Cualquiera que sea un poco aficionado al mundo de los tebeos, sabrá que en su mayoría, su distribución es similar a la de un folletín del siglo XIX. Semana tras semanas, los protagonistas se enfrentan a diferentes peligros, crecen sus dificultades y cierran un ciclo de cómics. Los fans, al igual que aquellos caballeros y damas victorianos, esperan su ración semanal de aventuras, y a veces se compran un libro que recoja toda la historia.
Sí, hoy toca hablar de los Vengadores y Marvel |
Como ya se supo desde la época de Dumas, Conan Doyle o Galdós, los folletines eran un buen negocio, pues los editores de los capítulos se aseguraban ventas y consumo habitual entre su clientela, lo que implicaba unas ganancias fijas. Replicar este comportamiento en otras esferas fuera del mundo editorial, ha sido un objetivo del mercado radiofónico y audiovisual durante décadas. Desde las radionovelas o culebrones, que se basan en la nostalgia o cariño del público, hasta la simple explotación de personajes.
El mundo del cómic, como he dicho, nunca fue ajeno a este formato, y desde la llegada del Superman de Donner, y su éxito, se decidieron generar secuelas. Algo que se repitió con los Batmans que inició Burton. La aventura de la editorial DC a través de Warner, había generado un éxito considerable, y creación de sagas. El modelo, una vez superados los problemas técnicos y de falta de presupuesto, fue imitado por Marvel, a través de diferentes productoras cinematográficas, con los X-Men del ahora repudiado Singer, o el icónico Spider-Man de Raimi, que se tradujeron en una recaudación de taquilla generalmente estupenda y en la implantación del género de superhéroes a lo largo de lo que llevamos de siglo.
Uno de los grandes momentos (de los muchos) de Spider-Man 2
Pero Marvel quería más. Como ese villano que quiere dominar el mundo, quería no ser un socio más del film, quería llevar la voz cantante. Y es cuando el proyecto más grande y la operación empresarial más importante en el mundo del cine de los últimos años aparece: el universo MCU.
La editorial había vendido los derechos de sus joyas de la corona a otros estudios como Fox o Sony, y ¿qué personajes podía usar si quería hacer su propia aventura cinematográfica? Más bien pocos, desconocidos, ignorados o denostados. Pero era el momento de apostar fuerte, y si el personaje no era muy popular, si el presupuesto se limitaba debido a que se iba en efectos especiales, ¿qué hacer? El productor Kevin Feige lo tuvo claro: escoger al actor adecuado. Y dicho intérprete era conocido, pero había pasado por su propio infierno particular y no estaba en lo más alto de Hollywood, todo lo contrario, le pasaba como a Tony Stark, había caído a los infiernos: era Robert Downey Jr.
Él es Iron-Man. Acierto total de casting para este personaje
La llegada de Iron-Man y la planificación de la conocida Fase 1, es, vuelo a repetir, una de las operaciones de planificación empresarial más importantes de comienzos de nuestro siglo XXI en el mundo del espectáculo, y una copia de lo ya realizado en los tebeos. No, no se trataba de hacer una saga, se iba a hacer a hacer un universo. Escoger personajes “menores” de la editorial Marvel, darles un comienzo, ver la respuesta y unirlos en una película, al igual que con los cómics. Cada película actuaría de entrega de ese folletín que se implicaba en esa Fase. Era cuestión de dar a conocer al público dichos personajes, darles una aventura para que tuvieran una base, soltar pequeñas gotas de las historias en papel, pero también de las otras películas que saldrían, y acabar con un gran evento o fin de fase.
Marvel mezcla y remezcla. Una vez que estás en su universo, puedes aparecer donde sea
El dinero empezó a llegar en cantidades industriales. Disney apareció. Las películas explotaron globalmente a todos, porque en general, si te gusta el género, siempre hemos querido héroes, independientemente de donde vengamos. Todos los films siguen un patrón parecido: héroe con problemas que aprende algo en su film, con gotitas de humor, una violencia ligera, un romance blanco para toda la familia, actor poco conocido o con papeles previos que lo cancelarían como el protagonista (el caso de los tres Chris: Evans y su Antorcha Humana, Pratt antes de su transformación física, Hemsworth y su origen desconocido), aparición de secundarios de lujo pero de capa caída/o en (pre)jubilación (Robert Redford, Anthony Hopkins…), y Samuel L. Jackson para unirlos a todos.
No sé si una de las variables de la fórmula es llamarse Chris
En fin, que gracias esta fórmula, ya llevamos más de 20 películas y tres fases o folletines, unidos entre sí. Y con esta prueba de paciencia para el seguimiento del culebrón MCU. En algunos casos, las películas sobresalían, quizá especialmente a los directores o guionistas, saliéndose de esa media que quería controlar el estudio. Ejemplos así son el gran film de acción y thriller que es Capitán América: El Soldado de Invierno (un personaje que no imaginamos que haría el arco que hizo), Thor: Ragnarok (su directork Taika Waititi, nos devolvió los films de héroes más coloridos y divertidos), o Guardianes de la Galaxia (sin ser personajes conocidos, James Gunn puso un poco más de mala uva de la habitual, y nostalgia, que encandiló).
El comienzo ideal cuando quieres ser el Indiana Jones espacial
Como espectadores, se llega a un nivel, para algunos, en los que se abandona o se ve sólo las de aquellos héroes que gustan, y ahí estaba yo, viendo Endgame y preguntándome cómo la película que era la culminación de otras veinte, llena de guiños a esas pelis, homenajes o continuaciones de cosas que sucedieron ya hace 10 años, podrían ser seguidas por un público normal, no fan, no comiquero. ¿Estaba funcionando la película si no se tenían referencias previas? ¿Se podía disfrutar de la misma? ¿Se puede leer el capítulo final de un folletín sin haber leído el resto? ¡Si había guiños a series como Agente Carter que no todo el mundo había visto! Sí, porque Marvel también, visto el éxito alcanzado, extendió su producción al canal ABC con Agente Carter y Agentes de Shield, para un público familiar, y se lanzó de lleno a uno relativamente más adulto con las historias neoyorkinas de Daredevil, Jessica Jones o Luke Cage en Netflix (estos no se incorporaron al film por no confundiar al público no fan).
Hay que ver todo el vídeo: la escena original (Soldado de Invierno) y el guiño (Endgame)
Pues en eso estaba yo al ver esta película, pensando en esa culminación de más de 20 películas. Una operación a largo plazo, que es el sueño de cualquier productor cinematográfico y que se seguirá extendiendo, mientras el público lo acepte y no se canse de ello. ¿Qué entendería acerca de Vengadores: Endgame un espectador que la viera por primera vez sin saber nada de lo anterior? Supongo que se adaptaría, incluso ayudado con el cambio del tono del film respecto al a aventura precedente (de acción algo seria superheróica, a una aventura con humor y viajes en el tiempo). Pero está claro que estaría leyendo un número más de un folletín, que podría disfrutar si es de su gusto, aunque perdería el hilo argumental de las tramas que convergen ahí. Es entonces cuando caes en que además de la lectura referencial que le darán los fans más acérrimos del mundo de las viñetas, habrá una segunda lectura de la cultura popular que ha seguido este culebrón a lo largo de los años, y otra para el espectador ocasional.
Un montón de gente. Un montón de historias y una gran idea
No es la primera vez que una película se interpreta en diferentes capas según las experiencias del espectador, y el ejemplo más claro es ver una adaptación juvenil de Shakespeare, pues estará el erudito y amante del dramaturgo inglés y el otro espectador, que desconozca, quizá, su obra o persona. Igualmente aquí, habrá varias capas, y en todas ellas, los productores sacarán beneficio. Me pregunto, eso sí, cómo se verán dentro de 50 años, como una colección clásica de buen cine o sólo como un ejercicio inteligente de mercadeo hollywoodiense. Ahí está también la cuestión.
Carmen R.
2 comentarios:
Buena entrada. Es buena la reflexión del tiempo. Dentro de 10 años, cuando las nuevas generaciones quieran ver endgame, van a tener que tragarse 20 películas. Es el único defecto que le veo a la construcción de un universo cinematográfico, que para nuevas generaciones, van a necesitar un contexto y las pelis puede que no envejezcan tan bien. Saludos y gracias por el curro.
Gracias brenllae9@gmail.com
La verdad es que sí, será tener que ver lo anterior, y lo de envejecer, hay cosas y cosas. He visto las dos primeras de Raimi y para mí siguen siendo estupendas, pero ahora son tan diferentes de lo que se hace, que se nota que son de otra época. El tiempo nos dirá.
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