viernes, 25 de junio de 2021

“Al encuentro de Mr. Banks”: en recuerdo de Pamela Lyndon Travers


El título original, en inglés, de la película de la que os quiero hablar hoy es “Saving Mr. Banks”, un título con un bonito juego de palabras que me veo incapaz de traducir decentemente al español, cosa que también les ha sucedido, al parecer, a las personas encargadas de bautizar esta peli en castellano, pues optaron por otro título nada arriesgado y un poco anodino: “Al encuentro de Mr. Banks”. Ambos, el título español y el inglés, se refieren a un personaje masculino un poco secundario en esta historia: el padre de los niños que cuidada Mary Poppins.

Yo, en cambio, he querido elevar al título de este mi articulito a la creadora de Mary Poppins, Pamela Lyndon Travers, la relativamente desconocida escritora en cuyas novelas se basó la conocidísima película de Disney.

“Al encuentro de Mr. Banks” es una especie de “making of”, un biopic novelizado sobre la construcción del film “Mary Poppins”, una de las obras maestras de la factoría Disney. Es lo que más nos gusta del mundo: cine sobre cine; una historia de los estudios Disney producida por Disney.

Antes de seguir, os confesaré que de niña no fui yo precisamente fan de Mary Poppins. Ni del personaje ni de la película. A ella, a la institutriz, la encontraba rara, seca, antipática, atípicamente seria, con su rancio traje oscuro, tan diferente del divino vestido rosa de Cenicienta en el baile de palacio o aquel otro que las hadas juguetonas y reilonas cambiaban de color en “La bella durmiente del bosque”. Por cierto, Pamela Lyndon Travers publicó en 1975 un ensayo sobre este relato: “About the Sleeping Beauty”.

Tuve que hacerme adulta y convertirme yo misma en una señora con traje oscuro para empezar a apreciar a Mary Poppins; y tuve que esperar a ver “Al encuentro de Mr. Banks”, que salió en 2013, para entenderla un poco más, a través de su creadora.

Pero, antes de ir con ella, hablemos un poco de la película. Como os decía antes, cuenta las peripecias de Walt Disney y sus arduas negociaciones con Travers, para llevar a la pantalla su saga de novelas protagonizada por Mary Poppins, ya que, al parecer, Walt les había prometido la peli a sus hijas, que eran muy fans de Poppins y de Travers.

Así, el bueno de Walt aparece como un tipo simpático que se enfrenta a la buena de Travers, una señora neurótica y frágil, acérrima defensora de su niñera de ficción y en principio muy reacia a que se viera fagocitada por la maquinaria de Hollywood y enñoñecida con dibujos de animalitos y cancioncillas ridículas. El relato de las divertidas negociaciones se entrecala con flash backs de la infancia de Travers en Australia y su adorado padre alcohólico.

“Al encuentro de Mr. Banks” está dirigida por John Lee Hancock, un tipo de no muy brillante cinematografía, y su guion se debe a Kelly Marcel, autora también del guion de la “Cruella” de Emma Stone. Mucho más conocidos son sus intérpretes: Emma Thompson como la novelista; Tom Hamks como Walt Disney; Paul Giamatti como el chófer y único aliado de Travers en Los Ángeles; y Colin Farrell como el padre de Travers.

Pamela Lyndon Travers

Ahora sí. Vamos con Pamela. Además de escritora, Travers fue también actriz y periodista. Había nacido en Queensland, Australia, en una familia acomodada, de banqueros y políticos. De joven comenzó a publicar poemas y a representar a Shakespeare en teatros de todo su continente. Con 25 años se mudó a Inglaterra, donde permaneció toda su vida hasta que falleció en 1996 con 95. Con poco más de treinta había comenzado a escribir su serie de novelas infantiles de la popular niñera. Además de esta saga, publicó diez novelas más y cuatro ensayos. Detestaba la popularidad y se esforzó siempre por permanecer alejada de los focos, sin dar a conocer nada de su vida personal.

Dicen que a Travers no le gustaba Disney porque odiaba los finales felices. Por eso el final de su relación fue infeliz. La película no lo cuenta, pero en realidad sucedió que Travers quedó tan disgustada con la producción de Disney que se negó a venderle los derechos del resto de sus novelas de Mary Poppins, que en total fueron ocho. Al final se se salió con la suya y el final fue amargo, sin un poco de azúcar.

 

Noemí Pastor

viernes, 18 de junio de 2021

Ratched

En la edad de oro de las series de televisión  las hay de todos los colores, sabores y olores. Hay series fantásticas hechas a base de talento y pasta y series mediocres, más de una. En cuanto a la temática, las series policíacas y los thrillers con conspiraciones diversas abundan como las moscas en verano. También me escama tanta serie nacional para Netflix con protagonistas  prostitutas pasadas de rosca, todo modelitos hipersexualizados y proxenetas zafios y brutales. ¿Tan limitada es el campo argumental para interpretes femeninas que subliman la trata en series como Sky Rojo o El Inocente? Pero dejémonos de este tipo de producto y vamos a por otro lleno de singularidad. Se trata de un drama psicológico ambientado al final de los años 40 del pasado siglo.

¿Seguro que el verde es tranquilizador?

Porque singular es, sin duda, la serie Ratched. Mildred Ratched  es un personaje de “alguien voló sobre el nido del cuco”. El personaje antagonista. La enfermera malvada que castiga con saña a quien no sigue sus estrictas normas. En la famosa peli de Milos Forman, la enfermera Ratched estuvo encarnada por Louise Fletcher, que consiguó el inquietante papel después de que lo rechazaran incontables famosas actrices. El personaje se convirtió en uno de las villanas por antonomasia.

Modelitos y vistas californianas

La serie que lleva su apellido en su primera, y por ahora, única temporada, nos lleva a finales de los años 40, recién acabada la segunda guerra mundial donde una joven Mildred Ratched (Sarah Paulson) consigue, con magistrales artes de manipulación, convertirse en una prestigiosa enfermera en un hospital psiquiátrico dirigido por un médico inquietante y gobernado por una odiosa jefa de enfermeras.

El dr. Hannover en su despacho.

Lo fascinante de la serie es el vestuario, la iluminación y la fotografía. Todo ello ayuda a crear un ambiente entre elegante y  temible. Los personajes que aparecen en la serie aportan matices originales. Se nota que las actrices veteranas se han divertido.

Plantándole cara a la jefa de enfermeras.

Quizá lo que le falla a la serie es que, con el paso de los capítulos, la historia se va reblandeciendo, a pesar de las dosis de criminalidad que contiene, y acaba intentando hacer de la maquiavélica protagonista un ser honesto, cosa que le quita gracia, la verdad. La trama acaba caricaturizándose, lo cual es una pena.

Secretos y pacientes peligrosos de psiquiátrico

Se nota el toque de producción de Ryan Murphy  ya que los principales intérpretes y el arranque de la serie recuerdan a American Horror Story y a American Crime Story, que no dejan de ser las versiones modernas y yankees, si me permitís la comparación salvaje, de nuestra “la huella del crimen” de Pedro Costa Musté, ya que en ambas se narraban truculentos crímenes de sendos países. Como decía, tanto Sarah Paulson (Mildred Ratched),  Finn Wittrock (Edmund Tolleson) o Jon Jon Briones (dr. Hannover) han participado en ambas series.

El dr. Hannover (Jon Jon Briones) y su paciente la sra. Wells (Sophie Okonedo)

Aparte de la trama, de los trajes con sombrerito de los 40, los juegos de luces, los colores pastel y la música, es agradable encontrarse con tanta actriz veterana como Amanda Plummer, Sharon Stone, Rosanna Arquette e inlcuso Vincent d’Onofrio.

Mi mono Amedio y yo....


Te lo pasas bien viendo modelitos y los tonos pastel del hospital. 


Juli Gan

viernes, 11 de junio de 2021

A propósito de Henry

Iba a escribir que siempre me ha gustado esta peli, pero seré más fiel a la verdad si escribo que siempre me ha resultado agradable de ver, porque, así y todo, le encuentro muchos defectos.

Luego hablaré de los defectos. Ahora, para empezar, os diré que se trata de una peli muy de los ochenta y noventa, típica de las dos últimas décadas del siglo XX. ¿Por qué? Por dos de sus características. La primera, que puede englobarse dentro del cine de yuppies, grupito en el que también se encuentran, entre otros muchos filmes como Wall Street, Armas de mujer (del que ya os hablé en Zinéfilaz) o La hoguera de las vanidades (de la muy buena novela de Tom Wolfe; la película, en cambio, no es tan buena). Ahora que acabo de escribir esta minilista, me doy cuenta de que algunos intérpretes se repiten. ¿Casualidad? No creo.

La segunda característica es que A propósito de Henry (en adelante APDH) podría definirse también como una high concept comedy. Aunque no se suele citar como ejemplo, sí creo que puede responder a este tipo de filmes.

¿Qué es una high concept (en adelante, HC)? Según la Wikipedia, una creación artística (en este caso, una peli) que puede formularse sencillamente en una frase breve y llamativa. Así, APDH se formularía así: un desalmado yuppie neoyorquino, un amo del universo, recibe un disparo en la cabeza y su vida se desmorona en todos los sentidos.

Los argumentos HC responden a la pregunta global “¿qué pasaría si..?”. El ejemplo más claro de película HC es Parque Jurásico, que respondería a “¿qué pasaría si clonaran a los dinosaurios?”. Esta pregunta a menudo da pie a una reflexión sociopolítica sobre el futuro de nuestro mundo.

Así, en el caso de Henry el HC se amplía y se precisa: en realidad, la vida de Henry no se desmorona, sino más bien se vuelve del revés, porque la bala en la cabeza la pone frente a un espejo que muestra que no era lo que parecía; tenía una parte destruida que se restaura, a la vez que se desploma lo que parecía sólido: el trabajo, la economía y los privilegios de hombre blanco hetero urbano adinerado.

Se supone que una película HC es capaz de llegar a una amplia audiencia al basarse en una idea fácil de captar. Y sí, en esto APDH encaja perfectamente, porque presenta un buen repertorio de ideas simples (e incluso simplonas) que constituyen uno de los defectos de los que antes os hablaba y que ya ha llegado el momento de tratar.

Veamos. Lo primero que no me gusta de APDH es la abundante dosis de ñoñez, con niña y perrito incluidos, y ciertos personajes arquetípicos entre los que destaca el del enfermero que cuida a Henry en su larga y lenta recuperación tras el disparo y que interpreta Bill Nunn. Es este un personaje típico de teleserie de sobremesa: el profesional abnegado que se deja el alma en el cuidado de sus pacientes, no solo en lo físico, sino también y sobre todo en lo espiritual. Y para ello se vale de su propia experiencia, de su propia tragedia, porque, tras su apariencia alegre, se oculta un sufrimiento pasado que deja en nada lo padecido por cualquier pijoque caiga en sus manos. Es su as en la manga, su arma secreta; cuando nada le funciona, cuando ya ha agotado todos los demás cartuchos, ¡pum!, saca la artillería: su tremenda desgracia personal. Y entonces todos los pacientes se dan cuenta de que lo suyo es una minucia y se recuperan. Milagro americano. Ya está.

¿Cómo mejoraría yo APDEH? Pues creo que habría ayudado al guion haber desarrollado algo más la parte anterior al disparo que cambia la vida de Henry. Yo me habría recreado cual cochino en charca de lodo en ese vivir opulento, regalado; un poco superficial, sí, vale, pero de calidad sin duda. Esos apartamentos de avenida céntrica neoyorquina, con terrazas en las que cabe mi casa entera, salones desmesurados, pasillos kilométricos, ascensores privados… Esa limusinas, esos restaurantes de exquisita decoración y no tan exquisita cocina; esos modelitos de las señoras, sobrios y carísimos. Yo me habría extendido algo más en esos ambientes suntuosos que nos deleitan a los pobres, porque, cuando ahonda en esa parte lujosa y fake, es cuando APDH saca lo mejor de sí misma, con la inestimable ayuda, por supuesto, de dos tótems de Hollywood como son Harrison Ford y Annette Bening.


Y con la ficha técnica de filmaffinity.com se despide vuestra amiga Noemí Pastor.

Título original  Regarding Henry

Año  1991

Duración  107 min.

Dirección  Mike Nichols

Guion  J.J. Abrams

Música  Hans Zimmer

Reparto  Harrison FordAnnette BeningMichael HaleyStanley SwerdlowJulie FollansbeeRebecca MillerBruce AltmanElizabeth WilsonDonald MoffatKamian AllenAida LinaresJohn MacKayMary GilbertPeter AppelHarsh NayyarJohn LeguizamoHarold HouseRobin BartlettCynthia MartellsJames Rebhorn

 Productora  Paramount Pictures

 




viernes, 4 de junio de 2021

Los Ricos también Lloran

El ser humano desde siempre ha sentido fascinación por la vida ajena, y por claramente el chismorreo, algo que quizá nació cuando el Homos Sapiens adquirió las capacidades lingüísticas para hablar no sólo de lo que le rodeaba, si no también, de los que tenía a su alrededor. Y así evolucionó desde las crónicas romanas como la Historia Augusta, que se leen más como una columna de cotilleos de la prensa amarilla, hasta llegar a la Edad Media, en donde los campesinos se servían del chismorreo en procesos judiciales o conflictos de repercusión pública.

El ser humano siempre ha tenido  avidez por estos chismorreos, y aunque no surge la palabra "cotilla"  como tal, hasta el siglo XVI en castellano, o el término "gossip" con la Comedia de los Errores de Shakespeare, existir han existido.

The Boys from Siracuse, adaptación musical de 1940 de Shakespeare

La fascinación por conocer las vidas ajenas, y ver cómo afectan las pasiones más humanas a todo hijo de vecino, siempre ha resultado fascinante, y por supuesto, era natural, que la literatura acabara recogiendo este tipo de elementos, que llegaron a su grado máximo en los conocidos "folletines" del siglo XIX, novelas populares, que se originaron en Francia, pero que acabaron extendiéndose por todo el mundo. De hecho, Alberto Villegas Cedillo, reconoce una suerte de “movimiento literario” basado en la gran producción de folletines en Latinoamérica desde mediados del siglo XIX y principios del XX, y  advierte sobre una consideración negativa asociados a ellos: “Algunos consideran que este movimiento literario no es digno de tomarse en cuenta por carecer de calidad literaria y suelen llamarle: subliteratura,  infraliteratura o literatura de segundo o tercer orden".

Los medios y la popularización de estos libros, dieron lugar a las novelas románticas y populares, a las fotonovelas, radionovelas y finalmente, telenovelas, que se expandieron principalmente desde los años 70 a España, y que en la actualidad, se ven dominadas por producciones turcas.

Corrin y Josh O'Connor como un casting ideal de los Príncipes de Gales

¿Pero qué pasa cuando el "culebrón" tiene un número de capítulos limitados, y está hecha con una producción lujosa, actores reconocidos y solventes? Pues que esta historia que nos cuenta pasiones muy terrenales acaba alcanzando "status" de culto. Bien conocidos son las adaptaciones de "El Pájaro Espino", por ejemplo, que sigue siendo recordada por encima de otros productos del momento, o incluso hasta cierto punto, la serie "The Crown", que aunque histórica y de una factura excelente, no deja de entrar en el terreno de la murmuración.

Netflix nos ha traído dos nuevos ejemplos en el último mes: la miniserie "Halston" y una nueva temporada de "Luis Miguel", y por supuesto que el espectador quedará enganchado, porque cuenta historias de figuras más o menos conocidas (según seas un apasionado de la música melódica o de la moda), contadas con buen presupuesto, actuaciones correctas y sobretodo, morbo y cotilleo.

"Halston" un gran vehículo para el lucimiento en particular de Ewan McGregor, cuenta la historia de la subida y descenso a los infiernos del diseñador americano del mismo nombre. Una figura controvertida, rodeada de la farándula estadounidense de los años 70, con la gloria de vestir a la mujer americana del momento y poder "toser" a la "haute couture" (o más bien, prêt-à-porter francés), y sobretodo, salpicada por los escándalos del Studio 54: drogas, sexo desinhibido y glamour neoyorkino. Y admitámoslo, como si se tratara de un accidente a cámara lenta, la serie es muy probable que te enganche, pues está hecha con cierta factura clásica y buena planificación, aunque al acabar te preguntes, si ha podido ser lo que deseabas ver o no.

McGregor como Halston

McGregor y Ryan Murphy, el creador de la serie, han adaptado un polémico libro de Steven Gaines sobre la figura del diseñador, y ahora la familia, se queja del retrato realizado. Debemos entender que cualquier adaptación sobre una figura pública puede ser objeto de una posible "mitificación" o un "arrastre por el barro". Está claro, que mientras más escandalosa pueda ser la historia, más podrá impresionar al público. ¿Es el Halston de la serie el real? Bastante poco probable, pero no será difícil decir qué imagen quedará en la cabeza de los telespectadores, cuando el "relato" acabe con el "dato".

"Luis Miguel" es un caso curiosísimo en este tipo de "biopics". Está producida por el mismo artista, teniendo que cambiar nombres de personas reales, para evitar pleitos, y la vendió como un modo "contar su historia", algo que siempre había evitado.

La primera temporada, con un más que correcto Diego Boneta, quedaba eclipsada por el maravilloso Óscar Jaenada, que se comía al resto del reparto intepretando al padre más malvado de la historia de la televisión iberoamericana: Luisito Rey. La segunda parte adolece de la trama fuerte de la primera y de este personaje malévolo, pero sigue dejándose ver si estás interesado en el cantante o el momento y ambiente donde se desarrolla.

Oscar Jaenada y Diego Boneta como padre e hijo

El problema de "Luis Miguel" es que, obviamente, estás viendo la visión del propio artista, que está "arreglando" cuentas con su pasado, pero a la vez, te preguntas cómo puede estar mostrando partes de su vida donde no queda como la persona más brillante o inteligente, e incluso, por motivos de llamar la atención del espectador, muestra una cierta carencia de escrúpulos o nos meten "escenas subidas de tono", incluso alguna protagonizada por la "hija" del mismo con su novio. El artista se está mostrando "cómo es", dando detalles que podrían ser excesivos si se le considerara como una figura verdaderamente real.

Pero no, el Halston o el Luis Miguel que vemos ahí, por motivos admitidos o no, no es la realidad: esto  que ves es un culebrón, una nueva muestra de como decía aquella telenovela de los años 80, "los ricos también lloran", de apelar a nuestro morbo, cotilleo y ganas de murmuración, y la productora lo sabe. Porque la vida es la realidad, pero la ficción es un campo para la imaginación que acabará influyendo en el recuerdo de lo que es cierto.

Carmen R.

Fuentes:

- Alonso, Guillermo. Breve Historia del Chismorreo y la Murmuración: de los neardertales a 'Sálvame'. Vanity Fair, 2014.

- Cameron, Averil. El Bajo Imperio romano (284-430 d. de C.). Encuentro, 2001.

- De Bustos, Rosa. ¿Por qué chismorreamos desde hace 70.000 años?. La Vanguardia, 2020.

- Risco, Ana María. El folletín como producto de la cultura popular en la prensa de fines del siglo XIX. Entre el estereotipo y el reconocimiento de un género en el diario El Orden. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica (CONICET) - Universidad Nacional de Tucumán (Argentina), 2012.