viernes, 24 de noviembre de 2023

Family Man


Tengo debilidad por las películas (y relatos en general) con este tipo particular de high concept que inventó el mismísimo Charles Dickens con Un cuento de Navidad.


Me refiero a esos relatos de redención en los que un personaje cargado de negatividad sufre una experiencia más o menos sobrenatural o religiosa, pierde el contacto con la realidad y regresa luego a ella redimido y profundamente cambiado.

Un buen ejemplo de este género, también muy relacionado con la Navidad dickensiana, es Qué bello es vivir, con la salvedad de que en este caso el prota, el bueno de James Stewart, no es un personaje negativo (¿hizo Stewart alguna vez de malo? pregunto), pero sí vive una crisis que está a punto de hacerle caer en la negatividad.

Otra variedad de este género la presenta A propósito de Henry. En este caso, no hay experiencia sobrenatural ni religiosa, pero sí traumática, sí un cambio de realidad y, por supuesto, una redención. También podría entrar un pelín forzadamente en este género Up in the air.

¿Por qué me gustan estas pelis? Porque disfruto con el contraste estilístico entre una y otra forma de vida, la positiva y la negativa. Me gusta ver estas pelis una y otra vez y fijarme bien en las vidas anteriores, las presuntamente negativas, que los personajes abandonan a regañadientes y que luego no quieren retomar.

Por eso siempre me gustó Family Man, por eso la he visto unas cuantas veces. Por eso volví a verla hace poquito y le descubrí aspectos que hasta ahora no le había descubierto. Porque, ya sabéis, las películas y los libros no cambian, permanecen siempre iguales, pero nosotras sí cambiamos, no tenemos la misma mirada ni la misma cabeza ni el mismo estómago con veinte años y con cuarenta.

Así que quizás sea por eso, quizás sea porque mi cabeza ahora está en algo en lo que no ha estado nunca, desmontando creencias arraigadas y principios que parecían indestructibles. Quizás porque yo también estoy a punto de redimirme (es broma: exagero). Quizás por eso Family Man me ha impresionado esta vez más que nunca.

Pero olvidemos mi aburrida vida y vayamos con la peli.

Family Man se estrenó al filo del milenio, en el año 2000, cuando el mito ochentero del yuppy ya caía en picado. Como algunas y algunos de vosotros seréis insultantemente jóvenes y por eso, por juventud y no por incultura, puede que no hayáis oído nunca hablar de los yuppies, recurro a la Wikipedia y os resumo que el término yuppy (del inglés young urban professional, joven profesional urbano) designa a una persona joven (muy frecuentemente un hombre) con estudios universitarios, que vive en una ciudad grande y tiene un trabajo de alto nivel.; esto es, responde al estereotipo del joven ejecutivo común en Estados Unidos. Básicamente son personas de entre 20 y 39 años, recién graduadas en la universidad, que ejercen sus profesiones y tienen ingresos medio-altos. Además, están al día tecnológicamente hablando y visten a la moda. Valoran en exceso lo material, invierten en bolsa, poseen vehículos de alta gama y se mantienen a la vanguardia en tecnología. Yuppy se utiliza también de manera peyorativa para definir al profesional joven, exitoso, arrogante e inmerecidamente rico, debido a su búsqueda primordial de su estatus económico. La escasez de tiempo y el estrés con el que viven (debido a su afán por mantener su estatus) afectan sus relaciones familiares.

El protagonista de Family Man, interpretado por Nicholas Cage, es efectivamente un estereotipo de yuppy que en una Nochebuena tiene un encuentro con un ángel (Don Cheadle) y se ve transportado a una realidad paralela en la que, por haber tomado otra decisión en el pasado, ahora no es ni rico ni un profesional valorado, ni vive en un lujoso apartamento de Manhattan, sino un vulgar vendedor de neumáticos de un barrio humilde, casado con su novia de la universidad y padre de dos hijos.

Tras lo que os he contado de la redención, os podréis imaginar por dónde transcurre la historia. Family Man la dirigió Brett Ratner, un tipo que ha brillado más por impresentable que por buen cineasta. En Wikipedia los casos feos en los que ha estado implicado ocupan más espacio que su filmografía. Olvidémoslo, pues.

Los actores no me gustan, pero aquí funcionan. Nicholas Cage ya sabemos todas lo que es y Tea Leoni puede que sea la tía más inexpresiva de Hollywood.  En el reparto infantil descubro  gratamente a Mackenzie Vega, que luego estuvo en The Good Wife.

En fin, que Family Man no es, ni de lejos, Qué bello es vivir, pero toca otras teclas más actuales y, aunque predecible, en absoluto resulta aburrida.  

Y con esta su última entrada del año, se despide hasta 2024 vuestra amiga Noemí Pastor.

viernes, 17 de noviembre de 2023

Volar en círculos

“Regla número uno de la Guerra Fría: nada, absolutamente nada es lo que parece. Todos tienen una segunda intención, cuando no una tercera”. John le Carré. Este documental es un juego inteligente con el espectador sobre la verdad y la mentira. Se articula en una larga entrevista al exespía británico David Cornwell, mundialmente conocido por el pseudónimo con el que firmaba sus novelas: John le Carré. Es un recorrido por la vida y obra del autor, inspirado en su libro homónimo, que refleja además su talla como novelista en cada una de sus respuestas maravillosamente elaboradas.
Comienza presentando la figura del “inocente”. El título original del libro y la película, The Pidgeon Tunnel, obedece a la profunda la impresión que provocó a le Carré en su juventud conocer el tiro al pichón en el que se dispara a palomas vivas, criadas en túneles oscuros, en el momento de su vuelo hacia la luz. Es una metáfora que aparece como una ilustración a lo largo de todo el documental. También, como preliminar, cuestiona la relación entrevistador-entrevistado, y aquí ya asoma su conocimiento sobre las técnicas de manipulación al hablar de la necesaria dependencia que es necesario crear en todo interrogatorio. Y el tercer elemento inicial es su fascinación por el embaucador (cazador del inocente). Una figura que le Carré conoció desde pequeño encarnada en su padre: un estafador profesional. Se refiere a él como alguien que amaba la mentira y el engaño porque le hacían sentir vivo y tenía “estallidos de inmenso carisma” cuando estaba engañando, como un actor en un escenario. El hijo aprendió a imitarlo, y este hecho junto a su educación elitista forjaron el candidato perfecto para ser espía. Sentadas las premisas, cualquier cosa que cuente a partir de ahí puede ser verdad o mentira, hasta su sonrisa en algunos momentos de la conversación sugiere que podría estar engañándonos. Y si se trata de un juego, podemos probar. Diría que hay dos clases de escenas: las anécdotas sobre su infancia, su educación en Eton y Oxford, su participación no muy relevante en el servicio secreto, los sucesos que le indignaron tanto como para escribir alguna de sus novelas, las personas en las que se inspiró, aunque no revele su identidad, el caso Philby,... o sea, las que recrean los hechos, parecen verdad. Quizá adornada, pero verdad. El segundo grupo son sus valoraciones. Terreno más resbaladizo. Que la arrasadora personalidad de su padre le marcó, parece indudable; si lo admiró, como él dice, o fueron otros sus sentimientos en una infancia tan difícil, quién sabe. Sobre el abandono de su madre es especialmente ambivalente. A mí me hace pensar en la extraña relación de sus personajes Smiley y Ann, una mujer que inflige un terrible daño, además público, incomprendida en su flaqueza y no perdonada, pero, aun así, muy querida. Sobre los servicios secretos creo que es cierta su teoría del atractivo de pertenecer a un club secreto, poderoso y exclusivo; también su arrepentimiento de haberlo mostrado en sus novelas como algo tan fascinante, y su desengaño (esto último porque no lo dice explícitamente). ¿Quiere hacernos creer que hizo de la necesidad virtud? ¿Que pertenece al bando inocente a pesar de ser un perfecto embaucador? El director, Errol Morris, es un original documentalista ganador de un Oscar por The fog of war , sobre el secretario de defensa durante la guerra de Vietnam, Robert S. Mcnamara, y autor de otros títulos premiados sobre temas muy dispares como las teorías de Stephen Hawkings o los abusos del ejército norteamericano en Irak. Suele emplear reconstrucciones guionizadas de hechos, teorías o pensamientos y, en ocasiones, un artilugio llamado Interrotron que permite que el entrevistado vea en la cámara la cara del entrevistador aumentando la sensación de cercanía entre ambos. En Volar en círculos destacan varios paralelismos muy acertados entre escenas de las obras de le Carré y los acontecimientos que las inspiraron. La estética onírica de algunas de las recreaciones, aunque no es mi favorita, contribuye a aumentar la atmósfera de ambigüedad. Lo que sí me he creído, y he disfrutado, son las reflexiones de le Carré sobre el arte de escribir: escribir siempre es un viaje de auto descubrimiento... ver como surgen las tramas y los personajes sobre el papel en blanco y siempre me cuentan pequeños destellos de quién soy yo... el escritor es un ladrón que roba experiencias aquí y allá y luego hace ilusionismo... todos los personajes tienen que tener algo del autor para estar vivos... Como decía al principio, el documental se inspira en el libro, pero para los amantes del maestro de la novela de espías recomiendo que lo lean después de ver el documental. Viene a ser un aperitivo. Almudena Fernández Ostolaza.

viernes, 10 de noviembre de 2023

Rojo y Verde: Navidad en la pequeña pantalla

Llega la temporada de las películas que van en rojo y verde, es decir, ese producto a troquel que resultan las películas navideñas para televisión, cuyo pistoletazo de salida ya ha empezado en países como EEUU o Francia, mientras que en España, estarán al caer en cuanto el programador de Antena 3, así lo decida.

Porque aquí no se habla de los grandes clásicos navideños como pueden ser "¡Qué Bello es Vivir!", "La Jungla de Cristal" o "Los Fantasmas Atacan al Jefe", entre otras (y de las que si quieres saber más, puedes ir a este otro artículo de Zinéfilas), hablamos de esos películas producidas por Hallmark Channel, Lifetime o los grandes del streaming como Netflix o Prime, que supone un gigantesco negocio que alimenta nuestras sobremesas (y siestas) en esta época.

Sí, lo mejor es que como toda película "de tarde" de las del tipo amable (las de niñeras psicópatas, las dejamos para otra ocasión), tienen una trama muy parecida a las del resto del año, que se puede resumir de la siguiente manera:

  1. Joven urbanita y estresada acaba de vuelta en su pueblo de infancia o en uno cualquiera por accidente.
  2. Conoce a muchacho rústico, pero amable y atento, con el que se pelea o se lleva bien, y con el que aprende el verdadero significado del amor (y la Navidad en esta época).
  3. Podemos añadir un lugar a salvar/niña o niño tan dulce como inaguantable/granja con caballos mustang/familia graciosa...
  4. Y como es Navidad, pues pongamos una gran cantidad de decorados, dulces y villancicos.
Es realmente sorprendente que con un argumento así, y sus variaciones, siempre tan repetidos, estemos tan dispuestos a invertir nuestra tarde en estos telefilmes (si no están los efecto narcolépsicos de por medio), y sobretodo, parece ya un ritual de Navidad, de ponerlas de fondo, mientras comemos turrón y compartimos momentos con la familia y visitas, pues son las películas que sabes que van a "tener un final feliz" y se las puedes poner tanto a tu abuelita como a tus hijos o sobrinos. Además de la trama, también repiten los actores, a los que ya los hemos visto en otros productos en otras épocas del año, pero esta vez con su jersey verde y su vestido rojo.


Aunque la historia de las películas para la televisión se remonta a los años 50, esta profusión navideña explosionó hace unos 10 años (1). Hallmark, habitual productora para productos audivisuales para el cable,  realizó “Christmas Under Wraps” con la "niña" de "Padres Forzosos", Candance Cameron Bure, y descubrieron su mayor filón en "positividad", "sentimentalidad" y "buenrollismo", lo que dió lugar a un aumento de producciones televisivas por épocas (Acción de Gracias, Halloween, San Valentín...), cuyo cénit es la llegada del 1 de noviembre en EEUU con las películas de Navidad.

Y Hallmark, como hemos dicho, no fue la única que explotó este filón. Otra productora, Lifetime, también está en el "negocio de las películas de tarde festivas", en el que llevan desde hace 20 años, y volvieron con fuerza al de Navidad, en 2016. Como dice una  de sus vicepresidentas senior, Meghan Hooper, este empuje se debió a un mundo cada vez más caótico, y que estas películas, suponen un escapismo maravilloso, especialmente en un negocio cinematográfico, donde las comedias tienen cada vez menos espacio en la cartelera (2). Esto último es especialmente cierto, si hablamos de la tendencia de Hollywood a los superhéroes, las secuelas y remakes, que inundan los cines, aunque es verdad que 2023 parece que muestra un cambio de paradigma con el "Barbenheimer", u obras de maestros clásicos como "Los Asesinos de la Luna" de Scorsese o el "Napoleon" de Scott. En cualquier caso, las "comedias menores" (en el sentido de sus presupuestos), no se dejan ver tanto como antes, siento imposible pensar en tener en un cine "Mientras Dormías" e incluso los grandes éxitos navideños de hace 20 o 15 años como "Love Actually" o "The Holiday". Parece que estas películas ya no tienen cabida, aunque se intentara recientemente con películas como "Last Christmas" (cuyo tono triste la condenaba algo al fracaso, y que acabó en plataformas rápidamente).


Volviendo a las "pelis de tarde", otra característica común, es que son fundamentalmente "conservadoras", aunque la "diversidad" actual, se ha abierto a otro tipo de parejas o propuestas más alejadas de la normalidad clásica navideña o el "tolerado para todos los públicos". Ejemplos de esto son "Happiest Season" o "Single All the Way".

Finalizamos hablando de las plataformas de streaming y este género: claramente la ganadora es Netflix, con una gama amplia en su catálogo y nuevas producciones. Pese a la cantidad de géneros y propuestas (musicales y realities incluidos), así como una gran cantidad de films, los que tienen más éxito son aquellos que se ajustan a la fórmula más tradicional, comenzando por "A Christmas Prince". Luego se evolucionó en películas que además incluyen una protagonista carismática (con éxitos anteriores, pero relegada a la televisión, salvo excepciones): Brooke Shields (A Castle for Christmas), Lindsay Lohan (Falling for Christmas) o Vanessa Hudgens (The Knight Before Christmas o la trilogía The Princess Switch (sólo la primera es simpática)), son ejemplo de esto.

Ahora sólo queda preguntar: ¿Qué película de Navidad disfrutarás junto a los mantecados y polvorones este año? Eso sí, sólo te pedimos que al menos puedas aguantar hasta diciembre antes de ponerla ;)


Carmen R

Fuentes: 
(1) How Hallmark Took Over Cable Television de Sarah Larson: https://www.newyorker.com/magazine/2019/12/23/how-hallmark-took-over-cable-tv
(2) Why are there so many Christmas TV movies? The 'warm and fuzzy’ factor, and more de Kristi Turnquist: https://www.oregonlive.com/entertainment/2019/11/why-are-there-so-many-christmas-tv-movies-the-warm-and-fuzzy-factor-and-more.html

sábado, 4 de noviembre de 2023

Golpe de suerte


 La película 50 de Woody Allen me ha parecido entretenida, audaz, con giros inesperados, un thriller no romántico y tragicómico donde el azar parece ser el gran protagonista.


"Un golpe de suerte" (2023)rodada en París y con reparto en gran parte francés, nos cuenta la historia de una pareja casi perfecta con una posición social más que acomodada, Fanny ( Lou de Laâge)y Jean  enamorados y con profesiones solventes, ven como su vida da un giro inesperado cuando ella, Fanny se cruza accidentalmente con Alain (Niels Schenider ) con quien iba al instituto y del que se enamora pese a tenerlo aparentemente todo con Jean.

La vida y sus cambios que no avisan. Este encuentro pondrá patas arriba todo el mundo de Fanny y por extensión el de Jean.

Y hasta aquí puedo contar ....porque uno de los principales puntos fuertes de esta película es el suspense que nos mantiene enganchados a la historia.

Woody Allen ya mostró su interés por el azar en "Match Point ", la ironía de la vida, ese misterio orden- desorden del que parece que no tenemos ningún control por mucho que nos empeñemos en ejercerlo.

En "Match Point" ,como en "Un golpe de suerte" , Allen se vale del thriller negro, una tragicomedia donde nos hace reflexionar sobre las vueltas que da la vida y lo arbitrario de la buena o la mala suerte .

En" golpe de suerte", retoma ese pulso, y aunque Allen a lo largo de su filmografía ha apostado también por los personajes que forjan su vida también con la voluntad, lo cierto es que " un golpe de suerte" cada personaje parece más bien un títere movido por unos hilos invisibles que no tiene acceso al guion ni al giro inesperado y a veces dramático de los acontecimientos. El eje central vuelve a ser la dialéctica entre la intención y la fortuna.

En relación al reparto, me gustaría destacar la interpretación de Melvile Poupaud  en el papel de Jean y también de como papel secundario a Valerie Lemercier , que da vida a la madre de Fanny. Ella nos recuerda a otros personajes de "Misterioso asesinato en Manhattan", como bien analizan en Fotogramas , ya que su gusto por la novela negra le lleva a adoptar actitudes detectivescas a fin de desentrañar algún que otro misterio.





No sería justo no mencionar la química existente entre los personajes protagonistas, la pareja formada por  Lou de Laâge y Niels Schenider , su enamoramiento, su complicidad, sus paseos y almuerzos en la maravillosa etapa del enamoramiento son la cara luminosa de una película que en modo alguno calificaría de romántica y sí de dulceamarga.

No os la perdáis porque es una película a la que le sobran los motivos para darle una oportunidad.

Feliz fin de semana

Troyana