarnara mayoritariamente personajes de clase trabajadora hace que se la pueda tomar como ejemplo del tratamiento de los problemas sociales en el Hollywood clásico.
Personalmente siento un gran rechazo hacia las películas obvias, en general, y especialmente a las que parecen realizadas exclusivamente para ilustrar un problema social, y que se podrían retitular como "La película sobre los malos tratos", "La película sobre la inmigración" y cuyo único fin válido me parece que sería una clase de ética de 2º de la ESO.
Huyo de cualquier título en cuya promoción se termine hablando de "concienciar", o de las muchas películas - carne de festivales internacionales - de preferencia iraníes - sobre las muchas desgracias que acontecen a determinados grupos sociales (si son niños, mejor) y que se han convertido en auténticos tópicos sin apenas valores cinematográficos, que dudo que en nada beneficien a los que sufren la cruda realidad, pero que al parecer alivian las conciencias de algunos espectadores del primer mundo.
Sin ir más lejos, El Apartamento contiene más crítica social que todo el cine de algún director español poco aficionado al suavizante de pelo, y la filmografía de Ritter mucha más verdad sobre la lucha de clases (si que alguien aún habla de esto) que cualquier película que podáis ver en los Golem.
No diré que "The mating season" sea ni mucho menos, tan genial como "El apartamento", pero merece la pena acercarse a este título, probablemente único caso en el que Thelma Ritter fue protagonista, aunque no aparezca como tal en los títulos de crédito, ni en las dos nominaciones que recibió por este trabajo, a los Oscar y a los Globos de Oro (¿he dicho ya que era muy buena?)
Ritter es Ellen McNulty, que lleva toda la vida sacrificándose y trabajando en una sucia hamburguesería para pagarle la universidad a su hijo Val. Gracias a esto Val ha conseguido un buen trabajo muy alejado de su ambiente de origen. En una fiesta de la empresa se enamora de Maggie, la hija de un directivo (¿hubo alguna vez alguna actriz más guapa que Gene Terney?), con la que se casa poco después.
Después de un breve prólogo que expone todo esto, nos encontramos con dos situaciones paralelas: por una parte Ellen, que no ha ido a la boda de su hijo, consigue por fin comprarse un sombrero "elegante" para el que lleva meses ahorrando, para ir a conocer a su nueva y elegante nuera.
Por otra, dicha nuera espera impaciente a una criada que ha solicitado y con cuya ayuda espera salir airosa de la primera cena que ofrece la pareja como matrimonio.
En cuánto ve a su suegra en la puerta, no tiene duda de que es la criada que espera y la envía directamente a la cocina
El director, nada más y nada menos que Mitchell Leisen tiene el buen criterio de no detenerse demasiado en la decepción de la madre, aunque la cara de Ritter al quitarse el famoso sombrero, lo dice todo.
Así Ellen termina sirviendo en la fiesta, y desde su posición de criada (es bien sabido que mucha gente cree que aquellos que se dedican a la limpieza carecen del sentido del oído) descubre en una sola noche, lo que su hijo no ha conseguido ver todavía: que todos aquellos que rodean al matrimonio desean que éste acabe pronto.
¿Por qué? Porque Val ha salido de su sitio casándose con Maggie, y Maggie del suyo y familia y ex-novios conspiran para agrandar cualquier grieta que pueda haber en la pareja, empezando por la inexperiencia como ama de casa de la joven esposa.
Ritter decide quedarse con ellos haciéndose pasar por criada, para encauzar el funcionamiento de la casa y ayudar en todo a su nuera que se ve desbordada por las circunstancias, y que sea dicho de paso, recibe poco apoyo por parte de su marido.
Es esta una agridulce película con presentación de comedia que en realidad trata sobre el sistema de clases en una sociedad como la americana, que hace bandera de la meritocracia, pero que a la hora de la verdad, no acepta que un prometedor ejecutivo hijo de una cocinera, se case con la hija del dueño de la empresa.
A lo largo del metraje es difícil ponerse del lado del hijo (la interpretación del poco carismático John Lund no ayuda nada), que no parece sufrir demasiado por tener que renegar de su madre públicamente y que ningunea los problemas de su esposa. Sin embargo, el sacrificio de la madre y el esfuerzo de Maggie por salvar su matrimonio, despiertan las simpatía del público sin tardar mucho.
Atención también al retrato la joven esposa, consciente de que está en el punto de mira y de que no puede ser la perfecta esposa (esas mujeres que servían galletas caseras llevando tacones, faldas de vuelo y collar de perlas) para la que no ha sido educada y que necesita ayuda para desempeñar ese papel.
Un apunte, si buscáis la película "Casado y con dos suegras" es el horrible título español de "The mating season", título que una vez más da una idea equivocada del tono de la película y además no se corresponde con el argumento (¿quién tiene dos suegras? ¿que tu madre se haga pasar por tu criada es tener dos suegras?)
Si la película de Leisen tiene ciertos puntos de interés, "Carta a tres esposas" de Mankiewicz es directamente una obra maestra por muchos motivos. Aquí Thelma Ritter tiene un papel breve, no aparece si quiera en los títulos de crédito, pero sumamente significativo.
Lora Mae (hasta el nombre es una declaración de intenciones), el personaje interpretado por Linda Darnell, es la joven y atractiva empleada de una fábrica, a la que un día el señor Hollinsway, dueño de la empresa invita a salir. Para él, ella no es más que una conquista fácil que quedará deslumbrada por una cena y un paseo en su caro coche, pero ella tiene otros planes y hace que la velada empiece con él conociendo formalmente a su familia.
Solo esa escena, con la incomodidad evidente del dueño de la empresa, que se siente también dueño de la chica, obligado a comportarse como el caballero que no es, en la humildísima casa de la chica, hace que merezca la pena la visión de "Carta a tres esposas".
En la casa, está una de las mejores amigas de la madre de Lora Mae, Ritter, que trabaja como criada para unos amigos de Hollinsway (en la primera escena que aparece, la vemos negándose a ponerse una cofia). Por lo tanto, le ha cogido el abrigo y servido el café decenas de veces. Sin embargo, Lora Mae los presenta ceremoniosamente.
- Señor Hollinsway ¿conoce a la señora Dugan?
Él se queda desconcertado y Ritter dice con voz cansada
- Lora Mae, el señor no conoce mi apellido.
¿Se puede decir más con menos?
Loque
Nota: Todas las fotografías son de
IMDB